Victoria p¨ªrrica o nada de nada
Una parte de los mismos que han acusado de modo insistente al Gobierno -con raz¨®n- de que no se enter¨® de la profundidad de la crisis econ¨®mica durante m¨¢s de dos a?os, naufragan ahora al analizar la naturaleza de lo que sucede en las ¨²ltimas semanas y manifiestan ceguera en sus comportamientos parlamentarios. Esta fase de las dificultades, la de la deuda soberana y privada y de nuevos percances financieros en la solvencia de las entidades, se caracteriza por la rapidez con la que se manifiesta en los mercados, su extrema volatilidad y la necesidad de combatirla con instrumentos que desbordan ampliamente la acci¨®n de los Gobiernos, sean estos de la ideolog¨ªa que sean.
Lo m¨¢s importante de las palabras del vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Joaqu¨ªn Almunia, en la reuni¨®n del C¨ªrculo de Econom¨ªa de Sitges, no fue la cr¨ªtica al PP por su irresponsabilidad al no haber votado en el Congreso las medidas de contenci¨®n del gasto ("aquellos que defendieron durante tiempo la necesidad de acometer reformas y luego, cuando estas se toman, se bajan del autob¨²s"), pues la misma la hace la pr¨¢ctica totalidad de la comunidad empresarial responsable, sus hom¨®logos europeos y -me consta- distintos dirigentes del PP que no forman parte del gran aparato burocr¨¢tico de la calle de G¨¦nova. Lo significativo de la alocuci¨®n de Almunia fue cuando dijo que, si no se hubiera aprobado el decreto: "Hoy podr¨ªamos no haber celebrado esta reuni¨®n y todos estar¨ªamos ocupados en tareas m¨¢s inmediatas y urgentes". Lo que subraya, en toda su crudeza, la potencial reacci¨®n negativa de los mercados y el p¨¢nico que podr¨ªa haberse desarrollado a continuaci¨®n en los mismos si la ruleta rusa del Congreso hubiera conducido a otros resultados.
El desenlace de las crisis mayores, con tan alto grado de peligrosidad, como la que estamos padeciendo, depende de la capacidad de las ¨¦lites pol¨ªticas y financieras para responder de manera r¨¢pida, en¨¦rgica y coordinada, as¨ª como de la capacidad que los ciudadanos depositen en esas respuestas. Lo demuestra el historiador Carlos Marichal (de tal palo, tal astilla: es hijo de don Juan Marichal) en su excepcional libro Nueva historia de las grandes crisis financieras (editorial Debate), en el que estudia las habidas desde 1873 -la primera crisis financiera mundial- y sus caracter¨ªsticas comunes.
La semana pasada, en el Congreso no se trataba de apuntalar al Gobierno de Zapatero, aunque ello fuera una consecuencia indeseada para muchos, sino de dar fuelle a la econom¨ªa del pa¨ªs y evitar que las agencias de calificaci¨®n de riesgos no degradasen m¨¢s de un escal¨®n la deuda del Reino de Espa?a y, como consecuencia, que todos, los tres escalones de la Administraci¨®n y las empresas privadas, tuvieran que pagar m¨¢s por renovar sus cr¨¦ditos o adquirir otros (en el caso afortunado de que se los concediesen). Eso es lo principal que se estaba jugando, lo que entendi¨® Duran i Lleida (aunque jugasen tambi¨¦n otros intereses) y lo que no estuvo en la cabeza de Mariano Rajoy y su equipo econ¨®mico, cegados por las presuntas consecuencias electorales que para ellos tendr¨ªa la debilidad del Ejecutivo.
Las elecciones adelantadas son otro ejemplo de incomprensi¨®n de la coyuntura. No solo por la inacci¨®n y la incertidumbre que generar¨ªan durante el largo periodo de la campa?a, sino por las dudas que el cuerpo electoral tiene sobre las condiciones del m¨¢s que hipot¨¦tico ganador: ni un liderazgo rotundo, ni un equipo testado y solvente, ni un programa econ¨®mico conocido. Y lo que es peor, sin un pacto para gobernar. Si el PP hubiera facilitado un gran acuerdo transversal (que incorpore a las comunidades aut¨®nomas) y con una duraci¨®n que supere el marco de la actual legislatura (para que sea quien sea quien gobierne en el futuro inmediato cuente con el apoyo de su oposici¨®n), tendr¨ªa m¨¢s posibilidades de sacar a Espa?a de esta pesadilla, con un paro estructural muy alto, el empobrecimiento de las clases medias y la p¨¦rdida de poder adquisitivo de todos.
Al desnudar la debilidad del Gobierno la pasada semana y que la norma de austeridad se aprobase por un solo voto de diferencia, Rajoy obtuvo una victoria p¨ªrrica y quiz¨¢ solo pueda decir como el rey de Epiro: "Otra victoria como esta y volver¨¦ solo a casa".
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