Baratijas
Si el dinero es el rey absoluto, el dios que gu¨ªa la pol¨ªtica y la jerarqu¨ªa social; si la meta es el dinero, el medio es el dinero y el impulso creativo para cualquier actividad es el dinero, lo gratuito solo puede ser despreciable. Matem¨¢tica pura. Si el valor es lo fundamental, algo regalado es despreciable. Los grandes gigantes de Internet lo tienen claro: se han hecho ricos convirtiendo en gratuito aquello que no pose¨ªan: el contenido. A cambio, el gran lucro ha venido del precio de conexi¨®n, la hegemon¨ªa de dos buscadores y la venta de contenedores tecnol¨®gicos por llenar.
El otro d¨ªa fui al cine y por comprar una chocolatina en el bar me regalaron el DVD de una pel¨ªcula de Godard. Ayer, domingo, recib¨ª gratis con este peri¨®dico otro DVD de una pel¨ªcula. En la casa de un conocido recorr¨ª el estante de pel¨ªculas, y no encontr¨¦ ninguna adquirida en una tienda; todas estaban salidas de promociones de peri¨®dicos, revistas, supermercados. Me di cuenta de que el tipo no pose¨ªa las pel¨ªculas que quer¨ªa, sino aquellas que le hab¨ªan regalado.
Nadie se aventura a comprar una pel¨ªcula a su precio, no vaya a ser que a la semana siguiente se la regalen con el papel higi¨¦nico.
La peor noticia para un mercado es el desprestigio de la mercanc¨ªa que vende. La primera responsabilidad de quien practica un oficio tendr¨ªa que ser el respeto al propio oficio. La segunda, obviamente, el respeto al cliente. Vender una pel¨ªcula a 15 euros, que unas semanas despu¨¦s llega gratis envuelta en cualquier promoci¨®n, bordea la estafa si no la burla.
El empresario de medios Rupert Murdoch, vuelve a avisar de que cabeceras de su propiedad como The Times o The Sunday Times pronto cobrar¨¢n por el acceso en la Red.
La prensa comenz¨® a autodesprestigiarse al fantasear con su desaparici¨®n, pero acab¨® de hundirse cuando le grit¨® al mundo: "?Soy gratis!", lo que hoy quiere decir: "Mirad qu¨¦ poco valgo".
Una ma?ana fui al quiosco y vi a una mujer llevarse el obsequio que ofertaba un peri¨®dico, pero cuando el quiosquero le entreg¨® el peri¨®dico correspondiente, ella lo rechaz¨®: "?Y eso para qu¨¦ lo quiero?". Volver a convertir la baratija en un lujo requerir¨¢ un esfuerzo vocacional.
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