Batman, ?vuelve!
Hasta ahora, cre¨ªa que los lectores jug¨¢bamos con ventaja. Durante muchos a?os, los libros de mi vida me han servido para explicarme el mundo, como una galer¨ªa de infinitos espejos capaces de reflejar la realidad desde todos sus ¨¢ngulos. Ya no. Ahora, los libros ya no sirven de nada. Menos mal que tambi¨¦n me han gustado siempre las pel¨ªculas de Batman.
Los portavoces de los grupos de oposici¨®n claman en el Congreso por la convocatoria de elecciones anticipadas, y la tradicional estructura de su discurso incrementa mi perplejidad. El Joker ataca desde sus cuarteles generales del subsuelo, el Ping¨¹ino dise?a su estrategia en una inexpugnable base del Polo Norte, y Catwoman estrena un nuevo modelito de neopreno. Mientras tanto, ?vamos a votar? Votemos. Es m¨¢s, votaremos. ?Y qu¨¦? Ganar¨¢n los mercados, impondr¨¢n su pol¨ªtica, asfixiar¨¢n a cualquiera que pretenda ir contra sus intereses. Y se pasar¨¢n nuestros votos por el forro.
En la cabeza de los misiles simb¨®licos de los nuevos amos del mundo, que ocultan sus rostros tras siglas y caretas, como el Joker, como Catwoman, como el Ping¨¹ino, est¨¢ inscrita esta leyenda: "No se puede hacer otra cosa". Si a ustedes tambi¨¦n les gustan las pel¨ªculas de Batman, recordar¨¢n que los pol¨ªticos m¨¢s agresivos ante los micr¨®fonos, son tiernos, d¨®ciles como corderitos, cuando los villanos los llaman a cap¨ªtulo. La diferencia con la realidad es que Batman no existe. Si los ciudadanos no somos capaces de representar su papel, si renunciamos a defender nuestros derechos y nos dejamos aplastar por el discurso de que cualquier resistencia es in¨²til, la soberan¨ªa popular, principio b¨¢sico de la democracia, se convertir¨¢ en la c¨¢scara decorativa de la tiran¨ªa financiera. Celebraremos elecciones, s¨ª, iremos a votar, habr¨¢ vencedores y derrotados, sonrisas y l¨¢grimas, pero siempre ganar¨¢n los mismos.
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