Hacia el contrato ¨²nico
Reducir la precariedad contractual y cambiar la negociaci¨®n colectiva favorecer¨¢ la recuperaci¨®n
El primer plazo para concluir la reforma laboral acab¨® ayer sin acuerdo entre el Gobierno y los agentes sociales. Hay razones para entender que la oportunidad de un pacto entre sindicatos y patronal se ha agotado y que el Ejecutivo tendr¨¢ que aprobar la reforma por decreto. A pesar de ello, la vicepresidenta Salgado precis¨® que el Gobierno lo har¨¢ antes de que termine junio; as¨ª, confirmaba que los negociadores tienen unos d¨ªas de pr¨®rroga para apurar la posibilidad de un pacto y, de paso, intentaba cargarse de raz¨®n ante la reacci¨®n de los sindicatos, que siguen amenazando con una huelga general.
El presidente del Gobierno tiene la obligaci¨®n de aprobar con premura una reforma del mercado de trabajo; se trata de impulsar la creaci¨®n de empleo en la estela del m¨¢s peque?o indicio de recuperaci¨®n. No es recomendable fundamentar el crecimiento en contratos basura, de baja cualificaci¨®n, con coste cero de despido. Con este tipo de contratos, ¨²tiles en otra coyuntura, cristaliz¨® la dualidad del mercado, en el que coexisten trabajadores con contratos fijos y derechos plenos y trabajadores contratados a tiempo parcial, a veces por d¨ªas, y que cobran cantidades irrisorias. En este modelo enterraron sus esfuerzos muchos j¨®venes, expulsados en cuanto se confirm¨® la recesi¨®n.
Una reforma laboral congruente con un crecimiento menos dependiente del ladrillo tendr¨ªa que acabar, en primer lugar, con la dualidad del mercado imponiendo un contrato fijo ¨²nico para las nuevas incorporaciones al empleo. Hay materia de controversia en la cuant¨ªa del despido; el Gobierno se inclina por abaratar la indemnizaci¨®n (la sugerencia conocida es que sea de 33 d¨ªas), que no parece un desprop¨®sito; tampoco lo ser¨ªa que la indemnizaci¨®n se graduase en relaci¨®n con el tiempo trabajado.
La reforma de la negociaci¨®n colectiva es el otro pilar de la reforma laboral. La negociaci¨®n de los salarios debe abandonar la estratosfera del convenio sectorial y aproximarse al ¨¢mbito de la negociaci¨®n directa de las empresas con sus empleados. La econom¨ªa espa?ola ha perdido competitividad respecto al ¨¢rea euro (unos 15 puntos en 10 a?os) en parte porque los crecimientos salariales est¨¢n indexados con relaci¨®n a la inflaci¨®n y no a la productividad o a los resultados. Una negociaci¨®n m¨¢s realista corregir¨ªa la p¨¦rdida de competitividad que obstaculiza la recuperaci¨®n econ¨®mica.
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