Consejos a un Gobierno entre tinieblas
Debido a la personalidad y a las ideas de su presidente, los sucesivos Gobiernos de Zapatero han estado m¨¢s pensados para repartir la abundancia que para administrar la escasez. As¨ª que cuando ¨¦sta ha llegado en forma de crisis econ¨®mica es como si a un caminante le rodeara de repente, en plena noche, una espesa niebla, de esas que impiden ver m¨¢s all¨¢ de la punta de los zapatos. Todo lo que queda para orientarse en una situaci¨®n as¨ª son los ruidos y las voces.
Pero elegir entre esas voces cuando estamos sumidos en el desconcierto no es tarea f¨¢cil. As¨ª que, para simplificar su tarea, aqu¨ª van algunos consejos sobre cu¨¢les son las voces que no debe o¨ªr nuestro Gobierno, si quiere encontrar la salida de las tinieblas que le rodean.
No hay que escuchar solo a los empresarios, los mercados financieros y los organismos como el FMI
En primer lugar, y aunque le cueste trabajo, dado el entusiasmo con que en los ¨²ltimos tiempos los socialistas espa?oles han descubierto la figura del emprendedor, no debe hacer caso de las voces de los empresarios. Y para que no parezca que es una cuesti¨®n personal, traducir¨¦ un poco libremente lo que dec¨ªa Josiah Child, uno de esos autores de panfletos -y empresario de post¨ªn- que en la Inglaterra de fines del siglo XVII echaron los cimientos del pensamiento econ¨®mico moderno: "Los empresarios, aunque pueden ser hombres buenos y sabios, no son siempre los mejores jueces de la econom¨ªa del pa¨ªs. La raz¨®n es que sus ojos est¨¢n tan fijos en sus negocios que no tienen tiempo de pensar en lo que es m¨¢s ventajoso para el pa¨ªs en general".
La recomendaci¨®n es especialmente oportuna entre nosotros porque, en momentos como ¨¦ste, los dirigentes empresariales est¨¢n convencidos de que la ¨²nica salida de la crisis pasa por hacerles la vida m¨¢s f¨¢cil en sus empresas. Y para lograr eso su receta es siempre la misma: pocos impuestos, m¨ªnimos derechos laborales y bajos salarios.
Sin embargo, conviene siempre recordar, porque la tendencia a pasarlo por alto es muy fuerte, que en Europa, que es un excelente campo de pruebas por la variedad de experiencias que presenta, las econom¨ªas m¨¢s competitivas y avanzadas son las de los pa¨ªses n¨®rdicos, que no son las que tienen menor presi¨®n fiscal y menos derechos laborales, sino al rev¨¦s.
En cuanto a los salarios, ah¨ª tenemos el caso de Estados Unidos, cuyo ¨¦xito, el de una econom¨ªa innovadora y emprendedora, debe mucho al hecho de haberse desarrollado desde sus comienzos en un contexto de altos salarios, debido a la escasez de trabajadores.
El problema de Espa?a es que, durante las d¨¦cadas decisivas del desarrollo de su econom¨ªa (en el siglo que va desde la Restauraci¨®n de la monarqu¨ªa en 1876 hasta la muerte de Franco en 1975), intenta un modelo, como ahora se dice, de alta protecci¨®n frente al exterior, bajos salarios y baja presi¨®n fiscal, que se tradujo en una econom¨ªa pobre desde el punto de vista de la investigaci¨®n y la innovaci¨®n.
A pesar de los cambios de las ¨²ltimas d¨¦cadas, esas carencias siguen haci¨¦ndose notar en aspectos como la excesiva dependencia de un sector de baja tecnolog¨ªa como la construcci¨®n, en la escasez de empresas punteras a nivel internacional en sectores como el industrial o el tecnol¨®gico o en el permanente y abultado d¨¦ficit comercial que, en momentos como el actual, de dificultades crediticias, es un lastre a?adido para salir de la crisis.
La segunda recomendaci¨®n llega un poco tarde, tras la aprobaci¨®n del recorte de gasto anunciado por el Gobierno los d¨ªas pasados y aprobado, aunque por los pelos, por el Congreso. Pero ah¨ª va de todos modos: el Gobierno no debe seguir al pie de la letra las recomendaciones de los mercados financieros, aunque vengan amplificadas por los ministros de finanzas de la Uni¨®n Europea o los t¨¦cnicos del FMI. Porque, como est¨¢n recordando voces autorizadas, combatir el d¨¦ficit mediante recortes s¨²bitos y espectaculares del gasto p¨²blico es dudoso que tranquilice a los mercados financieros y en cambio es probable que frene la recuperaci¨®n. Y sin ¨¦sta no solo se har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, sino que se pone en peligro la estabilidad del sistema financiero espa?ol, que es en estos momentos uno de los principales motivos de alama sobre nuestra econom¨ªa.
Pero hay m¨¢s. Un recorte masivo y r¨¢pido del gasto del Gobierno hace muy dif¨ªcil, si no imposible, una reforma laboral que alivie las cargas sociales de las empresas y mantenga a la vez, aunque por v¨ªas distintas (hablando en plata: con cargo a los presupuestos del Estado) los derechos de los trabajadores.
Todo el mundo coincide en que sin una reforma laboral nuestra excepcional tasa de paro no podr¨¢ reducirse al ritmo adecuado. Pero si no hay dinero para poner sobre la mesa, esa reforma puede o quedarse corta o propiciar una conflictividad social que nadie dice desear.
Este recordatorio del problema del desempleo nos conduce a la tercera y ¨²ltima de nuestras recomendaciones: no hay que hacer sobre todo caso de las voces que hablen de recuperaci¨®n mientras las cifras de paro sigan en los astron¨®micos niveles actuales.
Mario Trinidad, ex diputado socialista, es escritor.
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