Israel-Gaza: alto a la desinformaci¨®n
Nadie muere de hambre en Gaza, Israel solo bloquea la entrada de armas. Pero unos tontos ¨²tiles se embarcaron en una epopeya miserable, cayendo en la trampa de los fan¨¢ticos del apocalipsis antijud¨ªo
Evidentemente, no he cambiado de posici¨®n. Como dije ese mismo d¨ªa en Tel Aviv, durante un acalorado debate con un ministro de Netanyahu, la forma en que se desarroll¨® el asalto, frente a las costas de Gaza, del Mavi M¨¢rmara y su flotilla me sigue pareciendo "est¨²pida".
Y si me hubiera quedado la m¨¢s m¨ªnima duda de ello, el abordaje, este s¨¢bado por la ma?ana y sin violencia alguna, del s¨¦ptimo nav¨ªo habr¨ªa terminado de convencerme de que hab¨ªa otras formas de actuar para evitar que se cerrase as¨ª, es decir, con un ba?o de sangre, la trampa t¨¢ctica y medi¨¢tica que le tendieron a Israel los provocadores de Free Gaza.
Una vez dicho esto, tampoco se puede aceptar, no obstante, el raudal de hipocres¨ªa, mala fe y, por si fuera poco, desinformaci¨®n que parec¨ªa no esperar sino este pretexto para, como siempre que el Estado jud¨ªo da un traspi¨¦, inundar los medios de comunicaci¨®n del mundo entero.
?C¨®mo un escritor del temple del sueco Henning Mankell ha podido dejarse enga?ar?
Los batallones de tartufos lamentan que Israel no se preste a un simulacro de justicia universal
Desinformaci¨®n: la f¨®rmula, machacada ad n¨¢useam, del bloqueo impuesto "por Israel", cuando la m¨¢s elemental honestidad exigir¨ªa que se precisara: "por Israel y por Egipto", conjuntamente, por ambas partes, por los dos pa¨ªses id¨¦nticamente fronterizos con Gaza. Y esto con el benepl¨¢cito apenas disimulado de todos los reg¨ªmenes ¨¢rabes moderados, encantados de ver a otro contener, en inter¨¦s y para satisfacci¨®n de todos, la influencia de ese brazo armado, de esa avanzadilla y, un d¨ªa, tal vez, de ese portaaviones de Ir¨¢n en la regi¨®n.
Desinformaci¨®n: la idea misma de un bloqueo "total y despiadado" (Laurent Joffrin, en su editorial del diario franc¨¦s Lib¨¦ration del 5 de junio) que convierte "en reh¨¦n" (ex primer ministro Dominique de Villepin, en Le Monde del mismo d¨ªa) a la "humanidad en peligro" de Gaza. El bloqueo, no nos cansaremos de recordarlo, solo ata?e a las armas y a los materiales que sirven para fabricarlas, y no impide que pasen desde Israel entre 100 y 120 camiones diarios cargados de v¨ªveres, medicamentos y material humanitario de toda clase. La humanidad no est¨¢ "en peligro" en Gaza. Decir que en las calles de la ciudad de Gaza se "muere de hambre" es mentir. Podemos discutir si el bloqueo militar es o no la mejor opci¨®n para debilitar y, un d¨ªa, derribar al Gobierno fascislamista de Ismail Haniyah, pero lo que es indiscutible es el hecho de que los israel¨ªes que sirven, d¨ªa y noche, en los puestos de control entre ambos territorios son los primeros en hacer la elemental pero esencial distinci¨®n entre el r¨¦gimen (que hay que intentar aislar) y la poblaci¨®n (a la que se cuidan mucho de confundir con ese r¨¦gimen y, a¨²n m¨¢s, de penalizar, pues, lo repito, la ayuda nunca ha dejado de llegar).
Desinformaci¨®n: el silenciamiento pr¨¢cticamente total, en el mundo entero, de la incre¨ªble actitud de Ham¨¢s, que, ahora que el cargamento de la flotilla ha cumplido su funci¨®n simb¨®lica; ahora que ha servido para incitar al Estado jud¨ªo al error y para reactivar con m¨¢s fuerza que nunca la mec¨¢nica de su demonizaci¨®n (Lib¨¦ration, de nuevo, publicaba un terrible titular: Israel, Estado pirata, que, si las palabras a¨²n significan algo, solo puede entenderse como una deslegitimaci¨®n del Estado hebreo); ahora que, en otras palabras, son los israel¨ªes quienes, una vez llevada a cabo la inspecci¨®n, deciden encaminar la ayuda hacia sus supuestos destinatarios, se silencia, dec¨ªa, la actitud de un Ham¨¢s que bloquea la mencionada ayuda en el paso fronterizo de Kerem Shalom y deja que se pudra tranquilamente: ?al diablo las mercanc¨ªas que pasaron por las manos de los aduaneros jud¨ªos!, ?a la basura los "juguetes" que han hecho llorar a tantos y tan caritativos europeos, pero que se han vuelto impuros tras las horas demasiado largas pasadas en el puerto israel¨ª de Ashdod! Para el gang de islamistas que, hace tres a?os, tom¨® el poder por la fuerza en la franja, los ni?os de Gaza nunca han sido otra cosa que escudos humanos, carne de ca?¨®n o reclamos medi¨¢ticos; sus juegos o deseos son la ¨²ltima cosa que les preocupa, pero ?qui¨¦n lo dice?, ?qui¨¦n se indigna por ello?, ?qui¨¦n se arriesga a explicar que si hay alguien en Gaza que toma rehenes, si alguien se aprovecha fr¨ªamente y sin escr¨²pulos del sufrimiento de la gente, y de los ni?os en particular, en resumen, si hay un pirata all¨ª, no es Israel sino Ham¨¢s?
M¨¢s desinformaci¨®n: irrisoria, pero teniendo en cuenta el contexto estrat¨¦gico, desinformaci¨®n al fin y al cabo: el discurso en Konya, en el centro de Turqu¨ªa, de un primer ministro que encarcela a cualquiera que ose evocar p¨²blicamente el genocidio armenio y tiene la desfachatez de denunciar el "terrorismo de Estado" israel¨ª ante miles de manifestantes exaltados que vociferan esl¨®ganes antisemitas.
Y a¨²n m¨¢s desinformaci¨®n: los lamentos de los tontos ¨²tiles que cayeron, antes que Israel, en la trampa de esos extra?os "activistas humanitarios" que son, la IHH turca (Humanitarian Relief Foundation en sus siglas en ingl¨¦s, Insani Yardim Vakfi en sus siglas en turco), por ejemplo, adeptos a la yihad, fan¨¢ticos del apocalipsis antiisrael¨ª y antijud¨ªo, hombres y mujeres que, en algunos casos, pocos d¨ªas antes del asalto afirmaban que quer¨ªan "morir como m¨¢rtires" (The Guardian del 3 de junio, Al Aqsa TV del 30 de mayo). ?C¨®mo un escritor del temple del sueco Henning Mankell ha podido dejarse enga?ar as¨ª? ?C¨®mo, cuando dice estar considerando la posibilidad de prohibir la traducci¨®n de sus libros al hebreo, puede olvidar la sacrosanta distinci¨®n entre un Gobierno culpable o est¨²pido y toda esa multitud que no se identifica en absoluto con este? ?C¨®mo ha podido asociar a uno y otro en el mismo insensato proyecto de boicot? ?C¨®mo una cadena de salas de cine (Utopia) puede, en Francia de nuevo y exactamente de la misma forma, desprogramar el estreno de una pel¨ªcula (A cinco horas de Par¨ªs) solamente porque su autor (Leonid Prudovsky) es ciudadano israel¨ª?
Desinformadores, finalmente, los batallones de tartufos que lamentan que Israel eluda las exigencias de una investigaci¨®n internacional cuando la verdad es, de nuevo, mucho m¨¢s simple y m¨¢s l¨®gica: lo que Israel rechaza es la investigaci¨®n solicitada por un Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el que campan a sus anchas esos grandes dem¨®cratas que son los cubanos, los paquistan¨ªes y otros iran¨ªes; lo que Israel no quiere es una din¨¢mica como la que desemboc¨® en el famoso informe Goldstone, encargado tras la guerra de Gaza por la misma simp¨¢tica Comisi¨®n y con ocasi¨®n del cual pudimos ver a cinco jueces, de los que cuatro nunca han ocultado su antisionismo militante, reunir en unos d¨ªas 575 p¨¢ginas de entrevistas de combatientes y civiles palestinos llevadas a cabo (?herej¨ªa absoluta y sin precedentes en este tipo de trabajo!) bajo la atenta mirada de los comisarios pol¨ªticos de Ham¨¢s. Lo que Israel ha hecho ha sido advertir (?c¨®mo reproch¨¢rselo?) que no se prestar¨¢ al simulacro de justicia internacional que representar¨ªa una investigaci¨®n chapucera, con unas conclusiones conocidas de antemano y que solo apuntar¨ªa, como de costumbre, a sentar, de forma perfectamente unilateral, a la ¨²nica democracia de la regi¨®n en el banco de los acusados.
Un ¨²ltimo apunte. Para un hombre como yo, para alguien que se honra de haber contribuido a inventar, junto con otros, el principio de este tipo de acciones simb¨®licas (Un barco para Vietnam; Marcha por la supervivencia de Camboya en 1979; boicots antitotalitarios varios; o, m¨¢s recientemente, violaci¨®n deliberada de la frontera sudanesa para romper el bloqueo al abrigo del cual se perpetraban las masacres en masa de Darfur), para un militante, en otros t¨¦rminos, de la injerencia humanitaria y del ruido que conlleva, hay en esta epopeya miserable una especie de caricatura, una mueca l¨²gubre del destino. Raz¨®n de m¨¢s para no ceder. Raz¨®n de m¨¢s para rechazar esta confusi¨®n de g¨¦neros, esta inversi¨®n de signos y valores. Raz¨®n de m¨¢s para resistirse a esta tergiversaci¨®n que pone al servicio de los b¨¢rbaros el esp¨ªritu mismo de una pol¨ªtica que fue concebida para combatirlos. Miseria de la dial¨¦ctica antitotalitaria y de sus virajes mim¨¦ticos. Confusi¨®n de una ¨¦poca en la que se combate a las democracias como si se tratara de dictaduras o Estados fascistas. Israel est¨¢ en el centro de este torbellino de odio y locura, pero al mismo tiempo, no lo olvidemos, algunas de las conquistas m¨¢s preciadas, en la izquierda sobre todo, del movimiento de las ideas de los ¨²ltimos 30 a?os se ven as¨ª en peligro. A buen entendedor...
Bernard-Henri L¨¦vy es fil¨®sofo franc¨¦s. Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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