La d¨¦cada de Turqu¨ªa
La gran vencedora de la crisis generada por el asalto israel¨ª a la flotilla de Gaza es Turqu¨ªa. Los nueve turcos que murieron en la agresi¨®n remachan crudamente el ¨¦xito de una maniobra propagand¨ªstica, pero tambi¨¦n humanitaria, que completa un tr¨¢nsito iniciado en 2002 con la llegada al poder en Ankara del partido Justicia y Desarrollo (Adalet ve Kalkinona). La rep¨²blica turca -sucesora en 1923 del Imperio Otomano- se est¨¢ pensando a s¨ª misma de nuevo a comienzos de siglo, y sus progenitores son el primer ministro Recep Tayyip Erdogan y su ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davotoglu, un pol¨ªtico de islamismo contemporizador y un acad¨¦mico que jam¨¢s hab¨ªa desempe?ado cargo p¨²blico alguno. El ministro, apodado El Metternich Turco, public¨® en 2001 un libro revelador: Profundidad estrat¨¦gica: situaci¨®n internacional de Turqu¨ªa (traducci¨®n del ingl¨¦s), obra de la que se han publicado ya 31 ediciones.
El pa¨ªs de la media luna ha pasado de gran aliado a oponente desairado de Israel
La Turqu¨ªa de Mustaf¨¢ Kemal, escribe Davotoglu, viv¨ªa atenazada "por una mentalidad de sitio" basada en "una amalgama de inseguridad, antagonismo, enfrentamiento y realismo de cortos vuelos". El pa¨ªs limitaba al norte con la URSS y al este y sur se extend¨ªa el Asia ¨¢rabe poblada por los que fueron insumisos s¨²bditos del califato. En ese oc¨¦ano hostil, Turqu¨ªa contaba solo con su pertenencia a la OTAN, la alianza norteamericana, la comprensi¨®n del Sha de Ir¨¢n, que desapareci¨® con la monarqu¨ªa en 1979, y un eventual acercamiento a Israel, Estado que como el turco hab¨ªa sido fundado o refundado modernamente y recelaba del entorno ¨¢rabe. El momento eucar¨ªstico entre ambos pa¨ªses lo constituy¨® el acuerdo de 1996, por el que la aviaci¨®n israel¨ª, cuyo exiguo cielo no da ni para despegar, se entrenaba en Turqu¨ªa, y la tecnolog¨ªa militar de Jerusal¨¦n repart¨ªa dividendos entre la milicia turca.
Davotoglu propugnaba la transformaci¨®n de Turqu¨ªa en un poder global, que olvidara su preocupaci¨®n casi neur¨®tica por la seguridad, que tuviera "cero problemas con sus vecinos", y proyectase un poder blando econ¨®mico y cultural desde los Balcanes al Asia central. Estambul presentaba entonces su petici¨®n de ingreso en la UE; el 11-S, con la nueva amenaza del integrismo terrorista, aconsejaba una pol¨ªtica proactiva hacia el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n, que se plasmaba en la apertura a Siria y la firma de 61 convenios (y a Irak con 48), la eliminaci¨®n del visado para ocho pa¨ªses y -todo ello en 2009- la reapertura de la frontera con Armenia, ex enemigo mortal que acusa a Turqu¨ªa de genocidio en la Gran Guerra. A fin de mayo pasado se produc¨ªa el intento de mediaci¨®n con Brasil para disuadir a Ir¨¢n de enriquecer uranio con fines militares; y como precipitado del periodo, el creciente aislamiento de Israel por la ocupaci¨®n de Palestina que el mundo entero condena, hac¨ªa al pa¨ªs mucho menos atractivo como socio.
Desde 2003, una serie de acontecimientos han abierto un progresivo abismo entre Israel y Turqu¨ªa. Ankara niega su territorio a Estados Unidos para invadir Irak; Israel ataca al movimiento chi¨ª de Hezbol¨¢ sostenido por Ir¨¢n en L¨ªbano y devasta vanamente Gaza para liquidar al grupo terrorista de Ham¨¢s, lo que provoca un enfrentamiento en Davos entre Erdogan y el presidente israel¨ª Simon Peres; y, m¨¢s grave a¨²n, la agresividad militar israel¨ª dinamita la mediaci¨®n turca con Siria. Erdogan, que no conoc¨ªa los planes israel¨ªes pese a que hab¨ªa actuado a petici¨®n de Jerusal¨¦n, se siente utilizado, y cancela las maniobras conjuntas previstas para octubre de 2009. Luego viene el abordaje. Turqu¨ªa ha pasado de gran aliado a oponente desairado de Israel y de inc¨®modo neutral a palad¨ªn de la calle ¨¢rabe, y casi todo debido a la inepta acci¨®n exterior de Israel.
Esa pol¨ªtica, que se ha calificado de neootomana, tiene como marco doctrinal la Alianza de Civilizaciones -que Ankara promueve conjuntamente con Madrid- cuyo objetivo es derrotar en su propio terreno las predicciones de Samuel Huntington con su Choque de civilizaciones. Un poder que ha decidido que ya es mayor de edad, que no supedita su pol¨ªtica a las admoniciones de Occidente y que deber¨ªa ser por ello a¨²n m¨¢s interesante para Europa, por lo que le aportar¨ªa profundidad en Asia, ve enrarecerse, sin embargo, las relaciones con Washington, en especial en esta bajamar petrol¨ªfera del presidente Obama; se alinea con la causa palestina; se consagra como una de las potencias emergentes que proclaman la multipolaridad del siglo XXI; y aspira, quiz¨¢ con desmesura, a que la d¨¦cada entrante sea la d¨¦cada de una nueva Turqu¨ªa euro-oriental.
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