El viraje de Erdogan
Desencanto con Europa y vac¨ªo regional alientan el protagonismo turco en Oriente Pr¨®ximo
Insospechadamente lejos quedan los d¨ªas en que una Turqu¨ªa musulmana se ve¨ªa a s¨ª misma como valladar de la OTAN frente a sus vecinos orientales. El pa¨ªs que hoy, bajo el tim¨®n de Recep Tayyip Erdogan, estrecha lazos con Ir¨¢n, Siria e Irak hasta extremos inquietantes, y pr¨¢cticamente ha congelado sus relaciones con Israel -tan trabajosamente construidas- por el sangriento atropello a la flotilla de Gaza, es una potencia comercial y diplom¨¢tica que se vuelve n¨ªtidamente hacia sus antiguos dominios en Oriente Pr¨®ximo.
Este viraje que difumina su fachada occidental y secular mostrada desde la era Ataturk comienza a conferir a Turqu¨ªa un halo irresistible en parte de la opini¨®n p¨²blica ¨¢rabe. Y al primer ministro Erdogan la condici¨®n de campe¨®n de la causa, por atreverse a gestos (desde la lejana negativa a abrir un segundo frente contra Irak, hasta su desplante en Davos al actual presidente israel¨ª) de los que son incapaces otros dirigentes regionales. Del realineamiento de Ankara -que tiene sus ra¨ªces en la llegada al poder en 2002 del partido islamista moderado Justicia y Desarrollo (AKP)- forman parte sus ambiciones comerciales y pol¨ªticas en ?frica, pero tambi¨¦n hechos tan impensables hace poco tiempo como el abierto apoyo al Ir¨¢n de Ahmadineyad (el populista Erdogan se apresur¨® a felicitar al l¨ªder iran¨ª por su triunfo en las fraudulentas elecciones de hace un a?o). Un apoyo materializado en el reciente acuerdo nuclear coprotagonizado por Brasil, que Washington y sus aliados consideran un intento de menoscabar su presi¨®n sobre Teher¨¢n. Y que Obama, que ha cortejado sin rodeos a Erdogan, ve con desaliento.
El giro de Ankara no se habr¨ªa producido en sus dimensiones actuales de no haber sido defraudadas una y otra vez las aspiraciones europe¨ªstas de Turqu¨ªa. Al desencanto con la UE, que no deber¨ªa ser irreversible, no han sido ajenos los profundos cambios de un pa¨ªs en el que cada vez tiene m¨¢s peso su opini¨®n p¨²blica y una renacida ¨¦lite musulmana ajena al dogma secularista de Kemal Ataturk. En la b¨²squeda del nuevo papel internacional turco, Erdogan ha aprovechado tambi¨¦n el acusado vac¨ªo pol¨ªtico de Oriente Pr¨®ximo, donde el enfangamiento de EE UU en dos guerras ha puesto de relieve los l¨ªmites de sus ambiciones planetarias. Todo se ha confabulado para acelerar el cambio de Turqu¨ªa, un vuelco cuyo alcance preciso e implicaciones est¨¢n todav¨ªa por escribir.
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