Espa?a evita pagar 2.000 millones en tratamientos a jubilados europeos
El pa¨ªs de origen cubrir¨¢ la atenci¨®n de los ciudadanos que vuelvan para curarse
No es extra?o que los ciudadanos de la UE que disfrutan en Espa?a de su jubilaci¨®n y han de afrontar un tratamiento sanitario de larga duraci¨®n (oncol¨®gico, por ejemplo) prefieran volver a hospitales de su pa¨ªs para estar junto a sus familiares. Lo que resultaba discutible -y caro para las arcas p¨²blicas espa?olas, unos 2.000 millones anuales- era la propuesta impulsada por Suecia de que este gasto lo sufragaran los pa¨ªses de residencia del paciente (Espa?a, en este caso) a pesar de que estos ciudadanos hab¨ªan cotizado toda su vida en Alemania, Francia o Reino Unido.
Ayer, Espa?a sac¨® ayer adelante en Luxemburgo su propuesta para la prestaci¨®n sanitaria transfronteriza en la UE que establece, como regla general, que cada pa¨ªs correr¨¢ con los gastos de la atenci¨®n de sus residentes, nacionales o extranjeros. Esto no supone ning¨²n problema y es un aspecto que ya est¨¢ regulado. Los pa¨ªses europeos pagan por sus residentes extranjeros una suma mensual dirigida a sufragar sus gastos sanitarios. Espa?a (con 2,5 millones de residentes de la UE en 2009) recibe unos 300 euros por cada uno, y el saldo entre lo que recibe y lo que paga arroja un resultado favorable en 460 millones de euros.
La futura directiva regular¨¢ la calidad asistencial en la Uni¨®n Europea
El vac¨ªo legal es causa de conflictos entre los hospitales y la Administraci¨®n
Sin embargo, el problema estaba en si este residente jubilado decid¨ªa volver a su pa¨ªs a curarse. Y sobre todo, en determinar qui¨¦n pagaba este coste. Exist¨ªa cierto vac¨ªo legal que se hab¨ªa traducido en litigios entre hospitales y administraciones sanitarias, como apunta el Ministerio de Sanidad. La directiva acordada ayer establece que si esta persona opta por volver a su pa¨ªs natal -o donde est¨¦ afiliado a la Seguridad Social- ser¨¢ este quien asuma el coste de la asistencia sanitaria, a pesar de que su domicilio est¨¦ en el extranjero. De esta forma, se bloquea la propuesta impulsada por Suecia y apoyada por Reino Unido, pa¨ªses a quienes beneficiaba econ¨®micamente la opci¨®n inicial por su condici¨®n de emisores de jubilados.
La futura directiva no solo se limita a esta cuesti¨®n, sino que pone orden en todo lo relacionado con la movilidad de los pacientes a lo largo de Europa y regula la calidad de la asistencia que recib¨ªan al ser tratados fuera de sus fronteras.
De esta forma, ayer tambi¨¦n se acord¨® que quien desee trasladarse a un tercer pa¨ªs de la Uni¨®n en busca de atenci¨®n m¨¦dica deber¨¢ pedir autorizaci¨®n previa al pa¨ªs de residencia, que podr¨¢ concederla o no en funci¨®n de sus criterios nacionales de seguridad y calidad. Es decir, su m¨¦dico debe dar el visto bueno al traslado. Un ejemplo de este caso ser¨ªa el de un alem¨¢n residente en Mallorca que desee tratarse en Francia. El gasto correr¨ªa a cargo de Espa?a, pero tendr¨ªa que tener el visto bueno del m¨¦dico del servicio sanitario balear. La autorizaci¨®n previa ser¨¢ imprescindible para atenciones que requieran hospitalizaci¨®n (aunque solo sea por un d¨ªa), para tratamientos de alta tecnolog¨ªa o para enfermedades raras. En otros casos no har¨¢ falta tal permiso, como tampoco ser¨¢ necesario para las simples consultas o los tratamientos de urgencia sobrevenidos en viajes. Las urgencias de extranjeros siempre son atendidas y la factura se cobra en el pa¨ªs de origen.
El objetivo de esta medida es, seg¨²n indic¨® ayer la ministra de Sanidad, Trinidad Jim¨¦nez, que tanto los pa¨ªses de residencia como los originarios del paciente controlen su movilidad y que los traslados a otros pa¨ªses lo sean exclusivamente "por indicaci¨®n m¨¦dica o con proveedores claramente acreditados". De hecho, se han regulado los traslados a centros privados extranjeros para evitar las estafas o los tratamientos milagro que promueven algunos centros.
"Hoy es un gran d¨ªa para la construcci¨®n de un espacio com¨²n de Sanidad en la UE"
apunt¨® Jim¨¦nez. El comisario de Sanidad y Consumo, el malt¨¦s John Dalli, sin embargo, dijo que hubiera preferido un texto m¨¢s innovador y con un lenguaje m¨¢s claro, defecto que conf¨ªa pulir en su paso por la Euroc¨¢mara.
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