El padre del 'manga' para adultos
Yoshihiro Tatsumi (Osaka, 1935) nos cita en Saboru, un local a medio camino entre una cripta y un bar de est¨¦tica polinesia que sigue siendo la guarida por excelencia de las criaturas que pululan por Jimb?cho, el barrio tokiota donde se asienta buena parte de la industria editorial de Jap¨®n. Aqu¨ª conocen bien a sensei (maestro) Tatsumi. ?l es el padre del manga gekiga, aquel que apel¨® por primera vez a un p¨²blico adulto en Jap¨®n. Mientras el tebeo occidental empez¨® a reconocer la madurez del medio, Tatsumi y los integrantes del taller Gekiga, entre los que se contaban autores hoy reconocidos como Takao Saito (Golgo 13), emprendieron en Jap¨®n su propia cruzada a finales de los cincuenta. No apostaron por transgredir la moral burguesa sino que intentaron emplear los circuitos convencionales para brindarle al lector recursos narrativos m¨¢s sofisticados, tem¨¢ticas y g¨¦neros m¨¢s adultos -como el suspense o el drama- alejados del c¨®mic de aventuras infantil tan popular en la ¨¦poca. El seinen, como se llama hoy al manga dirigido a lectores mayores de 20 a?os, no ser¨ªa lo mismo si Tatsumi y sus colegas no hubieran empezado a rasgar el encorsetamiento al que las editoriales niponas ten¨ªan sometido al tebeo.
Una vida errante 1 y 2.
Traducci¨®n de X. Astiberri. Bibao, 2010. 432 y 416 p¨¢ginas. 24 euros cada tomo.
"La Nueva Isla del Tesoro, de Osamu Tezuka (cuya versi¨®n public¨® en Espa?a Gl¨¦nat), su primera obra de ¨¦xito publicada en 1947, fue el tebeo que nos marc¨®. Vimos que se pod¨ªa hacer algo diferente", recuerda Tatsumi con una sonrisa dibujada en su contundente rostro al que acompa?an unas gruesas gafas y su cabello encrespado. "Adem¨¢s tuvimos la suerte de empezar en las editoriales que vend¨ªan a los kashibon -tiendas de alquiler de tebeos- en Osaka. All¨ª ni siquiera hab¨ªa reuniones editoriales como en Tokio. Lo importante era que la portada fuera llamativa para que se alquilara la obra. Gracias a eso, pudimos empezar a buscar nuevas f¨®rmulas", rememora. Sin embargo, la revoluci¨®n del gekiga no fue un camino de rosas. "Tuvimos muchas barreras, especialmente cuando nos mudamos a Tokio. Muchos consideraron nuestras historias violentas y perniciosas para los ni?os, aunque no nos dirig¨ªamos al p¨²blico infantil. Por otro lado, las editoriales intentaban meternos en cintura y nos dec¨ªan que el lector adulto no exist¨ªa, que los ni?os dejaban de leer tebeos cuando entraban en secundaria", apostilla. La historia de esa lucha est¨¢ recogida en los dos tomos que componen Una vida errante, obra autobiogr¨¢fica que adem¨¢s ofrece una visi¨®n de los a?os del milagro econ¨®mico japon¨¦s.
"He sudado mucho con Una vida errante, pero no la considero mi obra cumbre, es algo aparte dentro de mi producci¨®n. Nunca quise escribir una autobiograf¨ªa. Fue una suerte que Mitsuhiko Asakawa, de la editorial Mandarake, me propusiera dibujarla en 1994 y publicarla por entregas en la revista-cat¨¢logo de la casa. Lo que no imagin¨¦ fue que se publicar¨ªa en Espa?a y en Estados Unidos", a?ade Tatsumi, que acaba de regresar de Singapur donde un productor independiente ha rodado una pel¨ªcula basada en Una vida errante combinando animaci¨®n y acci¨®n real. El encargo en el que ahora trabaja tambi¨¦n viene de fuera, de la mano del historietista y editor californiano Adrian Tomine, responsable de que buena parte de su obra se haya traducido al ingl¨¦s. "A petici¨®n suya estoy dibujando la continuaci¨®n de Una vida errante. Arranca en 1960, donde se qued¨® el anterior volumen, y recoge la desaparici¨®n de las tiendas kashibon, pero sobre todo la explosi¨®n del gekiga y la aparici¨®n de la revista Garo". Esta nueva obra tambi¨¦n recoge el estr¨¦s que padeci¨® entonces, cuando ten¨ªa que entregar tres publicaciones de 100 p¨¢ginas a la semana. Una vez, ¨¦l y los cinco ayudantes que hab¨ªa contratado para dar abasto con los pedidos dibujaron 50 p¨¢ginas en una noche porque se les hab¨ªa pasado el plazo. "Es la historia del boxeador que aparece en Venga, saca las joyas (Ponent Mon, 2004)".
Antes de eso, Tatsumi se hab¨ªa pasado a?os buscando la manera de introducir en sus tebeos patrones narrativos procedentes de las lecturas que devoraba con fruici¨®n -desde El conde de Montecristo hasta las novelas policiacas de Mickey Spillane- y ante todo de su pasi¨®n por el cine. "Adoraba sobre todo el cine europeo por encima del de Hollywood y sus finales felices. Una de las pel¨ªculas que m¨¢s me marc¨® fue la francesa Des gens sans importance (1956), de Henri Verneuil. Sal¨ª del cine pensando: quiero hacer algo as¨ª en manga; un c¨®mic donde no hagan falta di¨¢logos para expresar algo". Esos influjos le llevaron a introducir encuadres propios del s¨¦ptimo arte, a dise?ar con mimo los escenarios, a componer novedosas puestas en p¨¢gina o a dibujar vi?etas o incluso p¨¢ginas enteras sin di¨¢logos. Del cine europeo tambi¨¦n pareci¨® heredar su gusto por los finales abruptos que aparecen en la mayor¨ªa de las historias cortas que han compilado en Espa?a La C¨²pula y Ponent Mon. "Nunca he querido dirigir al lector, me gusta que ponga de su parte, que complete el antes y el despu¨¦s de la historia". Esas historias plagadas de seres atormentados -ya sean prostitutas, delincuentes u oficinistas- y que exprimen las miserias de la posguerra o de la vida tokiota pudieron leerse por primera vez en castellano a principios de los ochenta en la revista El V¨ªbora. "Despu¨¦s de que el gekiga viviera su explosi¨®n, el sexo se hizo muy presente. Siempre lo he empleado en favor de la narraci¨®n, nunca gratuitamente, y adem¨¢s se encuentra en mi propio proceso creativo ya que me he inspirado mucho en art¨ªculos de las secciones de sucesos. Y creo que mis recuerdos de infancia tambi¨¦n influyen. Viv¨ªa cerca del aeropuerto de Itami, en Osaka, que pas¨® a ser una base estadounidense tras la guerra. Recuerdo ver a soldados manteniendo relaciones sexuales con japonesas en los bosques pr¨®ximos a mi casa. Y tambi¨¦n que estos regalaban globos a los ni?os que luego resultaban ser preservativos", recuerda entre risotadas.
"Muchos autores te dir¨¢n que escriben para sus lectores, para contarles algo... Pero yo he llegado a la conclusi¨®n de que escribo para m¨ª mismo. Para extraer cosas de m¨ª, cosas que pueden resultarme vergonzosas y que no me gustar¨ªa contar de otra manera. Claro que si pretendes vivir de esto tienes que gustar a los lectores, y es fabuloso saber que tantos me aprecian, sobre todo en el extranjero", se?ala este historietista que vive ahora entre el cari?o del p¨²blico for¨¢neo y la indiferencia que le despierta el manga actual. "Admiro la sofisticaci¨®n de los dibujantes japoneses actuales, pero desde hace diez a?os no hay ning¨²n manga que me sorprenda. Lo ¨²ltimo que me gust¨® fue Bola de Drag¨®n, de Akira Toriyama. Despu¨¦s todo se ha vuelto mediocre. La industria se ha dormido en los laureles".
Una vida errante 1 y 2. Traducci¨®n de X. Astiberri. Bibao, 2010. 432 y 416 p¨¢ginas. 24 euros cada tomo.
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