La imposible convivencia entre CC OO y CGT
Trabajo ha tenido que mediar en la guerra entre los dos sindicatos - Solo se comunican a trav¨¦s del ministerio
Entre las paredes del edificio que ocupa los n¨²meros 16 y 18 de la Via Laietana, la antigua sede de los sindicatos verticales franquistas, se vive una guerra. Desde hace seis semanas, CC OO y CGT mantienen una dura batalla por defender sus dominios. CC OO posee seis plantas en el edificio, y CGT una y media. Y entre ambos, a finales de abril quedaron dos pisos vac¨ªos, los pisos de la discordia, que el Ministerio de Trabajo asign¨® a finales de abril a CC OO. CGT ocup¨® uno de ellos el 1 de mayo. Lo abandon¨® un d¨ªa despu¨¦s, pero a su paso quedaron paredes derrumbadas, puertas tapiadas y una escalera llena de cascotes. El acceso al piso sigue tapiado. Y la herida sindical, abierta.
CGT ocup¨® el octavo piso, asignado a CC OO, y levant¨® una barricada
"Ya hemos retirado todo lo que pudiera ser peligroso. No quer¨ªamos que hubiera problemas si hay por ejemplo un incendio. Por eso levantamos tambi¨¦n la barricada", se justifica Carlos Navarro, portavoz de CGT. No niega que trataran de hacerse con el piso, aunque asegura que fue porque no sab¨ªan que el ministerio se lo hab¨ªa asignado ya a CC OO. "Cuando nos enteramos de que se lo hab¨ªan dado a ellos... fue un golpe duro", recuerda. "Pero nos fuimos", subraya. No quer¨ªan problemas con la polic¨ªa, que entr¨® con toda su fuerza a desalojar. "No sab¨ªan que nos hab¨ªamos marchado. As¨ª que derrumbaron un muro y no hab¨ªa nadie dentro. O¨ªmos los golpes desde el piso de arriba", admite Navarro.
Creen que el Gobierno central dispensa trato de favor a CC OO. "Ellos lo que quieren es quedarse con todo el edificio. Quieren cuantos m¨¢s metros mejor, para usar las cifras como arma de poder. Por eso exigen tambi¨¦n que les cedamos parte del vest¨ªbulo por el que accedemos nosotros. No lo usar¨ªan, pero podr¨ªan apuntarse 50 metros m¨¢s", asegura. Hablan de que sus vecinos han levantado muros prohibidos y hasta ponen en peligro su seguridad.
La versi¨®n de CC OO es bien distinta. Las dos plantas les pertenecen porque el ministerio as¨ª lo ha decidido, atendiendo a ratios de representaci¨®n de trabajadores. Se toman las cosas con m¨¢s calma y simplemente se escudan en los documentos que les amparan. "CGT provoc¨® destrozos. Y ahora nos tocar¨¢ arreglarlo a nosotros", lamenta Luisa Montes, secretaria de finanzas de CC OO. Dice que han interpuesto una demanda contra sus vecinos por los gastos ocasionados con la ocupaci¨®n fugaz. Tambi¨¦n les acusan de cambiar la cerradura de uno de los accesos al edificio.
Lo ¨²nico en lo que ambos grupos coinciden es en que la convivencia es insostenible, algo que nunca hab¨ªa ocurrido. Los miembros de ambas organizaciones no pueden ni verse y se les escapan continuamente pullas mutuas solo con o¨ªr las siglas contrarias. "Cuando esos pisos los ocupaba UGT, jam¨¢s hubo ning¨²n conflicto. Compart¨ªamos accesos y hasta turnos de limpieza. Pero con CC OO todo han sido problemas", insiste el portavoz de CGT.
Solo un elemento comunica ahora a ambos sindicatos: el Ministerio de Trabajo. "Solo nos comunicamos a trav¨¦s de ¨¦l", dice Navarro. Trabajo decidi¨® que las dos plantas eran de CC OO y ahora trata de calmar las iras de CGT. Seg¨²n confirman ambas organizaciones, un representante ha acudido a hablar con ellos para proponerles algunas soluciones. Ser¨¢ el ministerio el que corra con los gastos de algunas reformas (como la instalaci¨®n de contadores de la luz y el agua dobles). Tambi¨¦n mediar¨¢ en los accesos y el uso de las terrazas. "Deben ser ellos los que aclaren toda la concesi¨®n", dice Montes.
Navarro no muestra tanta paciencia. Quieren seguir dando guerra. "Hay cosas a las que no pensamos renunciar", advierte. Ya han organizado varias protestas callejeras. "Nosotros tenemos a gente muy comprometida. Tenemos m¨¢s de 9.000 afiliados. Y sabemos c¨®mo moverlos", avisa. La soluci¨®n m¨¢s r¨¢pida ser¨ªa poner distancia de por medio. El problema es que el edificio, que se puso en venta en 2009 (con el dinero que se obtuviera se pretend¨ªa recolocar a los sindicatos en otros lugares), no encontr¨® comprador.
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