Espacio, luz y sonido

Morton Feldman (Nueva York 1926-1987) amaba la pintura tanto o m¨¢s que la m¨²sica. "La nueva pintura", dijo en cierta ocasi¨®n, "me hizo desear un mundo sonoro, m¨¢s directo, m¨¢s inmediato, m¨¢s f¨ªsico que todo lo que exist¨ªa antes". El expresionismo abstracto era su debilidad. Amigo de Rothko, a cuyas pinturas en una capilla a las afueras de Houston dedic¨® una obra musical impresionante, se sent¨ªa cercano tambi¨¦n a De Kooning, Pollock o Rauschenberg. "He aprendido m¨¢s de los pintores que de los m¨²sicos", lleg¨® a decir, como recuerda Juan Manuel Bonet en el encabezamiento de un excelente trabajo en el cat¨¢logo de la exposici¨®n Vertical thoughts. Morton Feldman and the visual arts, actualmente en el Irish Museum of Modern Art de Dubl¨ªn.

La dimensi¨®n -o aspira-ci¨®n- pict¨®rica de la m¨²sica de Feldman influye poderosamente en sus propuestas est¨¦ticas. En particular en su ¨²nica ¨®pera, Neither, estrenada en Roma en 1977, con responsabilidad escenogr¨¢fica de Pistoletto y Wilson e inspirada en un texto de Samuel Beckett. El teatro S?o Carlos de Lisboa resolvi¨® estas afinidades electivas en 2004 con una instalaci¨®n del artista David de Almeida como soluci¨®n escenogr¨¢fica.

Peter Mussbach ha propiciado en La Zarzuela una curiosa experiencia a base de jugar con el espacio, la luz y el sonido, invitando al espectador a escuchar la ¨®pera dos veces, una desde la sala y otra desde el escenario, con pr¨¢cticamente los mismos efectos de luces, neones, humos y colores. Es una soluci¨®n conceptual, minimalista a su manera, abstracta, sobria y sugerente, que tiene el inconveniente de limitar el n¨²mero de asistentes a la capacidad del escenario pero que, sin embargo, favorece una doble sensaci¨®n de experimentaci¨®n por un lado y concentraci¨®n en las esencias de los materiales teatrales por otro.

No se corresponde la originalidad esc¨¦nica con el empuje musical. El intimismo de la lectura puede recordar lejanamente a Schubert -Feldman le admiraba. El pasado marzo, en La Casa Encendida se celebr¨® una semana de conciertos alternando m¨²sica de ambos-, pero falta quiz¨¢s un arrebato de fuerza interior en la resoluci¨®n orquestal. La soprano Pilar Jurado plante¨® una versi¨®n susurrante de mucho m¨¦rito. La fascinaci¨®n de la obra se impuso en su globalidad y la representaci¨®n result¨® altamente estimulante.