El quebradero de cabeza latinoamericano
Am¨¦rica Latina sigue siendo un quebradero de cabeza. Casi 200 a?os de vida independiente no han sido suficientes para otorgarle a nuestra regi¨®n la madurez necesaria para alcanzar un mayor desarrollo; no han sido suficientes para que dejemos de ser una tierra de ocurrencias, en donde la imaginaci¨®n y la creatividad sirven m¨¢s para escribir novelas m¨¢gicas que para dise?ar pol¨ªticas p¨²blicas eficaces.
Cuando se trata de democracia, nuestra regi¨®n tiene todav¨ªa mucho que aprender. Es cierto que abandonamos el yugo dictatorial hace ya 20 a?os, pero ese solo fue el primer paso de una caminata que nos hemos rehusado a emprender. Seguimos sin hacer las reformas necesarias para consolidar nuestras instituciones y fortalecer nuestro Estado de derecho. Seguimos siendo presas del mesianismo y del populismo, enemigos ac¨¦rrimos de la libertad. Seguimos aplaudiendo discursos revolucionarios que son vac¨ªos en todo menos en su amenaza a la institucionalidad. Seguimos siendo incapaces de garantizar la independencia de poderes. Seguimos no respetando las reglas del juego y haciendo del incumplimiento de las leyes un deporte nacional.
Nuestros pueblos a¨²n tienen que comprobar que la libertad funciona mejor para conseguir el desarrollo
La democracia es mucho m¨¢s que promover constituciones, firmar cartas democr¨¢ticas o votar en elecciones peri¨®dicas; es mucho m¨¢s que una camisa que se viste en los domingos y en los d¨ªas de guardar. Es una forma de vida. De nada sirve nacer democr¨¢ticamente si se vive autoritariamente, si la pol¨ªtica se ejerce desde la coerci¨®n y la fuerza.
Hay en nuestra regi¨®n l¨ªderes que se valen de los resultados electorales para justificar comportamientos antidemocr¨¢ticos. Utilizan el apoyo recibido en las urnas como un cheque en blanco, y llevan adelante su proyecto pol¨ªtico a costa de las garant¨ªas individuales de sus pueblos. El pluralismo, la otredad, la tolerancia, la cr¨ªtica, son rasgos distintivos de la democracia. Cerrar medios de comunicaci¨®n, censurar a los opositores, influenciar en los procesos judiciales, perpetuarse indefinidamente en el poder, son rasgos indiscutiblemente autocr¨¢ticos, as¨ª vengan de un Gobierno elegido por el pueblo.
Es justo decir que en Am¨¦rica Latina solo existe una dictadura, y es la dictadura cubana. Los dem¨¢s reg¨ªmenes, nos guste o no, son reg¨ªmenes democr¨¢ticos. Pero algunos tienen propensiones autoritarias. Ya no se trata de la situaci¨®n de la segunda mitad del siglo XX, cuando una retah¨ªla de golpes de Estado instaur¨® dictadura tras dictadura. Se trata, en cambio, de una escala de grises: todas las naciones latinoamericanas, con excepci¨®n de Cuba, son democr¨¢ticas. Pero algunas son m¨¢s democr¨¢ticas que otras.
Los pueblos latinoamericanos no eligen Gobiernos populistas por masoquismo. Los eligen porque creen en la promesa mesi¨¢nica, porque creen que esos Gobiernos construir¨¢n sociedades m¨¢s justas y m¨¢s pr¨®speras. Hasta que no comprueben que la libertad funciona mejor en la consecuci¨®n de un mayor desarrollo, no habr¨¢ verdadera vocaci¨®n democr¨¢tica en Am¨¦rica Latina.
Cosechar los frutos de las pol¨ªticas p¨²blicas es salvar la democracia. Ese es el desaf¨ªo del desarrollo latinoamericano. Los Estados latinoamericanos est¨¢n entre los que m¨¢s han luchado por convertirse en pa¨ªses industrializados. Hay factores culturales que han influido negativamente en nuestra capacidad de desarrollarnos, como nuestra resistencia al cambio y nuestra falta de apoyo a la innovaci¨®n. Pero hay tambi¨¦n factores pol¨ªticos, que tienen que ver con una incapacidad de forjar proyectos de desarrollo a largo plazo y elaborar una visi¨®n de pa¨ªs. En lugar de fijar el rumbo y poner nuestra nave en "piloto autom¨¢tico", los pa¨ªses latinoamericanos cambian de direcci¨®n con cada Administraci¨®n.
En nada es esto m¨¢s evidente que en nuestro esquizofr¨¦nico comportamiento en torno a la apertura comercial. Hay en nuestra regi¨®n pa¨ªses que premian las exportaciones, la inversi¨®n extranjera y el libre comercio. Hay tambi¨¦n pa¨ªses que defienden el espejismo de la autarqu¨ªa comercial y alimentaria, ignorando que aquellos que han tenido ¨¦xito en los ¨²ltimos a?os, desde Singapur hasta China e Irlanda, han abrazado la apertura comercial.
Aprovechar las oportunidades del libre comercio requiere, sin embargo, la presencia de Estados eficientes, que puedan adaptarse r¨¢pidamente. Y en Am¨¦rica Latina, los aparatos estatales son maquinarias escler¨®ticas e hipertrofiadas, para las que es terriblemente dif¨ªcil traducir las promesas en realidades. Nos hemos enredado en una mara?a de tr¨¢mites y controles que ahogan la iniciativa p¨²blica y privada. Nuestros ordenamientos jur¨ªdicos privilegian la forma sobre los fines, los procedimientos sobre los resultados. Hemos permitido que sea m¨¢s importante presentar un informe que hacer un hospital, un centro de arte o una carretera. Y de nada les sirve a nuestros Gobiernos cumplir puntillosamente los tr¨¢mites si esos tr¨¢mites no traen frutos concretos para nuestras poblaciones.
Si Am¨¦rica Latina desea traspasar el zagu¨¢n del mundo desarrollado, ser¨¢ necesario que sea capaz de perfeccionar su democracia y modernizar su funci¨®n p¨²blica, para que pueda elevar las condiciones de vida de sus habitantes, ¨²nico y ¨²ltimo objetivo de la actividad pol¨ªtica.
?scar Arias S¨¢nchez es ex presidente de Costa Rica. Este art¨ªculo es un extracto de la conferencia pronunciada en la Secretar¨ªa General Iberoamericana de Madrid el pasado mayo.
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