Jugando con fuego
El panorama econ¨®mico europeo se ha oscurecido considerablemente en las ¨²ltimas semanas. El riesgo de recesi¨®n prolongada y alto desempleo cotiza al alza. Las consecuencias para la sostenibilidad del euro y del propio proyecto pol¨ªtico europeo no son despreciables. Sin embargo, las autoridades pol¨ªticas y monetarias europeas parecen no ser conscientes de este riesgo.
El plan de austeridad de la canciller Angela Merkel es una mala noticia para la econom¨ªa europea y para la propia Alemania. No tanto por su contenido como por la filosof¨ªa econ¨®mica que le sustenta: la idea de que la austeridad es en s¨ª misma una buena pol¨ªtica en cualquier circunstancia y lugar. La austeridad alemana funcion¨® antes de la crisis porque con el ahorro alem¨¢n los dem¨¢s europeos consum¨ªamos productos que compr¨¢bamos a Alemania. Pero ahora que los dem¨¢s tenemos que ser austeros y exportar, la pol¨ªtica de Merkel puede hacer que la econom¨ªa europea acabe como el rosario de la aurora.
Ponen en riesgo el euro y la UE quienes no valoran las consecuencias de la recesi¨®n y el paro prolongado
Es a¨²n m¨¢s preocupante si cabe la situaci¨®n que est¨¢n viviendo los mercados financieros. La sensaci¨®n de estar a las puertas de un colapso agudo de los mercados monetarios europeos donde la banca se refinancia sus posiciones de corto plazo se hace cada vez m¨¢s intensa. El escenario se parece cada vez m¨¢s al de los d¨ªas posteriores a la ca¨ªda de Lehman Brothers. O el Banco Central Europeo (BCE) cambia su actitud e interviene de forma radical para hacer retornar el dinero a esos mercados o el "crash bancario" y el "credit crunch" (sequ¨ªa de cr¨¦dito) dejar¨¢n de ser un fantasma para convertirse en realidad que golpear¨¢ especialmente al cr¨¦dito minorista.
De no cambiar, todo presagia que nos dirigimos hacia una recesi¨®n o estancamiento prolongado acompa?ado de alto desempleo. En estas situaciones la reducci¨®n del paro es lenta. Hay que recordar que en medio de la Gran Depresi¨®n, entre 1930 y 1938, la tasa de desempleo medio se mantuvo en Francia en el 10,2% y en Alemania en el 21,2%. Las consecuencias pol¨ªticas son conocidas.
Aquellos que ahora no valoran las consecuencias sociales y pol¨ªticas de una recesi¨®n y de un paro prolongado est¨¢n jugando con fuego. Es decir, est¨¢n jugando con el euro y con la propia uni¨®n pol¨ªtica europea.
?Por qu¨¦ nuestras autoridades no toman en consideraci¨®n ese riesgo? Probablemente por tres razones.
Primera, no valoran el efecto de la austeridad sobre la incertidumbre de la gente ante el futuro. El miedo al futuro lleva a la anorexia de consumo y a la avaricia de ahorro. Pero, si como dijo Adam Smith, "el consumo es el ¨²nico fin y prop¨®sito de toda producci¨®n", donde no hay consumo no hay producci¨®n; y donde no hay producci¨®n no hay empleo.
Segunda, confunden esta recesi¨®n con otras previas. Las crisis de los a?os setenta, ochenta y noventa las provoc¨® un exceso de demanda de consumo que increment¨® la inflaci¨®n y desequilibr¨® la econom¨ªa. Los remedios fueron la restricci¨®n de cr¨¦dito y el aumento de impuestos para reducir el gasto privado, as¨ª como el recorte de gasto p¨²blico. Pero esta es una crisis originada por el pinchazo de una enorme burbuja especulativa, que al explotar ha producido por s¨ª misma la ca¨ªda de precios de los activos, desplome del consumo, recesi¨®n y paro. Como la enfermedad es diferente, la medicina no puede ser la misma.
Tercera, no toman en consideraci¨®n la situaci¨®n de "deflaci¨®n de deuda" que acompa?a a esta crisis y que, por s¨ª sola, acent¨²a las tendencias recesivas. Imagine que usted compr¨® un piso por 300.000 euros y que lo financi¨® con un cr¨¦dito por el mismo importe. Aunque est¨¢ endeudado, su balance est¨¢ equilibrado. Imagine (no hace falta demasiado esfuerzo) que surge de repente una fuerte crisis y los precios de esos activos se desploman un 30%. Ahora el valor de su piso es de 210.000 euros, pero la deuda se ha quedado colgada en 300.000 euros. T¨¦cnicamente est¨¢ quebrado. Alguna inquietud le producir¨¢, y seguramente usted ante la incertidumbre disminuir¨¢ su consumo para hacer frente a contingencias imprevistas. La cosa se puede complicar cuando la ca¨ªda de precios (deflaci¨®n) aumenta el valor real de la deuda, dado que ahora tendr¨¢ que hacer un mayor esfuerzo para pagarla.
Los bancos europeos, y en particular los de aquellos pa¨ªses donde la burbuja inmobiliaria fue mayor, est¨¢n viviendo con especial intensidad las consecuencias de la deflaci¨®n de deuda. Los descapitaliza, y esto les lleva a embalsar la liquidez que les suministra el BCE y restringir el cr¨¦dito, especialmente el minorista.
A una situaci¨®n de este tipo, Irving Fisher, prestigioso economista norteamericano de los a?os treinta, la llam¨® "deflaci¨®n de deuda", y la consider¨® como una de las causas b¨¢sicas, sino la principal, de la intensidad de la recesi¨®n y el paro durante la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta.
?Por qu¨¦ las autoridades europeas est¨¢n cometiendo estos errores? Algunos pensaran que por intereses. Otros, que es el miedo a asumir riesgos y ser acusados de intervencionistas. Pero hay otra explicaci¨®n: el poder de las ideas, de las malas ideas. A ellas se refiri¨® John Maynard Keynes al se?alar que "las ideas de los economistas y los pol¨ªticos, tanto cuando son correctas como cuando est¨¢n equivocadas, son m¨¢s poderosas de lo que com¨²nmente se cree. En realidad el mundo est¨¢ gobernado por poco m¨¢s que esto. Los hombres pr¨¢cticos, que se creen exentos por completo de cualquier influencia intelectual, son generalmente esclavos de alg¨²n economista difunto".
El mundo ha cambiado con la crisis financiera de 2008, pero las ideas sobre las pol¨ªticas han quedado ancladas en el mundo que se fue. Espero, sin embargo, que la fuerza de los hechos haga cambiar las cosas antes de que el fuego sea irreparable.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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