?El Chern¨®bil de la industria petrolera?
El vertido en el golfo de M¨¦xico acelera el debate sobre el modelo energ¨¦tico - La marea negra se cierne sobre el negocio
Un pozo entre 56.000 pozos. Una perforaci¨®n m¨¢s en el golfo de M¨¦xico. En porcentaje, un 0,0017% de posibilidades de que algo fallara. Y sucedi¨®. El 20 de abril, a 64 kil¨®metros de las costas de Luisiana (EE UU), algo sali¨® mal. Muy mal. Tanto, que puede marcar un antes y un despu¨¦s para el que todav¨ªa es el negocio m¨¢s rentable del mundo: el del petr¨®leo.
Ese d¨ªa de abril, por causas a¨²n desconocidas, la plataforma de exploraci¨®n en aguas profundas Deepwater Horizon, alquilada por el gigante BP para perforar y extraer petr¨®leo a 1.500 metros bajo el mar, estall¨®. Lo m¨¢s grave: las 11 vidas perdidas. Lo m¨¢s preocupante: la posibilidad de que se produzca una marea negra que arrase centenares de kil¨®metros de las costas de Estados Unidos, M¨¦xico y hasta de Cuba.
Dos meses despu¨¦s, se desconoce qu¨¦ provoc¨® la explosi¨®n en la plataforma
Accidentes como el de la 'Deepwater Horizon' no son excepcionales
Las prospecciones de petr¨®leo en aguas profundas se han paralizado
La industria cuenta con que se van a imponer normas m¨¢s estrictas
Muchas peque?as compa?¨ªas van a volver a explorar en tierra
Los lodos del Orinoco o las arenas bituminosas vuelven a tener valor
Casi dos meses despu¨¦s de la explosi¨®n, se desconocen sus causas y tambi¨¦n sus consecuencias. Ni siquiera se sabe cu¨¢nto petr¨®leo sale a¨²n por el ominoso g¨¦iser de chapapote en que se convirti¨® el pozo abierto por la Deepwater Horizon.
La empresa responsable del proyecto, BP, una de las grandes del sector petrolero (junto con ExxonMobil, Chevron y Royal Dutch / Shell) se juega la supervivencia. Su cotizaci¨®n burs¨¢til (198.500 millones de euros de cifra de negocio, 13.772 millones de euros de beneficio neto en 2009 y 80.300 empleados en 30 pa¨ªses) se ha desplomado. Desde el accidente, el precio de las acciones ha ca¨ªdo alrededor de un 40%.
Mientras, los muchos actores del negocio cruzan los dedos para que el desastre no se convierta en el Chern¨®bil de la industria petrolera. Puede serlo. Que el presidente de la primera potencia del planeta, Barack Obama, proclame a los cuatro vientos que est¨¢ buscando a quien patear el culo por lo sucedido tiene, al margen de una dosis evidente de impotencia, un inequ¨ªvoco tono de amenaza. Y no solo para la empresa responsable del accidente, sino para todo un sector.
Para empezar, las prospecciones en aguas profundas, que la Administraci¨®n de Obama hab¨ªa ampliado incluso a aguas del Atl¨¢ntico y de Alaska, se han paralizado. Nadie en la industria sabe por cu¨¢nto tiempo. Se habla de seis meses, pero nadie se f¨ªa. Porque todo depende de cu¨¢nto dure la crisis. En el sector se recuerda, como una pesadilla, lo sucedido con la plataforma Ixtock 1 en el a?o 1979, tambi¨¦n en aguas del golfo de M¨¦xico. Un revent¨®n colaps¨® la plataforma de perforaci¨®n de la empresa Pemex a 954 kil¨®metros de las costas de Tejas (EE UU). Resultado: entre el 3 de junio de 1979 y el 24 de marzo de 1980 (280 d¨ªas) se vertieron al mar 3,3 millones de barriles de crudo.
Es dif¨ªcil hacer comparaciones. En el accidente de la Deep-water Horizon, nadie sabe a ciencia cierta cu¨¢nto petr¨®leo est¨¢ saliendo del pozo. La cifra m¨¢s concreta procede de la parte m¨¢s interesada y se refiere ¨²nicamente al crudo que supuestamente se ha logrado recoger tras colocar una especie de sombrero sobre la tuber¨ªa destrozada.
Seg¨²n BP, entre el 4 y el 10 de junio, recogi¨® 64.444 barriles de petr¨®leo (10,25 millones de litros). Claro que hay otras cifras y pueden ser igual de cre¨ªbles. The Huffington Post, peri¨®dico digital con tir¨®n, contabilizaba en tiempo real el vertido, con im¨¢genes de una c¨¢mara web en el tubo roto del pozo y un contador. El peri¨®dico cifraba el vertido el 9 de junio en 36,5 millones de galones. A 3,7 litros el gal¨®n, 135 millones de litros. Total: 850.000 barriles (la medida "barril" equivale a 159 litros). Una marea que justifica el cierre a la pesca decidido por EE UU en 200.000 kil¨®metros cuadrados, 25 veces la superficie de la Comunidad de Madrid.
Las cifras del desastre marean. Y eso, se?ala Sara del R¨ªo, del ¨¢rea de seguimiento de Contaminaci¨®n de Greenpeace, que "deber¨¢ pasar mucho tiempo para que se conozca la verdadera dimensi¨®n del desastre". "Por supuesto", explica Del R¨ªo, "el vertido deber¨ªa suponer un antes y un despu¨¦s para el negocio petrolero". Pero las declaraciones de Obama, pese a su aparente consistencia, no apuntan a cambios fundamentales m¨¢s all¨¢, quiz¨¢, de normativas m¨¢s estrictas en materia de riesgos. "Lo que se ha puesto de manifiesto es que la Agencia Minera [el supervisor de las actividades de prospecci¨®n] funcionaba igual con Bush [George Bush hijo, ex presidente de EE UU] que con Obama. Sin planes de emergencia", a?ade Del R¨ªo.
Con el desastre en carne viva, rezumando petr¨®leo, es dif¨ªcil pulsar opiniones en la industria petrolera. Todo el mundo se tienta la ropa. Las empresas saben que est¨¢n bajo la lupa y adoptan un perfil m¨¢s que bajo. Admiten que en puntos concretos (procedimientos de seguridad, contratos, concesiones) va a haber cambios. Y que tendr¨¢n que asumirlos. Pero la actitud es de esperar y ver. Solo desde una de las hermanas de BP, Exxon, surgieron t¨ªmidas declaraciones para tratar de minimizar da?os. "Advertimos de que se debe evitar llegar a conclusiones apresuradas e implantar reglamentos sin una comprensi¨®n cabal de lo sucedido", asegur¨® Andrew Singer, subdirector general de la compa?¨ªa en declaraciones recogidas por la agencia Bloomberg. "La industria", record¨® Singer, "ha perforado miles de pozos en todo tipo de ambientes operacionales, sea en aguas profundas o en tierra firme, por todo el mundo, sin percances".
Pero accidentes como los de Deepwater Horizon, Ixtok 1, Exxon Valdez, Prestige o la plataforma Piper Alpha (explosi¨®n en 1988 en el mar del Norte, 167 muertos) no son excepcionales. Puede ser verdad que la historia no se repite, pero como sosten¨ªa Twain, rima. La prospecci¨®n petrolera es una actividad muy rentable, pero arriesgada. Y los incidentes pueden tener consecuencias muy graves, con un alto coste en vidas y en medio ambiente.
Por supuesto, el paso del tiempo suaviza las tragedias. Luis Atienza, presidente de Red El¨¦ctrica (REE), cree que el vertido no tendr¨¢ efectos dram¨¢ticos en una industria necesaria para un mundo que demanda energ¨ªa de forma creciente. "Lo que s¨ª puede suponer", asegura, "es un acicate en la reflexi¨®n sobre el futuro energ¨¦tico del planeta y los recursos a emplear". Atienza defiende la idea de que las fuentes energ¨¦ticas del siglo XX deben financiar el desarrollo de las energ¨ªas del siglo XXI. Desde esa ¨®ptica, el vertido de BP puede ser, cree Atienza, el comienzo de algo nuevo.
Tampoco la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE) cree que puede haber cambios dr¨¢sticos en el sector. El organismo estima que, incluso si se aplicara un retraso de entre uno y dos a?os en la realizaci¨®n de nuevos proyectos de explotaci¨®n en aguas profundas, solo tendr¨ªa como consecuencia una reducci¨®n de entre 100.000 y 300.000 barriles diarios en la producci¨®n estadounidense del golfo de M¨¦xico hasta 2015 con relaci¨®n a las anteriores previsiones.
Desde el ¨¢rea de las energ¨ªas renovables, el desastre de BP viene a ser la confirmaci¨®n de que quienes apuestan por las energ¨ªas limpias han elegido la senda correcta. El desastre en el golfo de M¨¦xico, sostiene el ex director del Instituto de Diversificaci¨®n y Ahorro Energ¨¦tico, Javier Garc¨ªa Breva (directivo ahora de APPA Solar), "confirma que la oferta de crudo no va a ser suficiente para atender el crecimiento de la demanda". Consecuencia: "Ante el descenso de las reservas tradicionales, las nuevas prospecciones han de hacerse en las aguas m¨¢s profundas de los oc¨¦anos con un significativo aumento de los costes y riesgos de seguridad". Por ello, Garc¨ªa Breva adelanta un pron¨®stico sombr¨ªo, al menos para el consumidor: "El precio del crudo subir¨¢ y m¨¢s a¨²n la gasolina".
En general, desde el ¨¢rea de renovables y desde las organizaciones ecologistas se considera que el gran vertido es una premonici¨®n sobre la insostenibilidad econ¨®mica y ambiental de los combustibles f¨®siles. "El declive de los combustibles f¨®siles ha llegado", asegura Garc¨ªa Breva, "y lo inteligente ser¨ªa avanzar en una econom¨ªa menos dependiente de los hidrocarburos". "Lo contrarioes jugar a la ley de Murphy, que es lo que ha hecho BP en connivencia con los reguladores de EE UU", concluye.
Suceda lo que suceda en las pr¨®ximas semanas, encuentre o no encuentre Obama a quien patear el culo, la industria petrolera en su conjunto se prepara para pagar por el desastre. En el caso de BP, la factura puede afectar a su supervivencia. Analistas de Credit Suisse estimaron en 19.107 millones de euros (23.000 millones de d¨®lares) la factura que puede tener que pagar. Pero la cifra puede crecer. Todo depende de cu¨¢nto dure el vertido, de la extensi¨®n de la marea negra y de la habilidad de los abogados de BP para esquivar el fuego graneado que van a recibir. Para abrir boca, accionistas de la petrolera han anunciado que van a demandar a la compa?¨ªa por haberles inducido a error sobre las medidas de seguridad de las que dispon¨ªan en sus operaciones.
Fernando Maravall, director de Exploraci¨®n, Producci¨®n y Gas de la petrolera Cepsa, tiene claro cu¨¢l ser¨¢ una de las consecuencias del derrame: "Va a aumentar el capex [Capital Expenditure, gasto de capital] por barril producido". ?Ser¨¢ la ¨²nica consecuencia? No. En opini¨®n de Maravall, habr¨¢ "otros efectos en cadena".
En general, los que conocen la industria coinciden en lo que va a suceder: habr¨¢ que gastar m¨¢s en seguridad, los permisos para perforar en aguas profundas ser¨¢n m¨¢s dif¨ªciles de conseguir y muchas compa?¨ªas -las de tama?o mediano y peque-?o- van a tener que abandonar la actividad off shore (lejos de las costas) para volver a la actividad en tierra. De pronto, los lodos pesados del Orinoco (Venezuela) y las arenas bituminosas de Canad¨¢ vuelven a ser recursos preciados. Manchan m¨¢s, dejan menos m¨¢rgenes de beneficio y son m¨¢s dif¨ªciles de tratar, pero de ellos se extrae algo vendible a un sistema ¨¢vido de carburantes.
"Aumentar¨¢ la competencia", dice un directivo de una compa?¨ªa del sector que prefiere mantener el anonimato. Parad¨®jicamente, las m¨¢s beneficiadas pueden ser las grandes compa?¨ªas. Tienen los medios t¨¦cnicos y la experiencia suficiente para operar en el negocio del off shore profundo.
En el futuro, sacar petr¨®leo all¨ª donde nunca se imagin¨®, a kil¨®metros bajo el agua, ser¨¢ menos rentable. "La ca¨ªda de la rentabilidad puede ser de hasta seis puntos", asegura un directivo del sector, "desde el 13% o 14% actual al 8%". Los materiales de seguridad (de tuber¨ªas a v¨¢lvulas) ser¨¢n m¨¢s caros, la frecuencia de las supervisiones, mayor y, en general, tender¨¢n a igualarse las condiciones de trabajo en todo el mundo. Del mar del Norte -donde las condiciones de seguridad son m¨¢s estrictas- al golfo de M¨¦xico, las normas tender¨¢n a igualarse.
"Frases como bomba ecol¨®gica referida al Prestige o Chern¨®bil petrolero referido al accidente de BP quedan bien para dar titulares", se?ala un alto cargo de una compa?¨ªa petrolera espa?ola desde EE UU, "pero no siempre se ajustan a la realidad". "Tras la exploraci¨®n en aguas profundas hay medio siglo de mejora continua de los procedimientos. Y, si bien es cierto que va a haber cambios en los sistemas de seguridad, no creo que los haya en la forma de abordar los proyectos". Tras la opini¨®n del directivo hay un hecho: la reposici¨®n de reservas solo es posible perforando en los oc¨¦anos. Porque la era de los yacimientos de hidrocarburos gigantescos, cercanos a la superficie y con crudos dulces (as¨ª se denominan los que tienen poco contenido en azufre) se ha acabado.
Las nuevas reservas est¨¢n en aguas alejadas de la costa de siete zonas principalmente: el golfo de M¨¦xico, Brasil, el golfo de Guinea, el mar del Norte, el Mediterr¨¢neo, el mar de China y Australia. Ah¨ª est¨¢ el negocio y ah¨ª se est¨¢ canalizando una ingente cantidad de capital. La consultora Douglas-Westwood calcul¨® (antes de la explosi¨®n de hallazgos en aguas de Brasil) que la inversi¨®n en aguas profundas superar¨¢ los 20.700 millones de euros anuales en 2012. Mucho dinero. Mucha presi¨®n.
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