L¨ªmites del velo integral
El Gobierno parece, por fin, decidido a abordar el debate sobre el uso del velo integral (burkas y niqabs) en los espacios p¨²blicos espa?oles. Es una buena noticia. Solo una iniciativa que se pretende debatir sosegadamente, exenta por tanto del sesgo electoralista que est¨¢ caracterizando la ola prohibicionista catalana, ser¨¢ capaz de arrojar luz sobre un asunto que, sin duda, preocupa a los ciudadanos. Basta consultar algunas encuestas y comprobar los encendidos debates que suscita. Hasta ahora, el PSOE lo ha eludido alegando que no exist¨ªa un problema real al respecto, afirmaci¨®n que, en contradicci¨®n con el anuncio de regularlo, repiti¨® ayer la vicepresidenta del Gobierno.
Es innegable que el problema es minoritario y tambi¨¦n que el debate est¨¢ envenenado por razones electorales que excitan los sentimientos m¨¢s xen¨®fobos, pero admite poca discusi¨®n que el uso del velo integral limita a las mujeres tanto social como personalmente y que, por tanto, cercena sus derechos y las discrimina. Tampoco se puede negar que una regulaci¨®n no aportar¨ªa la m¨¢gica soluci¨®n al problema de origen, ¨ªntimamente relacionado con la dif¨ªcil integraci¨®n de los colectivos inmigrantes y el mayor rechazo de la poblaci¨®n aut¨®ctona en tiempos de crisis. Por eso, en las propuestas prohibicionistas catalanas se echan en falta pol¨ªticos responsables capaces de plantear el asunto en toda su extensi¨®n.
El ministro de Justicia explic¨® el martes que se podr¨ªa prohibir el velo integral en los espacios p¨²blicos por razones identificativas, lo que es de sentido com¨²n y sortear¨ªa impedimentos jur¨ªdicos. Anunci¨® tambi¨¦n que se podr¨ªa regular dentro de la Ley de Libertad Religiosa. Fern¨¢ndez de la Vega se decant¨® ayer por hacerlo separadamente, lo que quiz¨¢ ser¨ªa m¨¢s id¨®neo, puesto que el velo integral ni siquiera responde a un precepto religioso, sino a unas tradiciones que solo rigen en algunos pa¨ªses y en ciertos sectores integristas.
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