D¨ªganle a Feij¨®o que ya gan¨®
"Gobernar en un r¨¦gimen democr¨¢tico ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil si no hubiera que ganar constantemente elecciones", se quejaba Georges Clemenceau, uno de los pol¨ªticos europeos de finales del XIX y comienzos del XX con mayor recorrido, en todos los aspectos. Clemenceau empez¨® como un izquierdista beligerante con el colonialismo y defensor de la separaci¨®n Iglesia-Estado y acab¨® como un firme partidario de la intervenci¨®n de Francia en la Gran Guerra (hay sospechas de que, independientemente de sus convicciones, estaba incentivado por el magnate del armamento Basil Zaharoff) y fue el principal impulsor de las duras condiciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles que sentaron las bases para la II Guerra Mundial. Yendo a lo nuestro, la trayectoria de Alberto N¨²?ez Feij¨®o tiene -de momento- menos meandros, caudal y curso, pero el rumbo de su gobierno parece inspirado por el lamento del encallecido estadista franc¨¦s. O sea que alguien deber¨ªa decirle al presidente Feij¨®o y al PP de Galicia que ya han ganado las elecciones, que faltan tres a?os para las siguientes y que ahora lo que tienen que hacer es gobernar.
Gobernar es algo m¨¢s que vivir en Monte P¨ªo y ver los despachos llenos de amigos
Gobernar es algo m¨¢s que vivir en Monte P¨ªo, tener un asiento m¨¢s que los otros en el Parlamento y comprobar que los despachos est¨¢n llenos de amigos. Y por supuesto, es algo distinto de centrarse en intentar aniquilar al adversario, objetivo m¨¢s o menos leg¨ªtimo en pol¨ªtica, pero que por lo que se ve, distrae de la gesti¨®n. Un ejemplo es la llamada trama agraria. Los funcionarios est¨¢n -adem¨¢s de para poner su sueldo a disposici¨®n de las necesidades de la macroeconom¨ªa- para mejorar la calidad de los servicios que el ciudadano recibe de la Administraci¨®n auton¨®mica, en este caso, no para mejorar las expectativas electorales del partido que sustenta a la Xunta. Abrir expedientes informativos sin m¨¢s resoluci¨®n fundamentada que proporcionarle munici¨®n a un portavoz parlamentario o ejecutar operativos de inspecci¨®n tipo sincronicemos-los-relojes en sindicatos puede que sea m¨¢s estimulante que la rutina diaria, pero las formas democr¨¢ticas ya se sabe que son aburridas. (Y si lo del operativo contra Uni¨®ns Agrarias se debi¨®, como argument¨® el presidente, a la prensa, me apresuro a apuntar a los SWAT del expediente que las empresas y colectivos de un conocido dirigente vecinal coru?¨¦s acumulan m¨¢s subvenciones de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica que la CIG y CC OO juntas).
No es que los ciudadanos no estemos al tanto del pensamiento y de la actividad presidencial. Al contrario. Somos puntualmente informados de que en sus habituales incursiones al complejo pol¨ªtico-medi¨¢tico que llamamos Madrid ha exigido gallardamente a Zapatero la convocatoria de elecciones anticipadas. Primero por su ineficacia ante la mala marcha de la econom¨ªa y despu¨¦s por dignidad, puesto que toma las medidas por imposici¨®n europea. Desafortunadamente, el hecho es que en Galicia la econom¨ªa va todav¨ªa peor que en Espa?a, en t¨¦rminos absolutos y relativos, aunque no estemos tan informados sobre ello y no le podamos echar la culpa a la f¨®rmula del desgobierno Touri?o-Quintana que se us¨® en las pasadas elecciones. Y en cuanto a lo de la dignidad, no deja de ser curiosa esa reivindicaci¨®n de soberan¨ªa en las mismas horas en que se nos daba a conocer que la pol¨ªtica fiscal de Galicia la fija Mariano Rajoy desde G¨¦nova (Madrid).
La doctrina fiscal Rajoy es la ¨²nica raz¨®n posible por la que el PPdeG descart¨® subir los impuestos a los que ganan m¨¢s de 100.000 euros, salvo que haya motivos para temer que los afectados huyan en masa a establecerse en Ponferrada. En realidad ning¨²n gobierno ha dado ning¨²n argumento para no establecer un tramo impositivo m¨¢s en la parte alta de los ingresos. El argumento de que los milloneuristas "no tienen la culpa", seg¨²n arguy¨® el diputado conservador Pedro Arias y por lo tanto no deben pagar por ello, parece m¨¢s de ra¨ªz judeocristiana que de pol¨ªtica fiscal. Aunque no tengan la culpa, s¨ª tienen dinero, y deben poner su parte, que hasta ahora y mientras la macroeconom¨ªa no diga lo contrario, se considera que tiene que ser mayor.
Para ser justos, no es que la Xunta no adopte medida alguna. El problema parece ser que no adopta las adecuadas, o no se notan. Por ejemplo, tom¨® una que parec¨ªa intentar inflar de nuevo la burbuja inmobiliaria, como la reducci¨®n en un 25% del Impuesto de Actos Jur¨ªdicos Documentados para "fomentar y reactivar el mercado de la vivienda" y "restaurar la confianza de los consumidores gallegos". Tener confianza es libre y gratis, pero la medida es irrelevante: se aplica sobre un impuesto del 1%, lo que significa que en un piso de 100.000 euros, la rebaja fiscal es de 250 euros, como para pensarse si comprar dos. Lo que busca es inflar otro tipo de burbuja: la medi¨¢tica. Conseguir titulares del g¨¦nero "estamos en ello". Quiz¨¢s s¨®lo con los titulares, sin gesti¨®n, se ganen elecciones, pero a costa de que la pol¨ªtica acabe regida por el razonamiento de George W. Bush en una comparecencia en Reynoldsburg, Ohio: "Pienso que si usted sabe lo que cree, ser¨¢ mucho m¨¢s f¨¢cil responder a su pregunta. No puedo responder a su pregunta".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.