Corre, corre... pero no hacia la nevera
El ejercicio f¨ªsico est¨¢ cada vez m¨¢s de moda, para satisfacci¨®n de los m¨¦dicos, pero, ?sirve para adelgazar? - Los expertos discrepan
La imagen atrae como un im¨¢n a los automovilistas que circulan de noche por la autopista. Tras la cristalera, la sala del gimnasio reluce como un ascua, con decenas de hombres y mujeres pedaleando en las bicicletas est¨¢ticas, corriendo fren¨¦ticos sobre el tapiz mec¨¢nico, ejercit¨¢ndose en m¨¢quinas variadas.
Luis Serratosa no puede reprimir una mirada cuando regresa a casa en su coche, ya oscurecido. Serratosa, m¨¦dico de Sanitas, del Real Madrid, y jefe del Servicio de Rehabilitaci¨®n y Medicina del Deporte de la Cl¨ªnica Quir¨®n , piensa siempre lo mismo: "Vivimos en una sociedad absurda que nos empuja a una vida sedentaria. Luego hay que recuperar el tono yendo al gimnasio al final de la jornada ?Tiene eso alg¨²n sentido?"
La actividad sube el apetito. Es normal 'arrasar' la nevera al volver del gimnasio
El cuerpo de las mujeres conserva mejor sus dep¨®sitos de grasa
Seg¨²n Marques, "obsesionarse con perder peso es malo. Quita felicidad"
Ortega, entrenador personal, propone un plan de choque para adelgazar
No es que a ¨¦l le parezcan mal los gimnasios. Al contrario. "Promocionar la actividad f¨ªsica es importante, porque puede mejorar much¨ªsimo la salud", reconoce. "Si un paciente hace ejercicio se le puede disminuir la medicaci¨®n, incluso a los que han tenido un infarto. Es buen¨ªsimo para personas con diabetes, que es una verdadera epidemia de nuestro tiempo; mejora la densidad ¨®sea, y es muy bueno para las mujeres menop¨¢usicas. Yo creo que la sanidad p¨²blica deber¨ªa fomentar el uso del gimnasio como otro servicio m¨¢s."
El ejercicio es bueno, s¨ª. Aunque no son los diab¨¦ticos ni los infartados los que m¨¢s lo practican, sino los j¨®venes en busca de musculatura, y los no tan j¨®venes desesperados por adelgazar. Pero, ?sirve el ejercicio para perder peso? "A m¨ª me ha servido para no engordar, aunque tampoco soy propensa", dice Maite, que lleva siete a?os, m¨¢s o menos desde que se prejubil¨®, acudiendo a un gimnasio de Madrid.
Maite va dos veces por semana a clases de mantenimiento dirigidas por una profesora. Y no piensa dejarlo. "El ejercicio me permite estar m¨¢s ¨¢gil, incluso mentalmente, pero no dir¨ªa que sirva para adelgazar. Veo que algunas alumnas m¨¢s gorditas de mi gimnasio, siguen igual despu¨¦s de mucho tiempo".
No est¨¢ claro, en efecto, que el ejercicio adelgace. Los cient¨ªficos buscan pruebas concluyentes de la forma en que afecta la actividad f¨ªsica a nuestro metabolismo, pero lo cierto es que los distintos estudios no siempre coinciden en sus resultados.
Un trabajo realizado por el Pennington Biomedical Research Center , de Baton Rouge (Los ?ngeles) demostr¨® que para perder peso el ejercicio debe ser constante y suficiente. La investigaci¨®n se centr¨® en reducir la ingesta de calor¨ªas en un grupo de personas un 25%, mientras otro grupo de participantes en el experimento reduc¨ªan su ingesta de calor¨ªas solo un 12,5% pero aumentaban su ejercicio f¨ªsico un 12,5%. Todos perdieron peso, pero en el grupo de los que se ejercitaron, tuvieron que aumentar su actividad f¨ªsica hasta una hora diaria. Que es bastante m¨¢s de lo que ven¨ªan recomendando los especialistas.
Porque una cosa es innegable; el ejercicio ayuda a quemar calor¨ªas. Y en el mundo desarrollado, repleto de tentaciones cal¨®ricas y con toneladas de alimentos a nuestro alcance, la tendencia es a ingerir m¨¢s calor¨ªas de la cuenta. La estrategia de lucha contra la b¨¢scula ser¨ªa, pues, quemar ese excedente de calor¨ªas. Lo malo es que el ejercicio tambi¨¦n aumenta el apetito. Lo m¨¢s habitual es arrasar la nevera despu¨¦s de una hora machac¨¢ndose en el gimnasio.
"Es cierto. Tenemos genes ahorradores. Cuando se pierde peso se ponen en marcha mecanismos para recuperarlo", explica Iva Marques, profesora de Nutrici¨®n en la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, en la Universidad de Zaragoza.
Pero no todo est¨¢ perdido. "Aunque hacer ejercicio aumenta el apetito", aclara Marques, "cuando el ejercicio es moderado y se hace respirando bien, se pierde grasa, mejoran las endorfinas y las se?ales de saciedad son m¨¢s eficaces. Por eso se va a ingerir lo que se necesita. Las personas menos activas tienen peores controles de saciedad. Estos controles se ajustan cuando permanecen activos durante meses. Para que esto ocurra, tenemos que incorporar el ejercicio como una rutina m¨¢s en nuestra vida".
La experiencia diaria demuestra, sin embargo, que no es tan f¨¢cil librarse del apetito, ni de la grasa superflua. Por mucho que se acuda al gimnasio. Para lograr resultados significativos, los expertos recomiendan controlar tambi¨¦n las comidas. Porque, lo que de verdad ayuda a perder peso "es la actividad f¨ªsica unida a una dieta saludable", opina Pilar Riob¨®, Jefa Asociada de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, de Madrid. "El ejercicio es bueno para todo. Ayuda a quemar calor¨ªas, reduce la grasa corporal, evita la diabetes, es bueno para el coraz¨®n y ayuda a mantener el peso ideal una vez que se ha adelgazado".
Ya. Pero el camino hasta alcanzar ese peso ideal puede resultar un calvario. Especialmente para las mujeres. El organismo femenino, preparado para la procreaci¨®n, es m¨¢s celoso a la hora de conservar sus dep¨®sitos de grasa. Aunque, un amplio estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, y publicado recientemente en el Journal of the American Medical Association (JAMA), da nuevas esperanzas al sexo femenino.
Riob¨® lo cita entusiasmada. "Es un estudio muy amplio. Se hizo sobre 34.000 mujeres de edad madura, unos 54 a?os de media, y se las sigui¨® durante 13 a?os para ver c¨®mo evolucionaba su peso. Y se comprob¨® que las que consiguieron mantener el que ten¨ªan, o engordaron poqu¨ªsimo, fueron precisamente las que hab¨ªan hecho de forma continuada ejercicio moderado durante una hora diaria". La palabra continuado se demostr¨® fundamental. Es in¨²til flagelarse tres horas un d¨ªa, y no mover un dedo los tres meses siguientes.
Riob¨®, como todos los especialistas, se?alan que una cuesti¨®n vital es practicar aquello que nos gusta. "De nada sirve imponerse actividades que te desagradan. Nadar es bueno, pero no hay que ir a la piscina si no te gusta, porque acabas por dejarlo. Todo ejercicio es ¨²til: baile, gimnasia a dos, porque una voluntad m¨¢s ayuda a mantener nuestra disciplina, y, muy importante, no se deben sobrecargar nunca las articulaciones. Lo ideal es hacer un ejercicio de intensidad moderada una hora al d¨ªa". Esta actividad no altera la vida cotidiana. "Puede ser caminar deprisa, pero hacerlo a diario. Este tipo de ejercicio es bueno para la salud pero insuficiente para la p¨¦rdida de peso".
Especialmente, a partir de una edad. A medida que nos hacemos mayores se observa una tendencia mayor a ganar peso, al menos en las personas propensas. ?Por qu¨¦? "Es que el gasto energ¨¦tico disminuye a medida que envejecemos. Si a los 25 a?os se consumen 3.000 calor¨ªas al d¨ªa, a los 50 a?os, no se consumen m¨¢s que 2.000", dice Riob¨®. "Adem¨¢s, gastamos menos porque con los a?os se tiene menos masa magra que es la metab¨®licamente activa, y aumenta la masa grasa. Aunque los deportistas, por supuesto, no se ajustan a esa regla".
En el caso de las personas maduras hay que valorar la cuesti¨®n de la salud, someterse a un examen m¨¦dico antes de ir al gimnasio, opinan los expertos.
Pero no todos est¨¢n de acuerdo en que el ejercicio moderado sea la panacea. Un estudio todav¨ªa no oficial, publicado recientemente en The New York Times, llevado a cabo por el profesor Barry Braun, profesor asociado de quinesiolog¨ªa [estudio cient¨ªfico del movimiento humano] de la Universidad de Massachussets, en Amherst, demostrar¨ªa m¨¢s bien la eficacia de la actividad normal a la hora de mantener la silueta. En ¨¦l un grupo de voluntarios pas¨® un d¨ªa entero sentado. Incluso para ir al ba?o, se desplazaban en silla de ruedas. El mismo grupo fue invitado a pasar otro d¨ªa entero con una actividad normal, permaneciendo simplemente de pie. La diferencia de gasto cal¨®rico fue considerable entre ambos grupos. Lo que ha llevado a estos cient¨ªficos a la conclusi¨®n de que bastar¨ªa con mantenerse de pie algo m¨¢s tiempo del habitual, y, sobre todo, huir de las largas tardes sentados en el sof¨¢, para mantener un cuerpo aceptable.
Este ejercicio m¨ªnimo tiene adem¨¢s una ventaja: no desata el apetito y evita esas terribles revanchas gastron¨®micas que se conceden los muy aficionados al gimnasio. Al menos en determinadas franjas de edad. Aunque los resultados en el cuerpo de los cobayas de Massachussets tampoco fueron espectaculares.
Iva Marques cree que hay que empezar por ser modesto en los objetivos. "Lo primero es bajar el sedentarismo. Hacer manualmente las actividades cotidianas, caminar, por ejemplo. Luego, aumentar el tiempo que se dedica a esas actividades". ?Sirve entonces el ejercicio para perder peso? "S¨ª. Hay actividades de baja intensidad muy eficaces contra la grasa", responde. No es esa exactamente la experiencia de David Ortega, entrenador personal especializado en p¨¦rdida de peso. Sus alumnos, -la mayor¨ªa mujeres entre los 28 y los 40 a?os-, quieren resultados r¨¢pidos y visibles. "Yo propongo una dieta estricta y un plan de choque, con entrenamiento fuerte, y cuando han perdido grasas, hay que conseguir que mantengan los buenos h¨¢bitos alimentarios y el ejercicio. Creo que hay que educar a la gente en esta pr¨¢ctica. Dos o tres sesiones de una hora semanal son suficientes, para mantener el peso conseguido". Ortega, que tiene 30 a?os, y trabaja en el Arena Alicante, uno de los gimnasios m¨¢s grandes de Espa?a, cree por encima de todo en las virtudes del ejercicio. "Es fundamental. Es lo ¨²nico que te ayuda a quemar grasas". ?Y las dietas? "Pueden ser eficaces tambi¨¦n, pero el peso que se pierde con ellas se acaba recuperando".
Iva Marques advierte a los que se sienten angustiados por unos kilos de m¨¢s. "No hay que obsesionarse con perder peso. En la medida en que la obsesi¨®n no es buena porque te esclaviza y te quita felicidad. Lo m¨¢s saludable es ser feliz. El mejor alimento es estar contento. Hay que hacer algo que te guste. Al final si no te gusta es contraproducente porque esclaviza y te hace infeliz y entonces, el ejercicio deja de ser saludable. Aunque perdieras peso te amargar¨ªas, con el riesgo de que se puede caer en alteraciones del comportamiento alimenticio".
Los par¨¢metros que alargan (al parecer) la vida
No es un secreto, a estas alturas, que una vida m¨¢s sana es, salvo accidentes, una vida m¨¢s larga. Pero, hasta ahora hab¨ªa pocos estudios que midieran sobre una muestra suficientemente amplia de la poblaci¨®n el efecto beneficioso del ejercicio f¨ªsico sumado a una dieta equilibrada, al consumo moderado de alcohol y a la privaci¨®n del tabaco.
Un nuevo estudio realizado por cinco especialistas de universidades y centros de investigaci¨®n m¨¦dica de Noruega, Reino Unido, Australia y Estados Unidos, en el que se ha analizado el valor combinado de estos cuatro par¨¢metros de conducta arroja importantes resultados.
Los investigadores han llegado a la conclusi¨®n de que no respetar ninguno de estos principios saludables equivale a una p¨¦rdida de 12 a?os de vida de promedio. Los resultados de este estudio, realizado sobre una muestra de casi 5.000 brit¨¢nicos de ambos sexos, sometidos a un seguimiento m¨¦dico a lo largo de 20 a?os, permiten afirmar con seguridad a los especialistas que cuidarse un poco, estar atentos a lo que ingerimos, y combatir el abrumador sedentarismo de la vida moderna, pueden garantizarnos una vida m¨¢s larga.
El estudio, que acaba de publicarse en Archives of Internal Medicine, se hizo tomando una muestra a un grupo ed gente, similar en t¨¦rminos de edades, distribuci¨®n por sexo y por clase social, que el censo brit¨¢nico de la ¨¦poca en que se inici¨® el estudio, 1985. No todos los mayores de 18 a?os seleccionados fueron aceptados (o quisieron participar). De este modo, la muestra se redujo a los 4.886 individuos que respondieron a un cuestionario y se dejaron examinar por una enfermera investigadora, a lo largo de esas dos d¨¦cadas. En el plazo de 20 a?os, fallecieron 1.080. El trabajo corri¨® a cargo del departamento de Nutrici¨®n de la Universidad de Oslo, del Consejo de Investigaci¨®n M¨¦dica de la Universidad de Glasgow, del George Institute for International Health de la universidad de Sydney (Australia), del departamento de Medicina preventiva de la Universidad del Sur de California y del Centro Epidemiol¨®gico de la Universidad de Southampton.
El estudio permiti¨® establecer que la falta de ejercicio f¨ªsico tiene un mayor impacto en las enfermedades cardiovasculares, mientras los fumadores est¨¢n m¨¢s amenazados por el c¨¢ncer. Un consumo elevado de alcohol ten¨ªa consecuencias pr¨¢cticamente en todas las enfermedades. Por supuesto, el estudio tiene sus puntos d¨¦biles. El ejercicio que se tom¨® en cuenta era un m¨ªnimo de 120 minutos semanales de actividad f¨ªsica (correr, bailar, nadar o practicar un deporte) en el tiempo libre. Se excluy¨® la actividad diaria en el trabajo o el caminar a casa.
Y respecto a la dieta, los autores del estudio reconocen que solo preguntaron a los entrevistados por el consumo de fruta y hortalizas sin fijarse en otros alimentos saludables, como cereales enteros, pescado o, por el contrario, el abuso de grasas polinsaturadas.
Reconocen que en 20 a?os, los brit¨¢nicos objeto de este seguimiento han mejorado sus dietas y la intensidad del ejercicio, adem¨¢s de que muchos han dejado de fumar. No ha ocurrido otro tanto con el alcohol. La ingesta por parte de los hombres se ha mantenido, mientras las mujeres consumen m¨¢s hoy d¨ªa que en los a?os ochenta, cuando se inici¨® el seguimiento de esta muestra de ciudadanos.
Por todo ello, los investigadores, se?alan, "fumar, consumir grandes cantidades de alcohol, pocas cantidades de frutas y vegetales y tener poca actividad f¨ªsica, se asocian ya sea tomados separadamente o de forma combinada, con un mayor riesgo de muerte prematura". Y aconsejan: "Modestos, pero viables ajustes en la forma de vida pueden tener un impacto importante tanto a escala individual como social. Desarrollar m¨¦todos m¨¢s eficaces para promover dietas y un estilo de vida m¨¢s saludable en la poblaci¨®n deber¨ªa ser una prioridad en las pol¨ªticas de salud p¨²blica".
Claves para la salud
- Terapia f¨ªsica. M¨¦dicos y nutricionistas recomiendan el ejercicio como la mejor terapia para combatir algunas enfermedades. Aseguran que mejora la vida diaria de los infartados y ayuda a mantener a raya a la diabetes, aut¨¦ntica plaga de nuestro tiempo.
- M¨¢s apetito. Quemar calor¨ªas es una forma de evitar el aumento de peso, pero el ejercicio aumenta el apetito, dando paso a una espiral dif¨ªcil de romper.
- Reserva de grasas en las mujeres. El organismo femenino, adaptado a la procreaci¨®n, se muestra m¨¢s celoso a la hora de conservar sus reservas de grasa. Eso explicar¨ªa la mayor dificultad de las mujeres para perder peso.
- El peso seg¨²n la edad. Las dificultades de mantener el peso adecuado aumentan con la edad. Cuando envejecemos disminuyen nuestras necesidades cal¨®ricas, lo que no significa que disminuya la ingesta de calor¨ªas.
- Consumo de calor¨ªas. Gastamos menos calor¨ªas porque con los a?os disminuye la masa magra que es la metab¨®licamente activa. la doctora Pilar Riob¨®, jefa asociada de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n del Hospital Jim¨¦nez D¨ªaz, de Madrid, hace el siguiente c¨¢lculo: "Si a los 25 a?os se consumen 3.000 calor¨ªas diarias, a los 50 a?os, solo se consumen 2.000".
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