M¨¦xico se rinde ante Monsiv¨¢is
El cronista implacable fue despedido entre mariachis y aplausos del pueblo
Carlos Monsiv¨¢is era el ¨²nico que pod¨ªa provocar esto. M¨¦xico lo sab¨ªa, pero como desde hace mucho se daba por sentado que Monsiv¨¢is no solo era ubicuo sino permanente, el pa¨ªs se ha sacudido ante la noticia de la muerte del escritor a los 72 a?os, el s¨¢bado al mediod¨ªa.
El pasmo por el fallecimiento del intelectual m¨¢s inclasificable, como lo describieron ayer, es total a pesar de que a lo largo de las semanas en que estuvo ingresado en cuidados intensivos del Instituto Nacional de Nutrici¨®n, por una fibrosis pulmonar, su salud se deterior¨® sin remedio. Desde mediados de los a?os cincuenta se le considera analista pol¨ªtico, antologador de poes¨ªas y cr¨®nicas, editor de publicaciones peri¨®dicas y de libros, erudito en temas tan variados como la Biblia, el c¨®mic, el cine y los movimientos sociales mexicanos e internacionales, y defensor de toda causa justa.
Gobernantes y pol¨ªticos interrumpieron sus giras, canales de televisi¨®n cambiaron su programaci¨®n, los peri¨®dicos olvidaron la escasez del papel y desplegaron largas coberturas. Monsiv¨¢is se convirti¨® en el tema de conversaci¨®n en los bares y en los caf¨¦s, en las redes sociales y en las familias, en la plaza p¨²blica y en el interior de sus lectores.
El homenaje a Monsiv¨¢is logr¨® que se pusieran de acuerdo fuerzas pol¨ªticas de distinto color que reclamaban honrarle por separado. El izquierdista Gobierno del Distrito Federal dispuso el Museo de la Ciudad, adonde el cuerpo lleg¨® la noche del s¨¢bado para vivir la primera parte de un ecl¨¦ctico, ?o deber¨ªa describir m¨¢s propiamente como monsivaiano?, inicio de sepelio. Mariachis, tr¨ªos de boleros, cantos y rezos cristianos, entonaci¨®n a pulm¨®n del himno nacional de M¨¦xico y muchas guardias al f¨¦retro color madera clara se vivieron en la reuni¨®n, en la que por su tipo era imposible no otear de vez en cuando para ver a qu¨¦ hora se aparecer¨ªa Monsiv¨¢is con su inteligencia sin pose y su desenfado que todo lo registraba.
En la ma?ana del domingo, el ata¨²d lleg¨® al palacio de Bellas Artes. Frente al f¨¦retro, que luc¨ªa banderas de M¨¦xico, del orgullo homosexual y de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, se alinearon autoridades federales y locales, historiadores de la derecha y ex presos pol¨ªticos, intelectuales y parientes, compa?eros de aventuras period¨ªsticas y miles de personas que no paraban de gritar v¨ªtores y aplaudir.
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