Italia, por los suelos
Nueva Zelanda logra su haza?a particular al empatar contra la campeona
A pocos kil¨®metros del parque nacional Kruger, uno de los mayores de ?frica, una pandilla de neozelandeses vestidos completamente de blanco (All Whites) consigui¨® la mayor haza?a de la historia de su f¨²tbol: empatar ante Italia. Lo hicieron de manera brusca, con sus cuerpos fornidos y atl¨¦ticos de jugadores de rugby y su escaso tacto con el bal¨®n en los pies. Pero les sirvi¨® para igualar a la peor Italia de los ¨²ltimos 44 a?os, cuando sufri¨® aquella humillante derrota ante Corea del Norte en el Mundial de Inglaterra 1966. En el estadio de Nelspruit, los aficionados kiwis se despojaron de las camisetas y, a pecho descubierto, desafiaron el invierno sudafricano y festejaron el empate como algo irrepetible. Los italianos se marcharon con la sensaci¨®n de haber ca¨ªdo en un abismo. Al igual que Inglaterra, Italia se super¨® a s¨ª misma y jug¨® mucho peor el segundo partido que el primero, que ya fue deficiente y que sald¨® con otro empate ante Paraguay.
La selecci¨®n de Lippi se complica la vida y deber¨¢ ganar o, al menos, empatar el jueves con Eslovaquia y esperar a ver qu¨¦ sucede con Nueva Zelanda y Paraguay. A los All Whites, cuyo objetivo era sumar un punto en esta Copa del Mundo, se les abre la posibilidad de clasificarse por primera vez para los octavos.
?D¨®nde est¨¢n Del Piero, Totti, Cassano y Miccoli? Tiene m¨¢s talento un Totti panz¨®n y treinta?ero que los 23 elegidos por Lippi. Con la excepci¨®n de Montolivo, autor de dos grandes disparos cruzados desde fuera del ¨¢rea: uno al poste y el otro repelido por el portero Paston en su estirada.
Italia ya no asusta ni en la defensa ni en el ataque. En dos partidos ha recibido dos goles en acciones a bal¨®n parado. Ante Paraguay, Alcaraz super¨® en el salto a los defensas y cabece¨® a gol. Ayer, Smeltz aprovech¨® que Cannavaro hab¨ªa amortiguado el bal¨®n con una rodilla y se lo hab¨ªa dejado en bandeja para rematar. Claro que Smeltz estaba en clar¨ªsimo fuera de juego. Nada pudo hacer Marchetti en su estreno como titular en vez del lesionado Buffon. Los ¨¢rbitros no anduvieron finos y volver¨ªan a equivocarse m¨¢s tarde, esta vez a favor de los azzurri: un liger¨ªsimo agarr¨®n de Smith a De Rossi que el italiano exager¨® tir¨¢ndose al suelo propici¨® el penalti que transform¨® Iaquinta.
Los All Whites celebraron su gol, en el minuto 7, como una gesta. Y a continuaci¨®n se replegaron para defenderla con u?as y dientes. Tambi¨¦n con los codazos del grandull¨®n Fallon, un target man que se carg¨® a golpes a Cannavaro y Chiellini.
Salvo cuando pasa por Montolivo, Italia tiene serios problemas con el bal¨®n. De Rossi es un pasador limitado, Marchisio se esconde y Pepe no es m¨¢s que un aspirante a extremo. La pareja de delanteros, Iaquinta y Gilardino, es claramente incompetente. Y eso que Lippi ha intentado acomodarlos. Al segundo d¨ªa, el seleccionador azzurro abandon¨® la idea del 4-3-3 y pas¨® a un 4-4-2 para que Iaquinta se juntara a Gilardino y se sintieran m¨¢s acompa?ados. Pero el resultado fue el mismo. La misma falta de profundidad, de precisi¨®n en los pases y, en definitiva, de talento.
Descontento con la p¨¦sima primera parte, Lippi reaccion¨® con dos cambios: entraron Camoranesi y Di Natale por Pepe y Gilardino. El ritmo de Italia, sin embargo, sigui¨® igual de mortecino. De modo que el seleccionador italiano emple¨® la tercera bala que le quedaba: Pazzini en vez del inadvertido Marchisio. Sin resultados.
Nueva Zelanda empez¨® a creer realmente en el empate conforme avanzaba la segunda parte y observaba que el actual campe¨®n le inquietaba poco. Los kiwis incluso se permitieron alguna alegr¨ªa inesperada: Wood plant¨® a Cannavaro al borde del ¨¢rea y su disparo cruzado, con la izquierda. roz¨® el poste de Marchetti.
"Si Corea del Norte pudo vencer a Italia en 1966, nosotros tambi¨¦n podemos", hab¨ªa advertido, sin que nadie le creyera, el t¨¦cnico de Nueva Zelanda, Riccki Herbert. Poco a poco, sus jugadores, el p¨²blico y hasta los italianos empezaron a creerlo. Con esa mezcla de jugadores veteranos pasados de rosca (Cannavaro y Zambrotta a la cabeza), j¨®venes sin esp¨ªritu (Marchisio) y experimentados sin talento (Gilardino y Iaquinta), Italia fue humillada por unos rocosos neozelandeses que aspiraban a no ser goleados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.