?Qui¨¦n cae?
La franquicia argentina Caiga Quien Caiga arrastra el estigma de su primera versi¨®n espa?ola, la capitaneada por el Gran Wyoming. Su ca¨ªda de la parrilla fue un regalo que los directivos de Telecinco hicieron al Gobierno de Aznar suprimiendo el programa en ¨¦poca electoral. Aquella salida turbia castiga al formato en cada resurrecci¨®n. Y no es del todo justo. Los espectadores perciben que la dinamita ya no hace da?o porque el mundo medi¨¢tico est¨¢ demasiado polarizado por afinidades ideol¨®gicas. Tambi¨¦n resulta abaratadora la obsesi¨®n por regalar unas gafas de sol o lograr un saludo, retos que hoy d¨ªa son poco ambiciosos. Actos publicitarios tan vacuos pero tan celebrados medi¨¢ticamente como ver a Tom Cruise y Cameron Diaz dar vueltas en moto y coche a una plaza en Sevilla no ganan en inter¨¦s por m¨¢s descaro que le eche el reportero. Para muchos la cota m¨¢s alta de mordacidad c¨®mica sigue siendo aquel Pablo Carbonell pregunt¨¢ndole a Luis Cobos: "Como director de orquesta, ?qu¨¦ champ¨² nos recomendar¨ªa?".
Tanto Manel Fuentes en la segunda ¨¦poca, como las deslenguadas Silvia Abril y Ana Mil¨¢n en la actual, dotadas del sarcasmo burro para convertir la mesa de las presentadoras en una camilla quir¨²rgica, han de luchar para preservar la esencia cr¨ªtica del formato. El problema es que la falta de relevancia resta fuerza al programa. Necesita popularidad para que el bistur¨ª corte m¨¢s all¨¢ de la epidermis. Cuando Est¨ªbaliz Gabilondo persigue a D¨ªaz Ferr¨¢n para que le devuelva el dinero del billete de Air Comet, el personaje escapa sin dar la cara porque no se siente juzgado en un espacio de m¨¢xima audiencia, sino en un rinc¨®n de progres.
Por azares empresariales, el programa ha vuelto a manos de Telecinco. Si sobrevive no ha de inclinarse hacia la broma blanca por ingeniosa que sea: dejar sin imagen en la tele de un bar a seguidores argentinos durante las jugadas m¨¢s emocionantes de un partido o enga?ar a los jugadores de Honduras para que firmen un contrato para dejarse ganar contra Espa?a. Cuando rescataron el viejo grito de Trillo de "?Viva Honduras!" frente a los soldados de El Salvador, nos devolvieron la esencia del formato: lo que importa del CQC es qui¨¦n cae bajo su dardo afilado.
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