Regreso a La Habana: ?se abre el di¨¢logo?
Los intolerantes de dentro y de fuera no sirven a Cuba. El pa¨ªs necesita reconciliaci¨®n nacional, libertad y reformas estructurales. Son decisiones que corresponde tomar a los cubanos sin interferencias externas
Despu¨¦s de 20 a?os sin poder ir a Cuba, visit¨¦ La Habana (14-20 de junio) para participar en la X Semana Social Cat¨®lica, invitado por el cardenal Jaime Ortega. Me otorgaron la visa de entrada, pero a la semana un funcionario del Consulado cubano en Washington me inform¨® de que la hab¨ªan revocado. "?Puede darme las razones?", pregunt¨¦. Me contest¨®: "Vino de arriba". Tras una nueva gesti¨®n del cardenal y otros apoyos, me telefone¨® el c¨®nsul de Cuba para darme la noticia de que se hab¨ªa revocado la revocaci¨®n.
Entre 1978 y 1990 viaj¨¦ cuatro veces a Cuba, para participar en di¨¢logos, seminarios y encuentros con economistas cubanos. Primero fue el "di¨¢logo" entre el Gobierno cubano y la comunidad en el exterior, en gran medida un mon¨®logo pero que result¨® en la liberaci¨®n de 3.600 presos pol¨ªticos y el inicio de los viajes de exiliados cubanos a la isla, as¨ª como de sus familiares a Estados Unidos. En 2003 me invitaron para la primera conferencia internacional de seguridad social en La Habana; envi¨¦ una ponencia, me incluyeron en el programa, ten¨ªa una entrevista concertada con t¨¦cnicos cubanos para discutir un estudio m¨ªo sobre la reforma de las pensiones... y no me dieron la visa.
En el primer viaje a la isla en 20 a?os, he encontrado afecto y voluntad de tender puentes
Entre los exiliados de Florida es mayoritario el deseo de acuerdo entre todos los cubanos
Este ¨²ltimo viaje fue el m¨¢s grato y con mayor anuencia. Unos 150 representantes de acci¨®n social en di¨®cesis de toda la isla, acad¨¦micos y funcionarios nacionales me trataron con afecto y respeto; charl¨¦ dos horas y media con el cardenal y tambi¨¦n individualmente con cuatro obispos. Me reun¨ª en el Centro de Estudios de la Econom¨ªa Cubana (Universidad de La Habana) con nueve economistas; con los cuales hab¨ªa sostenido un intercambio acad¨¦mico por muchos a?os as¨ª como debates en Espa?a, EE UU, Canad¨¢ e Italia pero no en Cuba. Contrario a los cuatro viajes anteriores en que predomin¨® la confrontaci¨®n, en este prevaleci¨® el consenso y el di¨¢logo respetuoso a las ideas diversas.
El canciller del Vaticano Dominique Mamberti plante¨® que la ley no puede "sofocar la libertad religiosa y limitar o negar otros derechos fundamentales"; la Iglesia tiene "el deber inmediato de actuar a favor de un orden justo en la sociedad". El cardenal dio la bienvenida al "di¨¢logo que acerca, que crea puentes". El jesuita Jorge Cela, destac¨® pasajes clave para Cuba de la Enc¨ªclica Caritas in Veritas: el amor frente a la confrontaci¨®n para la reconciliaci¨®n nacional; el derecho a la libre asociaci¨®n; la importancia de la sociedad civil para el desarrollo de la democracia econ¨®mica; el pluralismo de empresas para no dejar todo en manos del Estado; el di¨¢logo y la participaci¨®n de todos en los cambios necesarios.
Aurelio Alonso, subdirector de la revista Casa de las Am¨¦ricas, advirti¨® que el di¨¢logo implica tolerancia y entendimiento, en vez de proselitismo e imposici¨®n. Fue partidario de eliminar los actos de repudio en las dos orillas, rechaz¨® mirar a la comunidad de Miami con inmovilismo, reconoci¨® que Cuba no ha contribuido en medida suficiente a generar un clima de di¨¢logo y concluy¨®: "Nuestra capacidad para dar respuesta al di¨¢logo dentro de la naci¨®n depende de que estemos en condiciones tambi¨¦n de afrontar el di¨¢logo con la emigraci¨®n". Jorge Dom¨ªnguez, vicerrector de Harvard, not¨® que la palabra "traici¨®n" se utiliza en Cuba y en el exilio contra aquel que discrepa, un recurso del que carece de argumentos y evidencia su temor a que si hay un debate, se demuestre su ignorancia. Con excepci¨®n de 1978, las reuniones con la emigraci¨®n se han limitado a representantes de la ¨²ltima que coinciden de antemano con el Gobierno en una agenda fijada por este. Cit¨® encuestas que muestran que el porcentaje de los exiliados en el sur de Florida que aprueban el di¨¢logo ha crecido de 40% en 1991 a 65% en 2007, aumentando a 79% entre los que emigraron despu¨¦s de 1995.
En la sesi¨®n sobre reconciliaci¨®n entre cubanos, Rafael Hern¨¢ndez, director de Temas, jugando el papel de abogado del diablo, present¨® 17 preguntas. Acept¨® la reconciliaci¨®n de las personas y las familias. Consider¨® imposible la reconciliaci¨®n entre ideolog¨ªas diversas, pero afirm¨® que la reconciliaci¨®n pol¨ªtica es "premisa imprescindible para conseguir la estabilidad y el equilibrio social en Cuba". Arturo L¨®pez-Levi, profesor adjunto de la Universidad de Denver, se centr¨® en la idea de "Casa Cuba" propuesta por Carlos Manuel de C¨¦spedes, y mantuvo dos principios fundamentales: la soberan¨ªa nacional y el acatamiento de todos los derechos humanos, incluyendo un Estado democr¨¢tico y de bienestar, con gobierno de mayor¨ªas y respeto a las minor¨ªas. La reconciliaci¨®n es un proceso basado "en la premisa de que un paso de distensi¨®n puede llevar a otro, creando impulsos y cambiando el ambiente social y pol¨ªtico".
En el panel sobre econom¨ªa y sociedad, los acad¨¦micos cubanos Omar Everleny P¨¦rez Villanueva y Pavel Vidal presentaron an¨¢lisis francos y detallados de la magnitud de las crisis macroecon¨®mica interna y externa, as¨ª como de la banca, con los cuales concord¨¦. Yo analic¨¦ el envejecimiento de la poblaci¨®n cubana (el m¨¢s avanzado en la regi¨®n despu¨¦s de Uruguay) y c¨®mo agrava la insostenibilidad financiera de las pensiones a largo plazo, a pesar de que el poder adquisitivo de las mismas se ha reducido a la mitad desde 1989. Hubo consenso sobre la necesidad de implementar las reformas estructurales econ¨®mico-sociales, acelerarlas y profundizarlas, para dinamizar un proceso que en los ¨²ltimos tres a?os ha sido positivo pero lento y a cuentagotas, sin atacar los problemas fundamentales planteados por Ra¨²l Castro desde 2007: la incapacidad de la agricultura para producir el 80% de los alimentos que se consumen, la dualidad monetaria, la insuficiencia de los salarios para cubrir las necesidades b¨¢sicas, la necesidad de aumentar la producci¨®n y la productividad, as¨ª como revertir la ca¨ªda en las exportaciones y en la producci¨®n azucarera.
Mi ¨²ltima visita en 1990 hab¨ªa precedido la terrible crisis que sigui¨® al colapso del campo socialista. Despu¨¦s de 20 a?os no reconoc¨ª a mi amada ciudad. Parad¨®jicamente, no sab¨ªa d¨®nde me encontraba: ni en la parte de La Habana Vieja maravillosa y fielmente restaurada por Eusebio Leal, ni en la esquina de Galiano y San Rafael o las calles Reina y Monte, antes los centros comerciales m¨¢s importantes y ahora en ruinas. Visit¨¦ a los disidentes pac¨ªficos ?scar Espinosa Chepe, economista independiente y uno de los 75 presos de la Primavera de 2003, y su esposa Miriam Leiva, escritora y una de las principales organizadoras originales de las Damas de Blanco. Viven en un apartamento min¨²sculo y pobre, ciertamente no el lugar de personas acusadas de recibir dinero del extranjero.
Antes de mi visita hab¨ªan ocurrido eventos cruciales: la muerte de Orlando Zapata, el acoso a las Damas de Blanco, la huelga de hambre de Guillermo Fari?as, y el encuentro del cardenal con el presidente. De esta reuni¨®n surgi¨® la autorizaci¨®n del Gobierno a que desfilen las Damas de Blanco sin actos de repudio, la liberaci¨®n de un preso pol¨ªtico que est¨¢ parapl¨¦jico, y el traslado de otros 12 presos enfermos a c¨¢rceles menos severas y m¨¢s cercanas a sus familiares. Estas acciones deber¨ªan ser apoyadas, dentro y fuera de Cuba, con la esperanza de que conduzcan a la liberaci¨®n de todos los presos de conciencia. Pero un sector minoritario extremista del exilio en Miami se opone a ello y acusa de colaboracionistas a los cubano-norteamericanos que participamos en la Semana Social Cat¨®lica. Tambi¨¦n dentro de Cuba hay un sector (tildado por una alta autoridad cubana de dinosaurios y jacobinos) que obstaculiza la apertura y las reformas econ¨®micas. Ambos grupos intolerantes antag¨®nicos se unen en la defensa de sus intereses respectivos y en la confrontaci¨®n, retroaliment¨¢ndose entre s¨ª.
?Cu¨¢l es la alternativa que despu¨¦s de 51 a?os ofrecen estos dos sectores extremos? Es inhumano que exiliados que tienen una vida acomodada, sin sufrir las enormes carencias que afronta el pueblo cubano, fomenten el hambre para provocar un estallido o la guerra civil. Es igualmente reprobable que funcionarios y bur¨®cratas cubanos, a los que tampoco les faltan bienes y servicios negados a su pueblo, se opongan a las reformas urgentes y necesarias para sacar la naci¨®n de la crisis.
Hay que romper el c¨ªrculo vicioso con un di¨¢logo que lleve a la reconciliaci¨®n nacional, la libertad de los presos de conciencia y las reformas estructurales esenciales, decisiones que corresponden a los cubanos sin interferencia externa. Esta alternativa humana no solo ayudar¨ªa a Cuba, sino tambi¨¦n a la eliminaci¨®n del embargo de Estados Unidos y a un cambio de actitud de la Uni¨®n Europea. Para ello, estoy dispuesto a regresar a mi patria de origen, contra la oposici¨®n de los grupos intolerantes dentro y fuera de Cuba.
Carmelo Mesa-Lago es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh (EE UU).
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