La fiscal¨ªa investiga cuentas y contratas de la Santa Sede
El cardenal Sepe, imputado por corrupci¨®n, implica a la alta jerarqu¨ªa en los turbios negocios de Propaganda Fide
El "sistema gelatinoso" denunciado por los fiscales de Perugia que han destapado el gigantesco esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en la c¨²pula de la Protecci¨®n Civil inquieta e implica cada vez m¨¢s al Vaticano. El cardenal de N¨¢poles, Crescenzio Sepe, fiel al papa Juan Pablo II, ha sido imputado por corrupci¨®n agravada por su gesti¨®n al frente del dicasterio Propaganda Fide, y se ha defendido culpando a sus superiores: "La administraci¨®n vaticana aprob¨® todas las operaciones", ha dicho. En una carta abierta a los napolitanos, Sepe afirma que el acoso judicial se origina "dentro y fuera de la Iglesia". E insiste en que es un m¨¢rtir: "Trabaj¨¦ siempre con transparencia y por el bien de la Iglesia, una Iglesia siempre perseguida".
Los fiscales le acusan de dar casas gratis o a precio de 'amigo' a cambio de favores
El argumento parece rebatir la idea b¨¢sica de Ratzinger sobre la suciedad en la Iglesia. "No existe ninguna persecuci¨®n, los pecados los cometemos nosotros". El Papa exige ¨¦tica y transparencia para purificar la instituci¨®n, y quiz¨¢ ha llegado el momento de medir su consigna. Los jueces de Perugia enviaron ayer una rogatoria al Vaticano solicitando examinar las cuentas, hipotecas, y contratas de Propaganda Fide en los dos ¨²ltimos a?os que Sepe estuvo al frente, entre 2004 y 2006, antes de que fuera relevado por Benedicto XVI y enviado a N¨¢poles.
El dicasterio se llama ahora Congregaci¨®n para la Evangelizaci¨®n de los Pueblos, posee 2.000 apartamentos solo en Roma y tiene un presupuesto anual cercano a los 9.000 millones de euros. De ah¨ª sale el dinero para las misiones de la Iglesia cat¨®lica.
Las sospechas que recaen sobre Sepe (Caserta, 1943) son muy graves. Los fiscales le acusan de haber dado un apartamento gratis al jefe de la Protecci¨®n Civil, Guido Bertolaso, imputado tambi¨¦n por corrupci¨®n. Y de haber vendido en 2004 un lujoso palacete romano a precio de amigo (entre tres y cuatro millones de euros, cuando val¨ªa al menos nueve) al entonces ministro de Infraestructuras, Pietro Lunardi, tambi¨¦n acusado. La hip¨®tesis es que, a cambio, Lunardi financi¨® obras millonarias de Propaganda Fide que no fueron realizadas.
M¨¢s all¨¢ de los detalles, la investigaci¨®n judicial ha puesto de manifiesto la pujante vigencia del poder democristiano en Italia. La alianza forjada entre el Gobierno de Silvio Berlusconi y destacados miembros de la Curia romana de la etapa de Wojtyla se articula a trav¨¦s de la pol¨ªtica, la informaci¨®n y las contratas p¨²blicas.
La teor¨ªa de los investigadores es que los fondos de la Protecci¨®n Civil (que ha movido sin control 13.000 millones de euros desde el a?o 2000) y de la sociedad p¨²blica Arcus (constructora dependiente del Ministerio de Cultura) serv¨ªan para coordinar y pagar eventos religiosos, y para sufragar contratas, obras y restauraciones de propiedades del Vaticano.
Adem¨¢s, la investigaci¨®n ha revelado que varios funcionarios de ¨¦lite trabajaban y trabajan todav¨ªa a caballo entre los dos Estados, con contactos a izquierda y derecha, muy bien relacionados con la Curia y con movimientos como Comuni¨®n y Liberaci¨®n, los Legionarios de Cristo o el Opus Dei.
Tres laicos cercanos al senador Giulio Andreotti, siete veces primer ministro, son los principales actores de esa simbiosis Estado-Iglesia. Gianni Letta, n¨²mero dos del Gobierno y gentilhombre del Papa; Guido Bertolaso, ex m¨¦dico de Andreotti y jefe de la Protecci¨®n Civil tanto con el cat¨®lico romano Prodi como con Berlusconi, y el encarcelado Angelo Balducci, ex asesor de Propaganda Fide, ex gentilhombre del Papa y ex responsable de Obras P¨²blicas del Ejecutivo. La alianza se remonta al menos al a?o 2000. Sepe fue nombrado coordinador del Jubileo y contrat¨® como ejecutor de obras a Balducci, que trabaj¨® codo a codo con Bertolaso, siendo alcalde de Roma Francesco Rutelli.
La inquietud en el Vaticano es creciente. El Papa ha dado ¨®rdenes de colaborar al m¨¢ximo con la justicia. Su credibilidad y su voluntad de limpiar la instituci¨®n est¨¢n otra vez a prueba. La suciedad cuya denuncia le aup¨® al trono sigue supurando. El dilema es saber si los fieles soportar¨¢n tanta basura, y si la Curia sucumbir¨¢ a la transparencia.
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