La nueva casa del hereje Galileo
Florencia hace justicia al cient¨ªfico con la apertura de un museo
Florencia -la ciudad donde Galileo Galilei (Pisa, 1564-Florencia, 1642) mir¨® al cielo con otros ojos, experiment¨® la gloria, la c¨¢rcel y muri¨® pobre, solo y ciego- ha querido rendir un homenaje al gran cient¨ªfico renacentista cuando se cumplen 400 a?os de sus descubrimientos. A pocos metros del Ponte Veccio, en el Palazzo Castellani, la antigua sede del Museo de la Ciencia, transformada en un modern¨ªsimo centro expositivo, acaba de abrir al p¨²blico el Museo Galileo.
El museo ofrece un apasionante viaje al mundo del cient¨ªfico de quien se exhiben, entre otros instrumentos, dos telescopios, con los cuales descubri¨® el planeta J¨²piter, en 1609 y "las monta?as y los cr¨¢teres en la Luna". A partir de ese momento, uni¨® sus teor¨ªas a las de Cop¨¦rnico y pag¨® muy caro sostener que era el Sol, no la Tierra, el centro del universo. La colecci¨®n re¨²ne, adem¨¢s 1.000 objetos cient¨ªficos, pinturas, facs¨ªmiles, dibujos, que reconstruyen el contexto hist¨®rico y cultural de otros protagonistas del Renacimiento. Tambi¨¦n se exhiben por primera vez, dos dientes y un dedo del cient¨ªfico que durante m¨¢s de 100 a?os se dieron por desaparecidos.
Tras su muerte, el cuerpo de Galileo permaneci¨® sepultado durante casi un siglo en un cementerio clandestino. En el olvido. Sus "opiniones falsas y err¨®neas", seg¨²n el Vaticano impidieron una sepultura digna. En 1737, varios disc¨ªpulos extrajeron tres dedos de la mano derecha (el ¨ªndice, el pulgar y el medio), la quinta v¨¦rtebra y un diente. "Quer¨ªan conservarlas como reliquias. Hubo detr¨¢s de este acto una clara intenci¨®n anticlerical. Conservar el cuerpo de Galileo es una forma de demostrar las contribuciones de un laico, un s¨ªmbolo de un m¨¢rtir y de la libertad de pensamiento", comenta el director del museo, Paolo Galluzzi, uno de los mayores expertos en el cient¨ªfico revolucionario. Tras pasar de coleccionista en coleccionista, ahora, por fin, se han reunido.
El Museo Galileo ofrece un completo recorrido que se inicia con las colecciones cient¨ªficas de las dinast¨ªas que gobernaron la Toscana durante casi cuatro siglos. Como la enorme esfera dorada, de cuatro metros de alto y dos de di¨¢metro, construida por el astr¨®nomo Antonio Santucci (entre 1588 y 1593) que representa el mundo, seg¨²n Arist¨®teles, con los astros girando a su alrededor. O los relojes solares, ¨²ltimo grito del Cinquecento florentino. Tambi¨¦n se puede ver el primer gran invento de Galileo, el comp¨¢s militar, realizado en Padua (1606) y que serv¨ªa para calcular la cantidad de p¨®lvora de los ca?ones. En la sala dedicada exclusivamente al nuevo mundo de Galileo se exponen los instrumentos originales de leyes del movimiento y el facs¨ªmil del pol¨¦mico libro Di¨¢logo sobre los dos m¨¢ximos sistemas del mundo, escrito en 1632. No podr¨ªa faltar tampoco la lente con la cual el cient¨ªfico revolucion¨® el mundo.
El centro es uno de los m¨¢s modernos en Europa. Sin embargo, su futuro es incierto. El Gobierno italiano ha decretado un recorte del 50% de los fondos que afectar¨¢ a 242 entes culturales. El d¨ªa de la inauguraci¨®n, Galluzzi no oculta su rabia: "Galileo, hoy estar¨ªa contento, pero con una sombra de tristeza".
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