?Es viable el coche el¨¦ctrico en Espa?a?
Las Administraciones, para pasar de las buenas intenciones a los hechos, deben promover con urgencia decenas de miles de puntos de recarga. Si lo hacen, el coche el¨¦ctrico es una buena alternativa para la ciudad
En los ¨²ltimos tiempos, fabricantes y Gobiernos se han puesto de acuerdo en que el coche el¨¦ctrico es el futuro de la automoci¨®n en nuestro contaminado mundo desarrollado. Las Administraciones de varios pa¨ªses han comprometido ayudas para animar a sus potenciales compradores (5.000 euros por veh¨ªculo en Francia, 7.000 d¨®lares en Estados Unidos, 700.000 yenes en Jap¨®n, hasta 7.000 euros en Espa?a...). Gobiernos y gobernantes planean ciudades sin humos y prev¨¦n, como el Ejecutivo espa?ol, que en 2014 circular¨¢n hasta 250.000 veh¨ªculos que no contaminar¨¢n las calles con carburantes derivados del petr¨®leo, o anuncian, como ha hecho el alcalde de Madrid, que este verano cambiar¨¢ su coche oficial por un veh¨ªculo h¨ªbrido y que, m¨¢s pronto que tarde, el Ayuntamiento de la capital utilizar¨¢ coches el¨¦ctricos. Y por supuesto, los grandes fabricantes (Mercedes, Peugeot, Citro?n, Opel...) se han apresurado a sacar al mercado sus coches verdes, mientras que algunas marcas como la japonesa Nissan hila ya tan fino que est¨¢ pensando en incorporar a sus veh¨ªculos el¨¦ctricos el sonido de los autom¨®viles voladores de Blade Runner, la archifamosa pel¨ªcula de Ridley Scott.
El Gobierno desea que en 2014 circulen por Espa?a 250.000 de estos veh¨ªculos no contaminantes
El precio superior de compra se compensa con el notable ahorro en combustible
M¨¢s all¨¢ de las previsiones y buenos deseos de pol¨ªticos, marcas e instituciones, las preguntas que muchos automovilistas se hacen ahora son: ?Es factible conducir a d¨ªa de hoy un coche el¨¦ctrico en Espa?a? ?El ahorro energ¨¦tico compensa de verdad manejar un veh¨ªculo que sigue siendo una rara avis en nuestras ciudades y carreteras? ?C¨®mo y en qu¨¦ condiciones merece la pena ir de avanzadilla y hacerse con uno de estos autom¨®viles que en la actualidad son m¨¢s caros que un coche de los de toda la vida?
Para empezar, es cierto que el coche el¨¦ctrico consume mucha menos energ¨ªa que el tradicional, y que este ahorro resulta muy significativo al calcular lo que realmente nos cuesta un veh¨ªculo (cantidad que no se limita al precio que nos cobran en el concesionario, sino que incluye todos los desembolsos que vamos sumando a lo largo de su vida). Un autom¨®vil de este tipo cuesta hoy en Espa?a unos 30.000 euros (a los que habr¨ªa que restar los 7.000 de bonificaci¨®n del Plan Movele), precio mayor que el de un veh¨ªculo "contaminante" equivalente. Pero el coste de recarga de un coche el¨¦ctrico ronda un euro por cada 100 kil¨®metros (y podr¨ªa ser a¨²n m¨¢s barato si se ponen en marcha las tarifas nocturnas "s¨²per valle" anunciadas por el Gobierno). Un gasto que, en cualquier caso, resulta muy inferior a los casi 7 euros (6 litros de gasolina a un precio aproximado de 1,1 euros el litro) que gasta de media cualquiera de nuestros coches en 100 kil¨®metros.
El mantenimiento general de este tipo de veh¨ªculos resulta, adem¨¢s, menos costoso que el de los tradicionales, ya que no necesitan cambios de aceite, los frenos son m¨¢s longevos, carecen de embrague y el motor es m¨¢s sencillo. Adem¨¢s, en ciudad (su h¨¢bitat natural a d¨ªa de hoy), el consumo del coche el¨¦ctrico baja y el de combusti¨®n sube, con lo que la diferencia puede resultar a¨²n mayor.
Estos autom¨®viles, por supuesto, producen mucho menos CO2 que los tradicionales: la emisi¨®n de gases contaminantes en el coche el¨¦ctrico se calcula en 3,6 kilogramos por 100 kil¨®metros, mientras que un coche de gasolina de los m¨¢s "limpios" expele 12 kilogramos por 100 kil¨®metros. Tambi¨¦n la contaminaci¨®n ac¨²stica es muy inferior, por no decir, nula: el coche el¨¦ctrico no hace ruido, algo que inicialmente resulta altamente deseable en nuestras ensordecedoras ciudades pero que puede generar problemas de seguridad a todos aquellos que est¨¦n acostumbrados a cruzar las calles "de o¨ªdo". La idea de Nissan de que sus coches "suenen" como en Blade Runner responde precisamente a esta necesidad de que los peatones puedan notar su presencia.
Otra de las dudas que surgen cuando nos planteamos comprar un coche el¨¦ctrico es c¨®mo se recarga. Lo ¨®ptimo es hacerlo sin prisas (entre cuatro y seis horas), y en horario nocturno, una f¨®rmula que ayuda adem¨¢s a dar salida a la energ¨ªa e¨®lica, que se produce en mayor cantidad durante la noche y no se puede acumular. Ahora se paga igual la recarga, con independencia de si se hace de d¨ªa o de noche, porque el n¨²mero total de veh¨ªculos verdes no da como para diversificar tarifas. Pero seg¨²n aumente el n¨²mero de unidades en circulaci¨®n ocurrir¨¢ como con los m¨®viles y surgir¨¢n tarifas seg¨²n franjas horarias, de manera que recargar en horas "valle" (cuando el consumo es menor) resulte muy econ¨®mico. Los expertos auguran incluso que el sistema de recarga futuro podr¨ªa ser personalizable y con un contador inteligente.
La ventaja de repostar desde casa requiere como condici¨®n previa que se cuente con un garaje desde el que podamos "enchufarnos" a la red el¨¦ctrica, o sea factible conectarlo all¨ª donde lo tengamos aparcado. La otra opci¨®n es "rellenar" la bater¨ªa en una electrolinera. Pero en ¨¦stas la recarga ha de efectuarse de manera m¨¢s r¨¢pida (entre 15 y 30 minutos), con el consiguiente peligro de sobrecarga en la red en momentos puntuales.
La prueba definitiva del compromiso de las Administraciones con el coche el¨¦ctrico ser¨¢ precisamente la promoci¨®n de puntos de abastecimiento que impulsen su autonom¨ªa en carretera. Est¨¢ previsto que, a lo largo de este a?o, haya 500 puntos de recarga en Espa?a y, para 2014, 263.000 en aparcamientos de flotas, 62.000 en domicilios particulares, 12.150 en aparcamientos p¨²blicos y 6.200 en las calles. Una dotaci¨®n en principio satisfactoria para una flota prevista de unos 250.000 veh¨ªculos, de los cuales 60.000 ser¨¢n particulares.
La autonom¨ªa en carretera de estos veh¨ªculos es relativamente limitada (entre 130 y 200 kil¨®metros), pero m¨¢s que suficiente para la media de los trayectos que la mayor¨ªa hacemos a diario. Aunque es cierto que cualquiera de los extras a los que nos hemos acostumbrado a nuestros veh¨ªculos tradicionales pesa mucho m¨¢s en los coches el¨¦ctricos. Por ejemplo, la calefacci¨®n. En el caso de los veh¨ªculos t¨¦rmicos, ¨¦stos producen tanto calor que no hace falta emplear ning¨²n a?adido para subir la temperatura interior. Pero a la hora de calentar artificialmente un coche el¨¦ctrico hay que utilizar un sistema externo, que contribuir¨¢ a que la bater¨ªa se descargue antes de tiempo (la buena noticia es que tampoco se calentar¨¢ nunca en exceso, as¨ª que la refrigeraci¨®n se hace menos necesaria...). Y tal y como ocurre con la calefacci¨®n pasa con el sistema de servodirecci¨®n, o cualquier otro accesorio al veh¨ªculo: siempre contribuir¨¢n a que gastemos antes la bater¨ªa. Aunque tampoco lo hacen de manera desaforada: todos los extras unidos har¨¢n que la bater¨ªa se descargue entre un 5% y un 10% m¨¢s que si anduvi¨¦ramos con el coche desnudo.
En resumen: conducir un coche el¨¦ctrico compensa si se utiliza como veh¨ªculo urbano para desplazamientos cortos dentro de ciudades y para distancias diarias de entre 10 y 80 kil¨®metros. Resulta mucho menos contaminante que el tradicional, incluso en cuanto a contaminaci¨®n ac¨²stica. Y su precio, en principio superior al de un utilitario al uso, queda compensado por el ahorro en combustible y a¨²n m¨¢s cuando lleguen al mercado las nuevas bater¨ªas de nanotubos de carbono, con capacidades de 10 a 100 veces superiores a las actuales.
Eso s¨ª, a d¨ªa de hoy, el coche el¨¦ctrico requiere cierta disciplina por parte del usuario, que debe acostumbrarse a recargarlo con regularidad para evitar sorpresas desagradables (como, por otra parte, nos pasa con los tel¨¦fonos m¨®viles). Y desde luego, precisa tambi¨¦n del apoyo de los Gobiernos, instituciones p¨²blicas y empresas, que promoviendo nuevos puntos de recarga pueden facilitar la vida de sus conductores y animar por tanto la compra de los coches el¨¦ctricos.
Pedro Revenga del Toro es profesor de Tecnolog¨ªa Electr¨®nica de la Universidad de Alcal¨¢.
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