Las insumisas de Al Yazira
Cinco presentadoras de la cadena qatar¨ª dimitieron en mayo, hartas de que les acosaran por su forma de vestir. Parte de la redacci¨®n denuncia el rumbo islamista de la direcci¨®n
El 1 de noviembre de 2009, d¨ªa del aniversario de la cadena, Al Yazira innova su imagen para celebrar sus 13 a?os de vida. Los presentadores y las presentadoras ya no son bustos parlantes, sino hombres y mujeres que se desplazan hacia la c¨¢mara. Y aquel d¨ªa, ironiza una presentadora, la direcci¨®n hizo un descubrimiento: cuando una mujer se pone de pie, tiene piernas.
En 13 a?os, la cadena informativa en lengua ¨¢rabe ha encajado muchos golpes, pero ha sabido sacar fuerzas de ellos. Tuvo que transigir con los ataques de Washington, ofendido al ver a Osama Bin Laden y a los talibanes en pantalla; lidiar con los reg¨ªmenes del Magreb y Egipto, furiosos al o¨ªr la voz de los integristas en el interior de sus fronteras; morderse la lengua cuando los medios de comunicaci¨®n occidentales se mofaban de la cadena y la satanizaban. Los embates ven¨ªan del exterior, pero resist¨ªa.
"Tenemos la sensaci¨®n de trabajar para una televisi¨®n de talibanes", dice en privado una de las dimisionarias
Ese 1 de noviembre estallaba una nueva crisis. Esta vez afectaba al n¨²cleo de la familia y desembocar¨ªa, ocho meses m¨¢s tarde, en la dimisi¨®n de cinco de las presentadoras (una de cada tres). Cinco buenas profesionales, bellas e inteligentes, con un rostro conocido en todo el mundo ¨¢rabe. Procedentes de L¨ªbano, de Siria y de T¨²nez, estaban orgullosas de trabajar en Doha, la capital de Qatar, para la mayor cadena de televisi¨®n en lengua ¨¢rabe, la que contribu¨ªa a cambiar la sociedad, la que revolucion¨® el mundo de los medios de comunicaci¨®n desde Marruecos hasta los pa¨ªses del Golfo pasando por Oriente Pr¨®ximo con su lema "una opini¨®n y la contraria".
Unos d¨ªas despu¨¦s del lanzamiento de la nueva imagen, los periodistas reciben normas de vestuario. La direcci¨®n de la cadena les hace saber que es "preferible" no llevar pantalones ce?idos. Las faldas tienen que alargarse como m¨ªnimo cinco cent¨ªmetros por debajo de la rodilla. La blusa solo deber¨¢ dejar al descubierto "cinco cent¨ªmetros" de piel a partir de la base del cuello. Con una falda, es mejor llevar chaqueta larga... Curiosamente, ni una sola l¨ªnea sobre los hombres.
El director adjunto de la redacci¨®n, Ayman Jabal¨¢, desempe?a el papel de ¨¢rbitro de la elegancia. Convoca en su despacho de manera incesante a determinadas presentadoras para recriminarles: a una de ellas le reprocha que se le ven los dedos del pie, y a otra, que se viste con un camis¨®n. El acoso se intensifica hasta el punto de que, en diciembre de 2009, nueve presentadoras presentan una queja a la direcci¨®n, con la m¨¢xima discreci¨®n. Se sent¨ªan insultadas y reclamaban una investigaci¨®n y sanciones.
Las rebeldes son chi¨ªes, sun¨ªes, drusas y cristianas. En el grupo figura incluso Jadiya Benguena, todo un icono en el mundo ¨¢rabe: por decisi¨®n propia, esta argelina lleva desde hace a?os un ligero pa?uelo de color alrededor de la cabeza, y por cierto, con gran elegancia. Su adhesi¨®n a las insumisas deber¨ªa haber alertado a la direcci¨®n de la cadena. Sin embargo, el acoso aumenta y la parte masculina de la redacci¨®n no interviene. Se nombra una comisi¨®n de investigaci¨®n -compuesta por tres hombres-, pero las conclusiones se demoran. Al l¨ªmite de su paciencia, cinco de las nueve firmantes abandonan la empresa, mientras que esta traslada al responsable de sus sufrimientos, Ayman Jabal¨¢, a la presidencia de Al Yazira Live, una de las cadenas del grupo.
Esto es el final del primer episodio, pero no de la historia. ?Qu¨¦ va a hacer el emir de Qatar, el fundador y mecenas de la cadena? Todo el mundo espera su reacci¨®n. Como hombre que domina el arte de no poner todos los huevos en la misma cesta, el jeque Hamad Bin Jalifa Al Thani sabe que, en el fondo, el litigio no tiene nada que ver con el largo de los dobladillos. ?l cre¨® Al Yazira ("la isla" en ¨¢rabe) un a?o despu¨¦s de derrocar a su padre, en el marco de un gran proyecto para Qatar.
Este pa¨ªs, inmensamente rico, peque?o por su tama?o y su poblaci¨®n (1,6 millones de habitantes, con un 85% de extranjeros), trata de existir desplegando sus encantos a todos los niveles. Es el ¨²nico de la zona que recibe tanto a ministros israel¨ªes como a responsables de Ham¨¢s, y el ¨²nico que interviene en todos los conflictos del mundo ¨¢rabe y trata bien, a la vez, a occidentales e islamistas. Al Yazira se encuentra a solo unos kil¨®metros del Centcom, la base de 100.000 hombres que supervisa las operaciones estadounidenses en Irak y en Afganist¨¢n. Por l¨®gica, Qatar tendr¨ªa que ser un blanco de Al Qaeda debido a la presencia de Estados Unidos, pero el pa¨ªs cuenta con un escudo, Al Yazira, que da voz, entre otros, a los islamistas.
Con su dise?o ultramoderno, el vest¨ªbulo de la sede de la cadena podr¨ªa aparecer en una revista de decoraci¨®n. Aqu¨ª, la redacci¨®n en ¨¢rabe, que tiene acceso a 50 millones de hogares. Enfrente, la redacci¨®n en ingl¨¦s, creada en 2006 y dirigida a 200 millones de familias. Al Yazira se ha convertido en un imperio, con 64 oficinas en todo el mundo desde Caracas (Venezuela) hasta Harare (Zimbabue), una escuela de periodismo, seis cadenas deportivas y proyectos en Sarajevo y Estambul.
La direcci¨®n no quiere pronunciarse sobre las dimisiones: "Es una cuesti¨®n interna". El servicio de prensa graba cada una de las entrevistas concedidas a Le Monde en la sede. Uno de los directores confiesa, avergonzado, que "es la primera vez". En el exterior, un periodista describe "un ambiente malsano" e incluso una "deriva": las dimisiones de las presentadoras "no han hecho m¨¢s que agravar una situaci¨®n tensa".
Ninguna de las dimisionarias ha hecho declaraciones. Hubiese sido muy arriesgado por su situaci¨®n y la de sus maridos: un extranjero solo puede abandonar definitivamente Qatar (donde los sindicatos no existen) con un permiso de salida de su empresa. En privado, algunas de las rebeldes hablan claro: exist¨ªan, es cierto, esas normas de vestuario, pero las razones de su salida "son mucho m¨¢s profundas". Se explican en pocas palabras: en la redacci¨®n en ¨¢rabe, "tenemos la sensaci¨®n de trabajar para una televisi¨®n de talibanes". Y tambi¨¦n se pueden citar, aleatoriamente, la desaparici¨®n de los programas hechos por y para las mujeres, la ausencia de mujeres en la jerarqu¨ªa (?salvo la jefa del servicio de maquillaje!), la sustituci¨®n de las mujeres que se fueron mediante la contrataci¨®n de hombres, las entrevistas en antena con todos los l¨ªderes talibanes, la imagen oscura de la cadena... "Empieza por Gaza y acaba en Mogadiscio, en la pantalla solo hay sangre y muertos".
Una de las presentadoras usa una met¨¢fora: "Han secuestrado un avi¨®n". El piloto se llama Wad¨¢ Janfar. Se cri¨® en Gaza, realiz¨® sus estudios en Jordania y fue contratado por Al Yazira cuando viv¨ªa en Sud¨¢frica. En 2003, cuando el emir le nombr¨® director general, era corresponsal en Bagdad. La sorpresa fue general: su proximidad a los Hermanos Musulmanes era p¨²blica y notoria. ?l ha convertido una simple cadena de televisi¨®n en una red internacional. Y tambi¨¦n ha sido ¨¦l quien ha impulsado la nueva pol¨ªtica editorial. La crisis ha provocado la salida del director adjunto de informativos, Ayman Jabal¨¢, el que acosaba a las presentadoras, pero este egipcio cercano al Tabligh, un movimiento misionario del islam fundamentalista, recibi¨® un ascenso. Por tanto, la renuncia colectiva de las presentadoras tiene un m¨¦rito: la alarma ha sonado.
En el mundo ¨¢rabe, Al Yazira sigue siendo la cadena preferida del p¨²blico, pero en su seno se libra una guerra silenciosa: ?debe ser un medio de comunicaci¨®n profesional o un instrumento? Le corresponde decidir al emir, sabiendo que se perfila el nacimiento de un serio competidor. El pr¨ªncipe Al Walid Bin Talal, un millonario saud¨ª, prepara el lanzamiento de una nueva televisi¨®n en 2011 con el magnate de los medios de comunicaci¨®n Rupert Murdoch.
? Le Monde Traducci¨®n de News Clips
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