La atribulada vida de los muertos
El m¨¢s all¨¢ no es lo que era. Desde que la Iglesia cat¨®lica aboli¨® el limbo, el metro cuadrado de para¨ªso se ha puesto car¨ªsimo y hay oleadas de almas en pena que no tienen donde caerse muertas: cuando la vida se acaba, la especulaci¨®n prosigue. La muerte es lo de menos, de Denise Despeyroux, es una divertida comedia donde un grupo de almas c¨¢ndidas, fallecidas en accidente, a falta de limbo, se ven obligadas a meterse de okupas en un pisito de un barrio cualquiera.
A diferencia de otras comedias de fantasmas, donde lo importante es la peripecia de los vivos, esta nos brinda el punto de vista de unos muertos que no saben c¨®mo enfrentarse a su nueva condici¨®n: por lo pronto, sienten id¨¦nticos celos, dolores y envidias que antes. Incluso tienen hambre. Andar¨ªan completamente desconcertados si no fuera porque una m¨¦dium fiambre les ayuda a interpretar cuanto pasa: a ella, el otro mundo le es familiar.
LA MUERTE ES LO DE MENOS
Autora y directora: Denise Despeyroux. Actores: I?igo Aramburu, Marta Bernal, Pep Garc¨ªa, Gloria Mart¨ªnez y Rodrigo Cornejo. Escenograf¨ªa: Elisa Mori. Sala Cuarta Pared. Hasta el 4 de julio.
En esta comedia los fantasmas sienten celos, dolores y envidias
Despeyroux, joven autora barcelonesa de origen uruguayo, tiene olfato para el di¨¢logo humor¨ªstico sobre temas de hoy y tino para poner en situaciones parad¨®jicas a personajes emocionalmente fr¨¢giles, dibujados con trazo r¨¢pido y seguro. En su primera puesta en escena de esta obra, hecha con cuatro trastos un a?o atr¨¢s en el peque?o teatro Lagrada, se produjo lo que yo llamo efecto Veronese, en homenaje a esos espect¨¢culos que el maestro argentino crea con escenograf¨ªas recicladas, luz fija y actores picando los di¨¢logos en cinco metros cuadrados. En aquella versi¨®n, tan elaborada en lo sustantivo pero tan fresca formalmente, el texto alcanzaba todo su potencial y se empastaban las desigualdades interpretativas. Hab¨ªa una energ¨ªa concentrada.
El montaje que Despeyroux presenta ahora en Cuarta Pared tiene una producci¨®n mayor y un envoltorio que lo abulta. Su nueva escenograf¨ªa, semiconceptual (mu?ecas y retratos colgados de hilos) no afora un espacio que habr¨ªa de estar m¨¢s recogido, ni potencia el aire de tranche de vie de esta "comedia de costumbres p¨®stumas" ni casa con el hiperrealismo del tresillo que la preside. Las obras de Despeyroux, como las de Claudio Tolcachir, Javier Daulte o Rafael Spregelburd, con las que tienen tantos puntos de contacto, suelen quedar mejor en espacios povera. ?Para qu¨¦ envolver un mazo en papel de regalo? Lo mejor de la tarde son las sorprendentes vueltas de tuerca del texto, su humor sulf¨²rico y el gran giro exorcista de Gloria Mart¨ªnez.
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