El Gobierno abre la puerta a reducir los m¨¦dicos del trabajo
Un borrador de real decreto en el que se "establecen los criterios b¨¢sicos" para "desarrollar la actividad sanitaria de los servicios de prevenci¨®n" ha causado gran inquietud entre los especialistas en medicina del trabajo. El texto suaviza los requisitos que deben tener los servicios m¨¦dicos en los centros de trabajo, o los de las mutuas que dan asistencia externa. Si ahora es obligatorio que haya un m¨¦dico por cada 1.000 trabajadores, el decreto establece que ser¨¢ a partir de 2.000. Adem¨¢s, abre la puerta a que, a partir de esa cifra, las siguientes plazas no las ocupen m¨¦dicos del trabajo, sino "personal sanitario".
El presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Especialistas en Medicina del Trabajo, Antonio Iniesta, cree que, a corto plazo, con la "liberalizaci¨®n" impl¨ªcita al anteproyecto se va a crear una guerra de precios a la baja que va a echar a los profesionales al sector p¨²blico, y va a propiciar que se contraten m¨¦dicos no especializados. Y lo mismo pasa con el personal de enfermer¨ªa. "Los m¨¦dicos buenos se ir¨¢n", vaticina.
"Y a los que no se vayan, los echar¨¢n, porque habr¨¢ menos trabajo para ellos. Al pasar de 1.000 a 2.000 empleados, se puede perder f¨¢cilmente un 50% de puestos de trabajo", afirma.
Requisitos dispares
Los servicios de prevenci¨®n est¨¢n compuestos por personal de distinta procedencia (m¨¦dicos y enfermeros, pero tambi¨¦n expertos en seguridad, ergonom¨ªa e higiene industrial). Y su regulaci¨®n se hace en cada comunidad. De manera que los requisitos y los cometidos no son iguales.
Otro aspecto que cree que se deber¨ªa haber introducido en el decreto es la creaci¨®n de una historia cl¨ªnica laboral ¨²nica. Seg¨²n explica Iniesta, un trabajador de un sector con mucha movilidad, como puede ser la construcci¨®n, que puede tener al a?o cinco contratos, puede encontrarse con que su expediente est¨¦ repartido entre cinco mutuas. Y ello por no hablar de que tampoco est¨¢ coordinado con el del sistema nacional de salud.
"Un real decreto tiene la ventaja de que puede establecer pautas comunes, y eso se pierde" si se deja que se fijen en otros niveles, dice Iniesta. Por eso su conclusi¨®n del texto es que, aparte de sus carencias y los cambios que supone frente a la regulaci¨®n anterior, es "una ocasi¨®n perdida".
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