El fin de una era
Federer, finalista los ¨²ltimos siete a?os, cede ante Berdych
Al enterrador le llaman el hombre p¨¢jaro. La pala con la que cava la tumba es su servicio (82% de puntos ganados con el primer saque). El cincel con el que graba la l¨¢pida, su derecha (51 ganadores para 23 errores no forzados). Tomas Berdych, The Birdman para los ingleses, sepult¨® ayer bajo la hierba de Wimbledon una ¨¦poca dorada del tenis, la de Roger Federer como campe¨®n indestructible: el checo venci¨® en cuartos 6-4, 3-6, 6-1 y 6-4 al suizo, que llevaba siete finales seguidas en La Catedral del tenis, adem¨¢s de seis t¨ªtulos. Una ristra de datos hom¨¦ricos demuestra la magnitud de la obra de Berdych, del n¨²mero 13: Federer no ca¨ªa antes de la final de Londres desde 2002. Federer, que el lunes ser¨¢ n¨²mero tres, siempre hab¨ªa sido uno de los dos mejores del mundo desde 2003. Y Federer, campe¨®n de campeones, se despidi¨® de un grande contra un tenista fuera de los 10 mejores por primera vez desde 2004, y sin siquiera pegar un gritito. Mudo.
"Yo no estoy sorprendido", reflexiona luego el croata Goran Ivanisevic, ex n¨²mero dos, campe¨®n en Londres 2001. "Federer no est¨¢ jugando un gran tenis. Lleva tiempo pas¨¢ndolo mal: quiz¨¢s haya perdido la motivaci¨®n", sigue. "Ahora, todos creen que pueden ganarle. Le respetan, pero no como antes. Creen que pueden hacerle da?o si van a por ¨¦l, y es lo que est¨¢ pasando. Est¨¢ fallando muchas derechas, cuando antes era el golpe que le daba los ganadores". "Esto se ve¨ªa venir", coincide el australiano Pat Cash, campe¨®n en 1987. "Tiene problemas de coordinaci¨®n, de tempo. Siente que tiene que golpear m¨¢s ganadores, porque los nuevos tenistas son m¨¢s potentes, y eso le pone m¨¢s presi¨®n. Lo ha ganado todo y volver¨¢ a hacerlo".
La foto del final del partido ense?¨® a un hombre extasiado (sonre¨ªa y sonre¨ªa el terrible Berdych, dos semifinales grandes seguidas) y a otro buscando explicaciones para su partido desdibujado. "Es una decepci¨®n", dijo Federer. "Tengo un problema en la pierna derecha, la espalda cargada, y eso no me deja jugar como querr¨ªa. Necesito descanso. No me puedo concentrar en cada punto porque siento dolor. Si estoy sano, puedo con estos golpeadores planos".
"Quiz¨¢s est¨¦ buscando excusas", contest¨® Berdych, el hombre de los sartenazos, que despidi¨® a un campe¨®n de leyenda, Federer, al que le sobran jugadas mir¨¢ndose al espejo, subidas a la red para los fot¨®grafos y destellos de oro barato. El gran Federer, un tenista como ning¨²n otro, se construy¨® sobre el orden y la t¨¢ctica, ¨²nico veh¨ªculo con el que canalizar su infinito talento. El Federer de hoy juega sin patr¨®n, paciencia ni deseo, fiado a su mu?eca privilegiada y a la impresi¨®n que causa en los rivales su figura. El suizo, ganador del primer grande de 2010, a¨²n tiene remedio: tiene los mejores mimbres para volver a armar el mejor cesto. A Federer siempre se le espera.
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