La dependencia se come la herencia
La larga vida de los ancianos les lleva a invertir el patrimonio en sus cuidados - La vivienda ya es el verdadero seguro del jubilado
"Necesitamos casi 3.000 euros mensuales para mantener dignamente a nuestros padres ?De d¨®nde los sacamos?" Milagros Iglesias, una oficinista de Nova de la Sagra (Madrid) plante¨® esta pregunta a sus dos hermanos cuando vieron que su padre, ebanista jubilado de 87 a?os, entr¨® en un proceso acelerado de deterioro f¨ªsico y demencia senil y que la madre, ama de casa de 86, presentaba lagunas mentales cada vez mayores y escaso ¨¢nimo para cuidar de s¨ª misma y de su marido. Los tres hijos, con hipotecas a sus espaldas, sueldos magros y una enorme incertidumbre sobre la estabilidad de sus empleos, entraron en un proceso de angustia hasta que decidieron lo inevitable: renunciar a la herencia y proporcionar a sus padres los cuidados necesarios.
El 87% de los mayores son due?os de hogares libres de cargas
Octogenarios y nonagenarios son m¨¢s vulnerables a fraudes y abusos
"Aconsejo a mis clientes que jam¨¢s donen la casa", dice una abogada
Las hipotecas inversas se han duplicado en el ¨²ltimo a?o
Es una situaci¨®n cada vez m¨¢s habitual en Espa?a, una salida para afrontar los largos a?os de esperanza de vida, las ajustadas pensiones y los cuidados profesionales que se requieren en el ¨²ltimo tramo de la vida, lastrado frecuentemente por la dependencia. La vivienda, que el 87% de los ancianos espa?oles posee en propiedad libre de cargas, se ha convertido en el verdadero seguro para un futuro que se presume largo y dif¨ªcil.
Los tres hermanos Iglesias optaron por recurrir a la hipoteca inversa, un recurso financiero que ha experimentado un auge espectacular en los ¨²ltimos dos a?os, los m¨¢s visibles de la crisis; otros han malvendido acciones para pagar enfermeros o residencias al menos durante unos a?os; pero cuando no hay patrimonio con el que negociar con el banco o se carece de acciones, se puede rozar la tragedia: ancianos desamparados, familias enfrentadas en los tribunales, cuando no estafas y expolios favorecidos por la vulnerabilidad de los octogenarios.
Este ¨²ltimo aspecto del drama, los expolios, han originado un llamamiento de la Fiscal¨ªa General del Estado para extremar la vigilancia sobre familiares y cuidadores, la declaraci¨®n de incapacidad y las modificaciones testamentarias de ¨²ltima hora. Entre otros colectivos, como los m¨¦dicos y los asistentes sociales, la Fiscal¨ªa requiere una vigilancia rigurosa a los notarios, mediadores necesarios en la adjudicaci¨®n de una herencia.
Ignacio Gom¨¢, miembro de la Junta Directiva del Colegio de Notarios de Madrid, viene aplicando cautelas desde hace tiempo, e increment¨¢ndolas durante los ¨²ltimos a?os, vista la demanda creciente de visitas a domicilios u hospitales para atender a personas sin movilidad. "Antes era relativamente frecuente entrevistar a ancianos de 65 o 70 a?os. Pero ¨²ltimamente es usual encontrarnos con nonagenarios, debido a la prolongaci¨®n de la esperanza de vida. Si antes hab¨ªa que estar atento ante el fraude o abuso, ahora la alerta es m¨¢xima, porque, cuanto m¨¢s mayores, m¨¢s vulnerables. La gente se siente sola y nuestro trabajo se ha vuelto muy complicado", narra este notario, con 20 a?os de ejercicio profesional.
Los notarios disponen de mecanismos para actuar en caso de sospecha, que en ocasiones comienza tras la simple intuici¨®n. Han aprendido, por ejemplo, que sobrinos y herencias son sin¨®nimos de problemas. "Cuando recibimos una llamada del tipo 'venga a ver a mi t¨ªa que quiere testar a mi favor', pienso: empezamos mal", comenta. "Frecuentemente es un sobrino entre otros muchos que ha enredado al anciano al que cuida o visita poco o mucho. Nuestro deber es ayudar al desvalido e impedir que el abusador se salga con la suya".
Las cautelas son de manual: quedarse a solas con la persona que otorga testamento y empezar con la pregunta directa: ?usted de verdad quiere donar su patrimonio a esta persona? Despu¨¦s, Gom¨¢ aplica un peque?o test que una vez le ense?aron unos neur¨®logos, cuestiones muy sencillas del tipo ?qui¨¦n es el actual presidente del Gobierno? o ?en qu¨¦ a?o estamos? o ?cu¨¢ndo naci¨® usted? "Si las respuestas son confusas no autorizo el testamento. Por el contrario, si creo que la persona es consciente de sus actos, llamo a algunos vecinos, a los que primero escucho, y que act¨²an despu¨¦s como testigos de la ¨²ltima voluntad".
Aunque con menor frecuencia, tambi¨¦n ha invalidado testamentos con hijos de por medio. "Nuestra longevidad consume el patrimonio. Y eso siempre genera conflictos, sea cual sea el grado de consanguinidad", se?ala.
Conflictos que acaban a menudo en bufetes especializados en litigios familiares, como LGM Asociados. Manuela Garc¨ªa, su directora, acumula una larga lista de casos desgraciados en los que los padres han sido despojados de sus viviendas mediante enga?os o falsas promesas. Y cita a Juan Antonio R., un octogenario viudo que se dej¨® convencer por su hijo para vender la casa y amortizar con ese dinero una hipoteca del hijo que vaticinaba embargo. "No te preocupes, te vienes a vivir con nosotros, te cuidamos y nos salvas de la ruina", le dijeron. Al principio funcion¨®, recuerda la abogada. "Padre e hijo se quer¨ªan. Pero la nuera entr¨® en una depresi¨®n severa porque no aguantaba al suegro. Dec¨ªa que no pod¨ªa convivir con un se?or de car¨¢cter insoportable y sin el menor h¨¢bito de higiene. El anciano acab¨® dejando el domicilio tras una orden judicial. Ahora el que est¨¢ con depresi¨®n es el hijo".
La letrada lamenta estas tragedias dom¨¦sticas, pero su larga experiencia profesional le ha ense?ado a ser prudente a la hora de emitir juicios condenatorios. "Uno de mis clientes es un peque?o constructor arruinado con la crisis. Embargado y desahuciado, se le han acabado los plazos de las prestaciones y ahora vive con sus hijos en el interior de una furgoneta. Sus padres poseen una buena casa, en la que viven, con todo el derecho del mundo, pero si este hombre tiene que presionar a los ancianos para salvar a sus hijos, tal vez se pueda entender su conducta. Ser¨¢ injusto, pero es as¨ª. Hay mucha gente econ¨®micamente desesperada. En alg¨²n caso es la codicia el elemento que condiciona el comportamiento ego¨ªsta de los hijos; en otros, la necesidad extrema. Bajo tanta presi¨®n, la gente hace barbaridades".
La directora de LGM Abogados aconseja a sus clientes de la tercera edad que no renuncien a la propiedad de la vivienda porque es el salvoconducto para una buena residencia y para afrontar los costos¨ªsimos tratamientos de la dependencia aguda.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, el 17,8% de la poblaci¨®n tiene m¨¢s de 65 a?os (3.002.585 hombres y 4.192.819 mujeres), con una de las mayores esperanzas de vida mundial (media de 79,78 a?os; 76,46 a?os para hombres y 83,32 a?os para las mujeres). Hay diagnosticados 800.000 enfermos de alzh¨¦imer, el 65% de los cuales son mujeres.
Estas cifras fr¨ªas se transforman en dramas cuando se viven de cerca. Manuela Garc¨ªa lo padeci¨® con su abuela, una se?ora que tras una serie de negligencias m¨¦dicas acab¨® demenciada. "Rastreamos el mercado y comprobamos que hay muy pocas residencias que cubran la dependencia, y las que hay son muy caras", comenta. El tratamiento de la abuela costaba 3.000 euros mensuales a pesar de que su demencia era de car¨¢cter leve. Para la familia supuso un mazazo moral y econ¨®mico. "Los afortunados que tenemos ingresos, porque tenemos empleo, padecemos tambi¨¦n muchas deudas. Por eso nuestros padres se est¨¢n comiendo el patrimonio y los hijos perdemos las herencias. ?C¨®mo reaccionamos ante esta situaci¨®n novedosa, que rompe una tradici¨®n de siglos? El factor clave es el dinero. Si los hijos viven bien, no suele haber problemas; hay excepciones, pero lo normal es que ayuden a los padres. Los conflictos surgen cuando no hay medios, algo frecuente y que va en aumento", reflexiona.
En situaciones precarias, cada vez m¨¢s personas recurren a la hipoteca inversa. Se trata de un pr¨¦stamo concedido por un banco, caja de ahorros o aseguradora mediante el cual el propietario de una vivienda, mayor de 64 a?os o afectado de dependencia severa o gran dependencia, obtiene una renta. La deuda no puede ser exigida hasta la defunci¨®n del beneficiario. Los herederos disponen de un a?o para vender la vivienda, devolver el dinero al banco y repartirse el resto, si lo hay. Se concede a un interes de entre dos y cuatro puntos por encima del tipo de una hipoteca normal y goza de exenciones fiscales y menores gastos de notar¨ªa y registro.
Ante la inexistencia de datos oficiales, Josep Jorge, presidente de la agencia de asesores e intermediarios de hipotecas inversas Jubilarse en Casa, destaca que el pasado a?o tramitaron 3.000 casos; este ejercicio, sobrepasan las 5.000. Poco a poco est¨¢n venciendo la desconfianza de los ancianos y sus familias ante esta v¨ªa de obtenci¨®n de fondos que permite costear cuidadores a domicilio o residencias especializadas. "Vivir mucho es muy caro", resume Jorge.
Espa?a figura entre los pa¨ªses con mayor esperanza de vida del planeta. Una proyecci¨®n del Instituto Nacional de Estad¨ªstica estima que en el a?o 2050 el 34% de la poblaci¨®n -17 millones de espa?oles- tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os, de los cuales unos seis millones ser¨¢n octogenarios. Un futuro que en plena penuria financiera pondr¨ªa los pelos de punta a cualquier economista defensor del Estado del bienestar. Sin embargo, precisamente en otra peculiaridad espa?ola puede estar la soluci¨®n al problema: m¨¢s del 87% de los pensionistas posee una vivienda propia. A m¨¢s vida, menor patrimonio, parece ser la ecuaci¨®n.
Pero, al menos, existe un patrimonio para garantizar una cierta dignidad en el ¨²ltimo tramo de la vida. Aunque eso signifique que la herencia ya no ser¨¢ el principal alivio de las clases medias, sino el recuerdo de otros tiempos.
Sin planes de futuro
Los abuelos espa?oles planifican poco su futuro, y las abuelas todav¨ªa menos, lo que las sit¨²a frecuentemente en el umbral de la pobreza (menos de 523 euros al mes). Es una de las conclusiones de un estudio efectuado por investigadores sociales de la UNED titulado
Factores psicosociales que afectan a la edad de jubilaci¨®n.
Seg¨²n el estudio, la mayor¨ªa de las personas no son conscientes de lo que les espera cuando sus ingresos disminuyen dr¨¢sticamente con el retiro laboral, aunque tampoco se les ha ayudado mucho a tomar conciencia de ello.
"Un alem¨¢n empieza a pensar en las condiciones econ¨®micas de la jubilaci¨®n a los 30 a?os. En Espa?a, a los sesenta. El sistema pol¨ªtico de cada pa¨ªs conduce a ello", dice Gabriela Topas, coordinadora del proyecto. Y las peores paradas son las mujeres, cuyos menores ingresos generan l¨®gicamente menores ahorros y adem¨¢s, las ancianas m¨¢s longevas, que apenas han salido de su casa en su juventud y madurez y que han confiado su infraestructura vital al marido o a los hijos, carecen de la formaci¨®n necesaria para planificar el futuro. Topas aporta el dato de que el ahorro medio de las mujeres es solo del 20% con relaci¨®n al de los varones.
Esta psic¨®loga social cree que los tiempos han cambiado tanto que el sistema de preparaci¨®n de las jubilaciones, incluso los largos a?os previsibles como pensionistas, deben someterse a una profunda revisi¨®n. La edad de 62 a 65 a?os se fij¨® en Europa, recuerda, cuando la esperanza de vida era de 70 a?os. "Ahora, tenemos que sumar como m¨ªnimo otros diez. Y claro, si vivimos m¨¢s, gastamos m¨¢s".
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