Una d¨¦cada perdida
En diciembre de 1999 fue aprobada la Ley 15/1999, de Cajas de Ahorros de Andaluc¨ªa. En dicha ley el legislador tomaba nota de los cambios que se estaban produciendo en el entorno en que iban a tener que moverse las entidades de cr¨¦dito e intentaba fijar un marco en el que les fuera posible a las cajas de ahorros andaluzas enfrentarse a esos cambios.
El legislador dejaba muy claro en la exposici¨®n de motivos de la ley en qu¨¦ direcci¨®n hab¨ªa que moverse. En el apartado uno de la misma dec¨ªa lo siguiente: "El proceso de transformaci¨®n del sistema financiero espa?ol y la integraci¨®n de los mercados a que ha conducido la normativa comunitaria, que va a recibir un nuevo y definitivo impulso como consecuencia de la puesta en marcha de la uni¨®n monetaria europea, determinan una modificaci¨®n del marco de actuaci¨®n de las entidades de cr¨¦dito". Y en el tres a?ad¨ªa: "Aun cuando las cajas andaluzas vienen colaborando en el seno de la Federaci¨®n de Cajas de Ahorros de Andaluc¨ªa, existen s¨®lidas razones que avalan la intensificaci¨®n de dicha cooperaci¨®n", mencionando entre ellas "la necesidad de disponer de una capacidad de actuaci¨®n de una dimensi¨®n dada ante proyectos determinados. La perspectiva casi inmediata de la formaci¨®n de un gran espacio europeo asentado en la realizaci¨®n de la uni¨®n monetaria europea y las exigencias derivadas del mismo no hacen sino reforzar la conveniencia de las estrategias de cooperaci¨®n".
Casi al mismo tiempo que se aprobaba esta ley, el entonces presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, puso en circulaci¨®n por primera vez la idea de que ser¨ªa conveniente proceder a fusiones para construir una gran caja de ahorros en Andaluc¨ªa. No creo que sea necesario recordarle a los lectores las reacciones con que fue recibida dicha idea y c¨®mo, sobre todo, se demoniz¨® a la entonces consejera de Econom¨ªa y Hacienda, Magdalena ?lvarez, como responsable de la misma. Pero s¨ª es conveniente subrayar que no son los pol¨ªticos los que siempre llegan tarde, sino que a veces sucede lo contrario. Son ellos los que se anticipan y hacen propuestas que, de ser atendidas, nos podr¨ªan haber situado en una posici¨®n mucho mejor de la que estamos.
Buena parte de los sobresaltos que se han vivido en el mundo financiero andaluz nos los hubi¨¦ramos podido ahorrar si la Ley de Cajas de Ahorros de Andaluc¨ªa se hubiera aplicado de acuerdo con el esp¨ªritu con que la norma fue aprobada. No solamente se hubiera podido evitar que Cajasur acabara siendo intervenida por el Banco de Espa?a y que tengamos que estar montando en este momento una operaci¨®n de rescate para que siga siendo una caja andaluza, sino que, adem¨¢s, alguna operaci¨®n como la absorci¨®n de la caja de ahorros de Castilla-La Mancha, que se intent¨® en solitario por Unicaja, se habr¨ªa podido realizar con bastante probabilidad, consiguiendo el sector financiero andaluz aumentar su tama?o y ganar peso en el conjunto de Espa?a. Sin dejar de lado el hecho de que, en un entorno de esta naturaleza, posiblemente CajaGranada no hubiera contemplado la posibilidad de buscar una salida fuera de Andaluc¨ªa.
Hemos perdido una d¨¦cada. Esto ya no tiene remedio. No lo digo para buscar responsables, porque eso tampoco sirve para nada. Pero s¨ª me ha parecido oportuno subrayarlo, para reivindicar, por un lado, el lugar de la pol¨ªtica en una sociedad democr¨¢tica y, sobre todo, para que aprendamos la lecci¨®n y no volvamos a seguir cometiendo errores y perdiendo tiempo. Esto es tanto m¨¢s necesario porque las condiciones en que ahora nos encontramos son peores que en las que est¨¢bamos cuando la Ley de Cajas se aprob¨®.
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