"Maradona hablaba con los pies"
Jorge Luis Burruchaga (Gualeguey, 1962) marc¨® el gol de la victoria de Argentina en la final de M¨¦xico 1986 ante Alemania (3-2), el Mundial de Maradona. Luego, perdi¨® la de Italia 1990, tambi¨¦n frente a Alemania (0-1). En medio, siempre record¨® al padre que no quer¨ªa f¨²tbol en casa, al ni?o que trabajaba para comer y al futbolista sancionado por corrupci¨®n pasiva junto a sus compa?eros del Valenciennes, franc¨¦s, acusados de arreglar resultados a favor del Marsella. "De eso me qued¨® un recuerdo lamentable", cuenta; "de algo que no ocurri¨® y que pagamos los m¨¢s d¨¦biles, los jugadores".
Pregunta. ?Su infancia?
Respuesta. Nac¨ª en una familia numerosa, con 12 hermanos, y de pocos recursos. Todos ten¨ªamos que trabajar. Nos gustaba el f¨²tbol, pero hab¨ªa que llevar dinero a casa para comer. En los potreros lo ¨²nico que ten¨ªamos era la pelota. Era lo que m¨¢s nos gustaba porque no hab¨ªa tantas cosas como ahora. Mi primer recuerdo de un Mundial es del de 1974. Ten¨ªa 12 a?os. En casa no hab¨ªa televisi¨®n. ?bamos a las de vecinos, tambi¨¦n humildes, y nos junt¨¢bamos muchos. As¨ª fui jugando. Fue una infancia dura pero feliz.
"Para comparar a Messi con Diego habr¨¢ que esperar un par de a?os m¨¢s"
P. ?Fue el mejor consejo que le dio su padre?
R. Todo lo contrario. Era de cero f¨²tbol. Le interesaba que ayudara en casa, que trabajara. Hay que trasladarse a la ¨¦poca; por lo menos, en Argentina. No se pod¨ªa presagiar que con 12 o 13 a?os un chico se pudiera salvar, que su familia viviera de su f¨²tbol, cuando ahora s¨ª ocurre, cuando tienen agente y de todo. Tuve mucho apoyo de mi mam¨¢ y mis hermanos. Cuando marqu¨¦ el gol de la victoria en M¨¦xico, corr¨ª, me puse de rodillas, mir¨¦ al cielo y le dije a mi padre: "A pesar de que no quisieras, ?mir¨¢!". Fue mi momento m¨¢s maravilloso. Mis hermanos no llegaron por distintos motivos. Yo, s¨ª porque fui persistente. No claudiqu¨¦.
P. ?Lo m¨¢s dif¨ªcil de aquel gol?
R. Terminar meti¨¦ndolo dentro. Indudablemente, la carrera fue muy larga, pero en ning¨²n momento escuch¨¦ a Briegel ni lo sent¨ª, igual que no vi desmarcado a Valdano, por el griter¨ªo de la gente. Me enfoqu¨¦ en el arquero, que dud¨® sobre si sal¨ªa o no, sobre si Briegel me alcanzar¨ªa o no.
P. Fue el Mundial de Maradona, ahora seleccionador. ?Daba ya instrucciones en el campo?
R. Quiere dar al equipo su sello. Como jugador, hablaba mucho, pero con sus cualidades y su genio: hablaba con los pies. No era de estar dando indicaciones t¨¢cticas, sino de dar aliento a los compa?eros, de no dejar que se bajonearan.
P. ?En qu¨¦ son distintos Maradona y Messi?
R. Hay una gran diferencia. Messi se educ¨® futbol¨ªstica y culturalmente en Europa. Ha ganado muchas m¨¢s cosas que Maradona en Europa. Para compararlos habr¨¢ que esperar un par de a?os m¨¢s. Diego ya hizo su carrera y Messi la est¨¢ iniciando. Va camino de ser un grande.
P. Usted marc¨® un gol decisivo despu¨¦s de que Argentina alimentara el mito de que Alemania nunca se rinde: les empat¨® tras ir 2-0. Cuentan que Bilardo, el seleccionador, se cogi¨® un buen enfado.
R. Cierto. Fueron dos tantos a pelota parada. Tras tanto trabajo en los entrenamientos...
P. ?Qu¨¦ se dijeron en la celebraci¨®n de su tanto?
R. De todo. De un partido que estaba resuelto pasamos a una igualdad incre¨ªble e inmerecida. De mi gol recuerdo la alegr¨ªa. Fue un momento de pocas palabras, de cansancio, de mirar el reloj. ?Quedaban tres o cuatro minutos! Fui hasta el centro del campo con Valdano y me dijo: "?Ahora s¨ª que no se nos puede escapar!".
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