El genio de la l¨¢mpara
Cada deseo se cumple con Antonio Limones, el jefe de viajes de la selecci¨®n espa?ola
Naci¨® en el barrio madrile?o de Chamber¨ª en 1959, est¨¢ casado, tiene dos hijos -el mayor, tripulante de cabina de una importante l¨ªnea a¨¦rea- y el de Sud¨¢frica es el quinto Mundial que organiza para la selecci¨®n espa?ola. Diplomado en turismo, trabaj¨® en diversas agencias (Viajes L¨ªder, Superviajes, Marsans y El Corte Ingl¨¦s) antes de que ?ngel Mar¨ªa Villar le fichara como jefe de eventos en 2001. "Al final, lo dejamos en jefe de viajes, algo m¨¢s concreto", explica el hombre que busca hospedajes, esto es, hoteles, campos de entrenamientos, gimnasio, aeropuerto y puntos de compra de los alimentos.
Antonio Limones empez¨® a localizar instalaciones para la selecci¨®n espa?ola en 1991 y se pas¨® 10 a?os trabajando en El Corte Ingl¨¦s pr¨¢cticamente dedicado a tal menester. "No ten¨ªa ni idea de f¨²tbol, pero ahora ya habla como si fuera Luis Aragon¨¦s", dicen sus amigos. Empez¨® a ejercer en Estados Unidos 1994, sigui¨® en la Eurocopa de Inglaterra 1996, cuando mand¨® al equipo a alojarse en la que hab¨ªa sido residencia de un lord, cerca de Leeds, convertida en un hotel precioso, con un cementerio en la entrada que le amarg¨® la vida a Kiko. Sali¨® vivo de milagro del reto del Mundial de Francia 1998 por el car¨¢cter de los franceses, "en especial, el de los parisienses", matiza; se super¨® a s¨ª mismo en Holanda, donde sobraban campos y faltaban hoteles en condiciones, y en Corea del Sur y Jap¨®n sorte¨® las dificultades -la mayor¨ªa, consecuencia del choque de culturas- y se muestra especialmente satisfecho de las instalaciones en Alemania: "Eran nuevas, muy buenas". Pero, claro, las austriacas de Neustift son especiales: "Ganamos la Eurocopa y eso las mitifica, pero tampoco ten¨ªan nada del otro mundo. Incluso el campo estaba un poco lejos", dice.
En Sud¨¢frica, antes de elegir el hospedaje, descart¨® al menos 30 lugares
Aunque el visto bueno siempre lo da el preparador f¨ªsico, sea quien sea, sabe que si lo se?ala Limones va a misa: no hay nada mejor. Dicen que tiene un sexto sentido y debe de ser cierto: basta ver las instalaciones donde han trabajado y se han aburrido los jugadores en Potchefstroom. Hasta encontrarlas descart¨® al menos 30 lugares -"me conozco toda Sud¨¢frica", comenta-, pero no par¨® hasta salirse con la suya. "El sitio perfecto no existe", avisa antes de reconocer que el actual se acerca bastante por una sencilla raz¨®n: "La comodidad de los jugadores: van a pie al entrenamiento, tienen el aeropuerto a cinco minutos". Eso fue precisamente lo m¨¢s complicado: convencer al Ayuntamiento local para que invirtiera en una nueva pista. "Entonces ya no tuve dudas: era el lugar", sentencia.
Hay quien asegura que su tel¨¦fono es como una l¨¢mpara de Aladino: "Le pides lo m¨¢s raro, hace una llamada y la necesidad queda satisfecha". Aunque dicen que es mejor no verle enfadado, lo cierto es que en la cocina de la selecci¨®n se le busca constantemente. "Preg¨²ntale a Limones", es una de las frases m¨¢s escuchadas. Dice este m¨¢gico conseguidor que es mucho m¨¢s f¨¢cil tener contentos a los jugadores que a los periodistas, con los que le toc¨® lidiar hasta que pas¨® a dedicarse en exclusiva a la federaci¨®n.
Limones explica una an¨¦cdota que justifica la creencia de algunos sobre su capacidad para hacer milagros: "Una noche, en el Mundial de Francia, me llamaron a las tres de la ma?ana dos periodistas que, te¨®ricamente, ten¨ªan hotel en Nantes: 'Nin, estamos tirados en M¨®naco; b¨²scanos una cama y una ducha', me dijeron". Media hora despu¨¦s ten¨ªan cama, ducha y una botella de champ¨¢n como bienvenida. Ser¨¢ por eso que asegura: "Lo m¨¢s divertido de mi trabajo es superar retos". No hay uno que se le resista.
![Antonio Limones.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CKKXIYEONO3JLJCE2LXC3B42YI.jpg?auth=b60a3e6f3a2f443cb1fd52093701dc7dd3a3dae174f3f01487d1765339077a17&width=414)
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