Bettencourt estrecha el cerco sobre el ministro de Trabajo de Sarkozy
"No tengo problemas en que investiguen", dice la mayor accionista de L'Or¨¦al
Sentada en un sill¨®n de su mansi¨®n de Breta?a, con zapatillas de deporte blancas, apareci¨® ayer en la televisi¨®n Liliane Bettencourt, de 87 a?os, la mujer m¨¢s rica de Francia, la accionista de referencia del imperio L'Or¨¦al, protagonista de un turbio enredo de herencias y cuentas suizas que ha salpicado (y salpica cada vez m¨¢s) al ministro de Trabajo franc¨¦s, Eric Woerth. "No tengo ning¨²n problema en que investiguen", asegur¨® la anciana millonaria, aquejada de una notable sordera, a las preguntas -en voz muy alta y muy despacio- que sobre las pesquisas que el fisco franc¨¦s realizar¨¢ sobre el estado de sus finanzas le hizo la famosa periodista Claire Chazal.
Grabada el mi¨¦rcoles, y sin revelaciones importantes, la entrevista se emiti¨® en un d¨ªa comprometido: ayer Woerth, cada vez m¨¢s acosado, tuvo que salir al paso de tres nuevas informaciones que estrechan m¨¢s el cerco sobre el conflicto de intereses que le envuelve y que se resume as¨ª: su mujer, Florence, trabaj¨® durante a?os como asesora financiera de Bettencourt, poseedora de dos cuentas opacas en Suiza, precisamente cuando Woerth era ministro de Presupuesto y encargado de luchar contra el fraude fiscal.
La mujer de Woerth vigilaba las cuentas suizas de la mujer, seg¨²n la prensa
El peri¨®dico digital Mediapart adelant¨® que Bettencourt recibi¨® del fisco una devoluci¨®n de 30 millones de euros en 2009 por el denominado "escudo fiscal", esto es, una medida impuesta por Sarkozy que impide que cualquier contribuyente (aunque afecta sobre todo a los m¨¢s ricos) pague, en impuestos, m¨¢s de la mitad de sus ingresos. Es decir, la devoluci¨®n de Bettencourt es legal. Pero ?lo sab¨ªa Woerth? ?Desconoc¨ªa -como asegura desconocer todo sobre la fortuna de la millonaria- que el departamento que dirig¨ªa le hab¨ªa devuelto a una cuenta bancaria tal suma? ?l asegur¨® ayer que nunca firm¨® el aval para tal devoluci¨®n, pero hay muchas voces que comienzan a dudar.
Adem¨¢s, Le Monde revel¨® ayer tambi¨¦n que Woerth cen¨® con la anciana millonaria el 30 de enero en el palacete de los Bettencourt en Neuilly, a las afueras de Par¨ªs. Tampoco en este caso, evidentemente, hay nada ilegal pero refuerza la acusaci¨®n del conflicto de intereses.
La tercera de las acusaciones del d¨ªa (no hay jornada sin revelaci¨®n) lleg¨® desde Suiza. La Tribune de Ginebra, citando a un banquero que no quiere dar su nombre, asegura que la mujer del ministro "acud¨ªa a Suiza asiduamente para vigilar y controlar las cuentas de Bettencourt, no a ver el famoso surtidor de agua, y eso era imposible que Woerth, su marido, no lo supiese". Una persona relacionada con Woerth replic¨® a la agencia France Presse que el ministro no respond¨ªa a "acusaciones an¨®nimas" y que, en todo caso, ese art¨ªculo demostraba hasta qu¨¦ punto la pol¨ªtica antifraude de Woerth cuando era ministro de Presupuesto (desde 2007 a 2010) molest¨® a ciertos suizos.
De cualquier manera, obligado a salir al paso cada d¨ªa a desmentir -o no- esta u otra acusaci¨®n, la carrera pol¨ªtica de Woerth (hasta hace semanas uno de los ministros favoritos de Sarkozy) se debilita por momentos. Hace meses, se le lleg¨® a ver como un s¨®lido futuro primer ministro. Ahora, a pesar de que el jefe del Estado le apoya en p¨²blico, muchos hacen apuestas sobre cu¨¢ndo, c¨®mo o con qu¨¦ ¨²ltimo esc¨¢ndalo caer¨¢.
Con todo, la anciana se refiri¨® en la entrevista a los otros personajes de este culebr¨®n de dinero, poder y explosivos odios familiares que hipnotiza a la sociedad francesa. Sobre su relaci¨®n con la hija, que ha denunciado al fot¨®grafo Fran?ois-Marie Banier, amigo de la madre, por aprovecharse de la riqueza de la anciana, neg¨® haber recibido presiones de ¨¦l para que le entregara dinero, y a?adi¨®: "Entiendo que mi hija sienta celos. Es una sensaci¨®n normal. Yo tambi¨¦n sent¨ªa celos cuando alguien se acercaba a mi padre". A la pregunta de si era consciente de que contaba con varias cuentas opacas en Suiza respondi¨® vagamente: "Bueno, nosotros tenemos muchos negocios en el extranjero, tiendas, edificios..."
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.