Montones humanos
Cuando yo era joven, hace ya unos a?os, meterse en un sprint en una carrera de esta entidad no era tan f¨¢cil como coger tu bici y hacerlo. Es decir, que no val¨ªa con estar en el Tour con un dorsal y tener la valent¨ªa y la fuerza suficiente para intentarlo. No; antes deb¨ªas pasar un ritual de iniciaci¨®n para ser aceptado. Ten¨ªas, primero, que demostrar respeto por los que ah¨ª estaban para que ellos te respetasen a ti. Por supuesto que hab¨ªa gente que no lo hac¨ªa y se met¨ªan por ah¨ª a las bravas, pero a estos no se les aceptaba y, por consiguiente, nunca lograban el respeto del resto.
Yo recuerdo una etapa en el Tour de 2002 que gan¨® Freire. Creo que la primera que gan¨® en esta carrera. Yo le pasaba para adelante y me pon¨ªa a la par del telecom que comandaba el grupo para Zabel. En un momento dado, tuve una lucha de codos bastante fuerte con Wesseman, uno de los lanzadores del alem¨¢n, para mantener mi posici¨®n. No me acobard¨¦ y, vista la violencia de sus embestidas, respond¨ª con un codazo traicionero en mitad del costillar.
Llegamos a la meta, Freire gan¨® y yo fui quinto o sexto, no recuerdo. El caso es que el hotel estaba nada m¨¢s cruzarla y fuimos en bici tras terminarla y en el ascensor coincid¨ª con varios corredores del Telecom, entre ellos Wesseman. Se me acerc¨®, me dio la mano para felicitarme por el triunfo de mi compa?ero y me pregunt¨® si fui yo el que lanz¨® en ¨²ltima instancia a Freire. S¨ª, le dije, mientras pensaba "ya est¨¢ liada, a ver c¨®mo termina esto". Pero termin¨® de manera sorprendente. Me dio la mano a¨²n con m¨¢s fuerza y me dijo: "Buen trabajo. Enhorabuena a ti tambi¨¦n". Y desde ese d¨ªa nunca m¨¢s tuve el m¨¢s m¨ªnimo problema ni con Zabel ni con ninguno de sus lanzadores. Yo esto a¨²n lo interpreto como el d¨ªa que super¨¦ la prueba.
Pero esto ya no existe. Es parte del pasado como tantas otras cosas. Cada vez hay menos respeto entre unos y otros -a veces incluso ninguno- y pasa lo que tiene que pasar, nada m¨¢s. Y esto no es una percepci¨®n m¨ªa, sino que Freire y otros tantos que conozco coinciden conmigo en esta opini¨®n.
Lo triste de todo esto, y lo que peor cuerpo me deja, es que ahora la atenci¨®n ya no est¨¢ en disfrutar de la preparaci¨®n del sprint, de las t¨¢cticas, de la colocaci¨®n, de la habilidad... No; ahora el espect¨¢culo est¨¢ en las ca¨ªdas, en qui¨¦n cae, c¨®mo lo hace y si es capaz o no de levantarse por s¨ª mismo. Y en ver si anda por ah¨ª metido alguno de los favoritos...
Ca¨ªdas en la primera semana del Tour siempre ha habido y las seguir¨¢ habiendo. Y es normal que las haya. Pero lo que yo quiero decir es que sprint sea sin¨®nimo de ca¨ªda o montonera gigantesca -ah¨ª con redundancia- es precisamente lo que m¨¢s me fastidia.
La curva de ayer era aguda y dif¨ªcil, lo s¨¦, pero estaba perfectamente se?alada en el libro de ruta y todos sab¨ªan que era la gran dificultad de la llegada. Y ah¨ª fue Cavendish qui¨¦n provoc¨® la ca¨ªda queriendo tomarla por el interior a una velocidad excesiva. En la segunda y la tercera ca¨ªda, el brit¨¢nico ya no ha tenido nada que ver. Incluso la ¨²ltima ha parecido involuntaria. Pero qu¨¦ triste que el espect¨¢culo del d¨ªa quede resumido en las im¨¢genes de esos montones humanos.
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