La bendita locura de Abreu
Pese a sus extravagancias, el delantero es el referente an¨ªmico del conjunto celeste
Anclado a un radiocasete de los ochenta, que cuelga de su largo brazo derecho, El Loco Abreu abandona el vestuario del estadio Nelson Mandela, de Puerto Elizabeth, moviendo su cuerpo huesudo a ritmo de cumbia. Uruguay acaba de eliminar a Corea del Sur en un duelo ¨¦pico y, a pesar de que no ha disputado ni un minuto, se siente el rey del mambo. Con 33 a?os y 16 equipos a sus espaldas, intuye que ser¨¢ protagonista unos d¨ªas despu¨¦s. As¨ª se lo anuncia a sus compa?eros: "El viernes ganamos por penales. Defino yo y lo hago picando la pelota en el ¨²ltimo". En efecto, Uruguay elimina a Ghana en los penaltis y Abreu emula a Panenka, h¨¦roe checoslovaco de la Eurocopa de 1976, pero con una novedad: el golpeo picado es con el interior de la bota izquierda, un toque celestial. Unos lo tachan de irresponsable; otros, como el Maestro Tab¨¢rez, lo llaman clase. El propio Abreu explica que fue la consecuencia de un sesudo estudio del meta rival, el ghan¨¦s Kingson: "Yo ve¨ªa que el golero, cuando arrancaba el ejecutante, se mov¨ªa y se jugaba a un palo. Pero, claro, como ten¨ªa esa obsesi¨®n [por lanzarlo a lo Panenka], quer¨ªa corroborarlo. Entonces le pregunt¨¦ a Fucile qu¨¦ hizo el golero en los tres primeros penales". Y Fucile se lo confirm¨®. "Sos un hijo de puta, casi nos mat¨¢s", le gritan los compa?eros tras el pase uruguayo, por primera vez en las semifinales desde M¨¦xico 1970.
"Defino picando la pelota en el ¨²ltimo penalti", pronostic¨® contra Ghana
M¨¢s que por lo futbol¨ªstico, Washington Sebasti¨¢n Abreu es un referente an¨ªmico en el vestuario por su experiencia, su sabidur¨ªa y sus divertidas extravagancias. "Cuando subo a rematar, a veces grito: 'Lleg¨® el tsunami del ¨¢rea'. Y se cagan de risa hasta los rivales". Los uruguayos son gente seria y alguien as¨ª primero les rompe los esquemas. Pero, al final, acaban queri¨¦ndolo. "Como los buenos l¨ªderes, va por la vida sin intenci¨®n de serlo", explica Juanma Lillo, que fue su entrenador en el Dorados y la Real Sociedad.
Amante de lo inesperado, un d¨ªa aparece con una m¨¢scara de p¨¢jaro en una celebraci¨®n y al siguiente se entrevista a s¨ª mismo o participa en una serie humor¨ªstica. No es que le regalen la presencia en la selecci¨®n, pues ya marc¨® en la repesca frente a Costa Rica, pero ahora es suplente de Forl¨¢n y Luis Su¨¢rez. Abreu es sobre todo un cabeceador, aprovechando su estatura, 1,93 metros, y sus pinitos en el baloncesto y el voleibol. Sabe c¨®mo saltar. El resto es picard¨ªa en el ¨¢rea. Con eso ha jugado en el Defensor, Nacional, San Lorenzo, Deportivo, Gremio, Tecos, Cruz Azul, Am¨¦ricas, Dorados (donde trab¨® amistad con Guardiola), Monterrey, San Luis Tigres, Beitar de Jerusal¨¦n, River Plate, Real Sociedad, Aris Sal¨®nica y Botafogo. "Cuanto m¨¢s lejos de tu pa¨ªs, m¨¢s larga es tu carrera", filosofa Abreu a pesar de que su paso por Espa?a no fue muy afortunado. Irureta no cont¨® con ¨¦l en el Deportivo y en la Real Sociedad tampoco pudo lograr el ascenso. "300 goles en su carrera", se queja Lillo, "pero en Espa?a todav¨ªa se le recuerda por aquel famoso gol que fall¨® con San Lorenzo y que populariz¨® un locutor argentino hambriento de protagonismo. Qued¨® estigmatizado".
A los 16 a?os, jugaba en la selecci¨®n de baloncesto cuando, en una preselecci¨®n, se escap¨® por la noche y el entrenador lo expuls¨®. "Fuimos a dormir y o¨ªmos m¨²sica de fiesta. Nos miramos, salimos por la ventana, bailamos y volvimos a las cuatro de la ma?ana, sin ser vistos. Al otro d¨ªa, el t¨¦cnico dijo: 'Chicos, un jugador iba a ser seleccionado, pero quedar¨¢ fuera por indisciplina'. Luego me citaron para la sub 17 de f¨²tbol". Su vida est¨¢ llena de an¨¦cdotas as¨ª. Pero tambi¨¦n hay un Abreu responsable, obsesionado con la comida sana de sus cuatro hijos, atento a los asuntos sociales y muy agarrado a los valores m¨¢s b¨¢sicos. "Se gan¨® por convicci¨®n, por dedicaci¨®n, por entrega, por humildad y por sacrificio", dijo tras plantarse en las semifinales. Y ahora remata: "Ahora estamos en el baile y... A seguir bailando".
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