Einstein molesto
Se nos echa encima el debate sobre el estado de la naci¨®n, fijado para el mi¨¦rcoles 14 y el jueves 15, conforme al orden del d¨ªa de la correspondiente sesi¨®n extraordinaria del Pleno del Congreso de los Diputados. La solicitud para su celebraci¨®n figura en el escrito remitido por el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes a la C¨¢mara que se ha conocido ayer. Son seis folios que intentan presentar como coherente la trayectoria descrita por la acci¨®n de Gobierno a contar desde el momento de los acuerdos subsiguientes al debate anterior hace poco m¨¢s de un a?o. Pero el af¨¢n compilatorio exhaustivo, que como es costumbre impregna el citado texto, deriva en un galimat¨ªas notable, que presagia ya el muy probable car¨¢cter farragoso esperable en la intervenci¨®n inicial del presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
Los discursos del debate del estado de la naci¨®n suelen estar redactados sin concesiones a la galer¨ªa
Prepar¨¦monos pues con paciencia para escuchar su lectura monocorde durante m¨¢s de una hora, sobrepasando el l¨ªmite conocido en que un auditorio puede conceder su atenci¨®n a un orador. Ser¨¢, sin duda, una primera aproximaci¨®n en fr¨ªo porque la literatura de estos discursos suele estar redactada sin concesiones a la galer¨ªa y evitar esos adornos que sirven para galvanizar a la bancada propia con socorrido est¨ªmulo de dar ca?a a los adversarios, es decir, que el tribuno ahorrar¨¢ cualquier fulminante capaz de encender los aplausos del tendido. La pauta reglamentaria establece que cuando concluya su intervenci¨®n el presidente del Gobierno se suspenda la sesi¨®n por unas horas. En teor¨ªa, ese proceder facilitar¨ªa que los portavoces de los otros grupos parlamentarios tengan tiempo para procesar lo que hayan escuchado y preparar mejor sus r¨¦plicas.
En realidad, es una deferencia innecesaria, habida cuenta de que lo habitual en los debates del Pleno del Congreso es que todos traigan redactadas sus intervenciones de v¨ªspera y procedan a su lectura, sin alterarlas. Lo que haya podido decir el presidente o bien ya se lo imaginaban o bien pasan a considerarlo irrelevante. Se comportan como esos periodistas que nunca dejan que la realidad altere sus cr¨®nicas escritas de antemano. Pero m¨¢s all¨¢ de esta carpinter¨ªa teatral conviene buscar otras proyecciones guardadas en la mayor opacidad a lo largo de los seis folios de la comunicaci¨®n del secretario de Estado que m¨¢s arriba se menciona. Por ejemplo, a prop¨®sito de los efectos desencadenados tras la sentencia del Tribunal Constitucional respecto al Estatuto de Catalu?a. Se trata de un viaje incomprensible del Gobierno, donde primero se dan los gritos de rigor sobre el acatamiento de la sentencia, luego se proh¨ªbe a los recurrentes del PP que la consideren aceptable y, por ¨²ltimo, se indica que una ley org¨¢nica permitir¨¢ de modo muy sencillo y econ¨®mico alcanzar los mismos objetivos que ahora descarta el alto tribunal.
Bajo un sistema de atenci¨®n disperso o enfocado de modo indebido a objetivos sin priorizar los resultados del esfuerzo ciudadano ofrecen resultados ineficientes y de ah¨ª nos vienen una buena parte de nuestras dificultades intransferibles. Lo explicaba ayer el lehendakari, Patxi L¨®pez, en los Cursos de Verano de la Universidad del Pa¨ªs Vasco para dar cuenta de c¨®mo su alternativa de Gobierno ha pulverizado los pron¨®sticos de Apocalipsis que formularon los que se sintieron relevados en Ajuriaenea. Llegados aqu¨ª recordemos que a Einstein le molestaba la afirmaci¨®n seg¨²n la cual "si uno observaba la posici¨®n de un ¨¢tomo, era la observaci¨®n misma la que causaba su presencia all¨ª". Pero es a partir de esa molestia y de lo que demuestran los experimentos cu¨¢nticos, cuando muchas concepciones de sentido com¨²n dejan de ser una opci¨®n l¨®gica. Lo explican de manera admirable los f¨ªsicos americanos Bruce Rosenblum y Fred Kuttner en su libro El enigma cu¨¢ntico (Colecci¨®n Metatemas. Editorial Tusquets. Barcelona, 2010), donde se ocupan de los encuentros entre la f¨ªsica y la conciencia y abordan el secreto mejor guardado de la f¨ªsica contempor¨¢nea bajo la etiqueta de "interpretaci¨®n de Copenhague".
Pero sepamos que la teor¨ªa cu¨¢ntica nos dice que la observaci¨®n de un objeto puede influir instant¨¢neamente en el comportamiento de otro objeto muy distante, sin que ambos est¨¦n conectados por ninguna fuerza f¨ªsica y que afirma tambi¨¦n que la observaci¨®n misma de la posici¨®n de un objeto es causante de su presencia ah¨ª. De modo que su existencia en el punto particular donde se detecta su presencia se convierte en una realidad solo si es objeto de observaci¨®n. As¨ª que el enigma cu¨¢ntico podr¨ªa desentra?ar la cuesti¨®n del Estatut. Continuar¨¢.
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