Hablando en 'globish'
Es el momento de poner en forma el cuerpo y los idiomas. En verano, a la vez que se desata la operaci¨®n bikini se desencadena una operaci¨®n idioma basada en el acelerado aprendizaje de una lengua. La jornada reducida o las vacaciones empujan a muchos madrile?os a apuntarse a academias, a cursos intensivos de ingl¨¦s, franc¨¦s o italiano tanto en Madrid como en el extranjero. La excusa de perfeccionar un idioma puede trazarnos un destino vacacional donde, en como mucho un mes, no habremos apuntillado nuestra gram¨¢tica ni enriquecido nuestro vocabulario y lo m¨¢s probable es que nuestro acento siga sonando a motor gripado, pero habremos vivido una valiosa experiencia.
Casi siempre es rentable aprender una lengua. Si sirve para viajar, para ligar o para chatear desde casa ya ha cumplido su prop¨®sito pero es que, adem¨¢s, el simple hecho de volver a estudiar es un magn¨ªfico ejercicio mental. Una operaci¨®n cerebro t¨ªpicamente estival y enriquecedora. La voluntad de seguir adquiriendo conocimientos nos tonifica, nos hace sentirnos ¨¢giles, todav¨ªa esquivos al placaje de la edad. No s¨®lo rejuvenece poner a prueba la memoria, la destreza ling¨¹¨ªstica, la facultad de asociar conceptos, sino el retorno a la atm¨®sfera del estudio. El olor a cloro de los libros reci¨¦n estrenados, la huella de tinta sobre el lomo del dedo ¨ªndice, el silencio ante silencio del profesor, las risas sofocadas, el nerviosismo de la respuesta en voz alta, el sonido de la tiza surcando la pizarra...
Se trata de un ingl¨¦s elemental, una especie de dialecto internacional de unas 1.500 palabras
Volver a clase, volver a estudiar nos mantiene vivos.
Ahora, en verano, Madrid se sembrar¨¢ de turistas. Aqu¨ª tambi¨¦n es productivo saber idiomas. Comunicarnos con un noruego o un coreano siempre es gratificante, el di¨¢logo tiene mil prop¨®sitos y fines, muchos de ellos impredecibles. En este presente globalizado resulta casi imprescindible entenderse con gente del otro lado del globo, de un mundo que han empeque?ecido los chats, el euro, skype, las compa?¨ªas low cost, las macrofusiones empresariales, los videojuegos online.
Cada vez supone un aislamiento mayor no poder googlear en ingl¨¦s, viajar a pr¨¢cticamente cualquier lugar del mundo y no ser capaz de comunicarse con los camareros, los recepcionistas de los hoteles o los vendedores ambulantes. Est¨¢ claro que el ingl¨¦s es el idioma m¨¢s internacional, el comod¨ªn idiom¨¢tico. Y esa necesidad de comunicaci¨®n internacional, junto con los escu¨¢lidos conocimientos adquiridos en academias madrile?as sin aire acondicionado o en ese viaje de agosto a Irlanda, ha creado el globish.
Jean-Paul Nerri¨¨re, un ex directivo de IBM, ha acu?ado el t¨¦rmino globish tras cruzar las palabras global y english para definir, seg¨²n ¨¦l, "el ingl¨¦s que se habla com¨²nmente en Estambul o Montevideo". En su libro Globish The World Over, Nerri¨¨re explica que se trata de un ingl¨¦s elemental, una especie de dialecto internacional de unas 1.500 palabras. Con estructuras gramaticales simplificadas y un vocabulario b¨¢sico es suficiente para entender y hacerse comprender en congresos, ferias internacionales o en un bab¨¦lico Mundial.
Sud¨¢frica se ha convertido este verano en un mosaico idiom¨¢tico. Aficionados y profesionales de decenas de oficios relacionados con el torneo y provenientes de todo el planeta han tenido que tratar con la gente local y entre ellos mismos. El IBC, el centro internacional de retransmisiones, ha sido un micromundo donde se escuchaban celebraciones, quejas, discursos y estornudos en docenas de lenguas. Un planeta en una esquinita de Johannesburgo que ha ido deshabit¨¢ndose poco a poco, a medida que los equipos han ca¨ªdo ronda tras ronda como jockeys en el Grand National. Sud¨¢frica ha sido la capital del globish.
Ahora el globish, como los periodistas del IBC y la mayor¨ªa de los jugadores mundialistas en sus ch¨¢ndales, se est¨¢ dispersando por el resto del planeta. En el verano del hemisferio norte las poblaciones del primer mundo se revuelven, el ocio incita al turismo y el turismo a la interacci¨®n con los nuevos escenarios y sus habitantes aut¨®ctonos, con el resto de los turistas que tambi¨¦n hablan globish y que si han perdido un par de kilos gracias a la operaci¨®n bikini los volver¨¢n a recuperar a base de helados y cervezas, de McDonald's cuando ya no soporten m¨¢s la comida local y est¨¦n deseando volver a casa a hablar en cristiano.
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