Google, libertades y revoluci¨®n tecnol¨®gica
La carrera incontenible y casi siempre impredecible de la t¨¦cnica hace que cualquier intento de exponer sus ¨²ltimos avances quede obsoleto de inmediato. Cuando todav¨ªa no hemos terminado de resolver los problemas que plantea la Web 2.0 ya estamos hablando, no de la Web 3.0, sino de la Web 4.0, WebOs. A menudo la imposibilidad de describir la imparable marcha de la ciencia se suple con ejercicios de prospectiva que no siempre resultan certeros: cuando comenz¨® a hablarse de la Web 3.0 algunos llegaron a presagiar, con evidente poco tino, el fin de Google.
Por otra parte, la imparable revoluci¨®n tecnol¨®gica se diferencia de otras, como la revoluci¨®n industrial en que, frente a ¨¦sta, aqu¨¦lla no s¨®lo aporta innovaci¨®n tecnol¨®gica, sino que es capaz, por s¨ª misma, de generar conocimiento. Surge de ¨¦ste y se basa en ¨¦l, pero al mismo tiempo genera ella misma conocimiento. Lo hace adem¨¢s de un modo extraordinariamente r¨¢pido y al margen de cualquier consideraci¨®n territorial.
Google es sin duda uno de los grandes protagonistas de ese avance tecnol¨®gico imparable. Nada hoy es imaginable sin el buscador de Google. Y el anuncio de Android en 2007 sit¨²a de nuevo a Google a la vanguardia. Cada d¨ªa se incorporan a la plataforma Android 160.000 usuarios, dos por segundo, 4.800.000 al mes. Cifras que hasta ahora eran impensables en cualquier desarrollo de cualquier innovaci¨®n o actividad empresarial o humana.
Google, adem¨¢s, aporta una perspectiva que debe ser resaltada. Los productos e innovaciones que ofrece son libremente accesibles para todos. Esto diferencia a Google de cualquier otro avance tecnol¨®gico. Sin duda Google refuerza la democratizaci¨®n de la globalizaci¨®n y democratiza el conocimiento.
Con su buscador se accede al conocimiento sin intermediarios, se revela contra las democracias materialmente censitarias que subsisten en no pocos pa¨ªses, cuando no contra sistemas totalitarios que pretenden limitar el libre acceso al conocimiento, a la informaci¨®n, a la cultura que permite construir sociedades libres. Con Google se accede directamente a la fuente, lo que impide la manipulaci¨®n de la informaci¨®n y la alienaci¨®n del conocimiento.
Android, basado en software abierto, genera nuevas expectativas en la telefon¨ªa m¨®vil y en el desarrollo de la Web 2.0 e Internet, as¨ª como en las redes sociales. Una vez m¨¢s con la perspectiva de alcanzar al mayor n¨²mero de gente en base a c¨®digos y est¨¢ndares abiertos.
La apuesta es arriesgada y requiere compromisos de seguridad en el tratamiento de la ingente informaci¨®n que utiliza y en el respeto a los derechos fundamentales, se?aladamente el derecho a la protecci¨®n de datos. No son pocos los frentes y debates abiertos.
Google est¨¢ en el punto de mira de instituciones p¨²blicas y privadas, incluidos Gobiernos. Unos recelan del tratamiento de la informaci¨®n respecto a la privacidad, otros pretenden frenar su potencial democratizador. Con los primeros est¨¢ en constante di¨¢logo (ha impulsado una Ley Federal de Protecci¨®n de Datos en Estados Unidos y ha apoyado los Estandares Internacionales de Protecci¨®n de Datos aprobados en noviembre en la Conferencia Internacional de Autoridades de Protecci¨®n de Datos celebrada en Madrid). Con los segundos est¨¢ en constante tensi¨®n para no renunciar a la defensa de las libertades.
Jos¨¦ Luis Pi?ar Ma?as es catedr¨¢tico de Derecho Administrativo.
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