?pica y mucho arte
El equipo de Del Bosque bate a Alemania y llega a la final contra Holanda fiel a la pelota, con ese descaro de unos futbolistas desacomplejados que han desterrado el escepticismo cr¨®nico
Si el f¨²tbol es un dep¨®sito de sentimientos, Espa?a es una gozada. Si el f¨²tbol es arte y ¨¦pica, Espa?a es el equipo a seguir. En su partido frente a la temible y deslumbrante Alemania lo tuvo todo, fue sublime en el juego y tambi¨¦n supo remangarse cuando fue preciso. Gobern¨® de etiqueta y con jerarqu¨ªa a una selecci¨®n que parec¨ªa inabordable, por su presente y su her¨¢ldico pasado. El conjunto de Del Bosque lo hizo como es ¨¦l, con su forro m¨¢s aut¨¦ntico, fiel a la pelota, con ese delicioso punto de descaro que define a este grupo de desacomplejados futbolistas. Ellos han desterrado el escepticismo cr¨®nico que despertaba Espa?a en un f¨²tbol vertebrado sobre los clubes. Hoy Espa?a es un equipo, sin banderas ni las ventajistas demagogias de un pasado tenebroso.
Del descorche se encarg¨® Puyol: un gol racial para abrochar un partido oper¨ªstico
Lo que parec¨ªa una quimera es una realidad. La selecci¨®n est¨¢ en una final del Campeonato del Mundo, a un paso de la enso?aci¨®n definitiva. Del descorche se encarg¨® Puyol: un gol racial para abrochar un partido oper¨ªstico. Un tanto que se narrar¨¢ de generaci¨®n en generaci¨®n con la emoci¨®n que merece, con voces entrecortadas. Una leyenda imperecedera para una selecci¨®n con tanto linaje que el pr¨®ximo domingo se medir¨¢ en la cima del mundo a Holanda. El sue?o contin¨²a.
Fue una Espa?a atrevida, muy decidida, la mejor de largo de todo el Mundial. No era f¨¢cil destaparse ante una selecci¨®n que acababa de triturar con dos goleadas a Inglaterra y Argentina. Pero este equipo espa?ol ha metabolizado hasta el hueso su papel de protagonista en cada reto. El primer valiente fue el t¨¦cnico, que envid¨® con un novato como Pedro y aparc¨® a Torres. Pero el azulgrana no es ning¨²n intruso, hace tiempo que perdi¨® el diminutivo y se ha licenciado en la escuela del Bar?a, el molde de esta Espa?a, la gran reserva actual del f¨²tbol espa?ol. Con Pedro en un costado, Iniesta en el otro y Villa por el eje, Del Bosque pretend¨ªa abrir ruta por el macizo central de la defensa alemana, donde anidan dos vigas como Mertesacker y Friedrich, que no ten¨ªan un blanco fijo.
Con el campo bien ensanchado por Pedro e Iniesta, el equipo espa?ol, m¨¢s esponjado que en jornadas anteriores, gir¨® como un reloj alrededor de Xavi. Cuando eso ocurre, la pelota se siente acariciada, obedece mejor, aunque la mala hierba de Durban hiciera que el Jabulani rodara con molicie. Xavi, sometido por Schweinsteiger, que no es un cualquiera, fue un sat¨¦lite para todos. Espa?a ten¨ªa el mando, con Alemania amarrada, con el bal¨®n fuera de su ¨®rbita, lo que carga el m¨²sculo y atrofia la mente. Sin la pelota grapada se corre m¨¢s y se piensa peor. El dominio espa?ol estuvo a punto de concretarse en un remate forzado de Villa ante la salida de Neuer tras una asistencia de Pedro tan precisa como ingeniosa. Poco despu¨¦s, Iniesta enrosc¨® el bal¨®n en la cabeza de Puyol, pero su planchazo se fue alto.
Espa?a ten¨ªa todas las conquistas: el bal¨®n, el juego y las oportunidades. Alemania estaba deste?ida, porque esta selecci¨®n impone. Incluso a un rival que no deletrea jam¨¢s la rendici¨®n. Pero el germano siempre es un equipo con colmillo, capaz de una cornada imprevista. Le basta con muy poco para resultar amenazante. Hasta el atropello de Sergio Ramos a Trochowski dentro del ¨¢rea a una manecilla del descanso, el grupo de L?w solo hizo ruido en varios saques de esquina.
Por mucho que la selecci¨®n germana se haya rebelado contra la nomenclatura de la Bundesliga, cuando sus futbolistas acuden como un regimiento a un c¨®rner son capaces de deforestar el ¨¢rea. No es alem¨¢n, pero Puyol es un gigante, alguien capaz de volar por encima de los himalayescos defensas germanos sin mal de altura. Lo hizo en un saque de c¨®rner lanzado por Xavi en el minuto 73, como si fuera un trapecista, con Piqu¨¦ al quite en su nuca. Un gol para la mitolog¨ªa espa?ola, como el de Zarra en R¨ªo de Janeiro, como el de Marcelino en Chamart¨ªn, como el de Fernando Torres en Viena.
El gol sin techo de Puyol concret¨® la superioridad espa?ola, por encima de su adversario de principio a fin. Y en todas las zonas del escenario. Al cartab¨®n de Xavi, el v¨¦rtigo de Pedro, la permanente combusti¨®n de Villa, la melanc¨®lica delicadeza de Iniesta, el tajo de Xabi Alonso, la firmeza de todos los defensas y la puntualidad de Casillas, se sum¨® un Busquets. Imponente. Es cierto, Espa?a juega con doble pivote: este chico vale por dos, es una veta de f¨²tbol. No tiene los pies torcidos, ni mucho menos, y es un mago del quite, tiene un don, o varios. Lleva un radar en la cabeza para adivinar por d¨®nde le buscar¨¢ las cosquillas el contrario. Siempre est¨¢; es un lazarillo extraordinario.
A Espa?a solo le falt¨® bajar la persiana mucho antes. Ocasiones tuvo; le sobr¨® precipitaci¨®n en m¨¢s de una jugada. Este equipo no merece reproche alguno, pero por su propia naturaleza le cuesta masticar el gol, este llega como punto final a una gran obra. Nadie lo tuvo m¨¢s claro que Pedro, que se olvid¨® de Torres, que llegaba sin sombras al punto de penalti. El equipo, v¨ªctima de su falta de punter¨ªa, tuvo que tirar de pico y pala cerca de Casillas en los ¨²ltimos minutos. Hasta en eso es un conjunto competitivo y fiable. Alemania carg¨® con todo, pero Espa?a ya estaba extasiada. Un d¨ªa para la m¨ªstica, para la ¨¦pica. Inolvidable. Y queda lo mejor. Si sale cruz: nunca Espa?a despert¨® tantas pasiones. Es su hora, por m¨¢s que el f¨²tbol est¨¦ endeudado con Holanda.
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