La alegr¨ªa del retorno
Ni Cavendish es el del a?o pasado, ni su equipo, el Columbia, tiene una formaci¨®n tan volcada en ¨¦l como en el pasado. Pero puede ser que sus buenos d¨ªas hayan comenzado en Montargis. Dos derrotas ante Petacchi en los anteriores sprints disputados deber¨ªan ser simples resultados deportivos. Pero ¨¦l se las toma como verdaderas humillaciones. As¨ª que el ingl¨¦s afrontaba la llegada como el pen¨²ltimo d¨ªa para reivindicarse y recuperar el cr¨¦dito y la confianza perdidas tras los innumerables incidentes ocurridos este a?o.
Al preguntarle a Flecha por la diferencia que aprecia entre las llegadas del a?o pasado y las de ¨¦ste, vi confirmada mi impresi¨®n. "No hay gas, ?no lo has visto? A tres kil¨®metros de meta ¨ªbamos a todo lo ancho, y eso quiere decir que no hay ning¨²n equipo que pueda tomar el mando en ese momento. Hay miedo a que se haga demasiado largo, y todos quieren esperar". Me confirmaba Flecha sobre la llegada del d¨ªa anterior, y continuaba: "Yo iba para adelante para colocar a Boasson Hagen, y cuando deber¨ªa buscar la rueda del equipo que comanda para dejarle all¨ª, me encuentro con que nadie tira y con que hay mucha desorganizaci¨®n. El a?o pasado, haciendo lo mismo con Freire, esto no era as¨ª. A los Columbia les falta un corredor como Hincapi¨¦, o el trabajo que hac¨ªan Rogers o Toni Martin, que este a?o parecen m¨¢s centrados en la general".
El ingl¨¦s se toma cada una de sus derrotas como verdaderas humillaciones
Juanma G¨¢rate me dec¨ªa lo mismo pero visto desde otro punto de vista. "Yo voy de guardaespaldas de Denis, y lo ¨²nico que queremos es no caernos y no quedarnos cortados; pero se va tan en bola, que sin quererlo tenemos que estar a veces un pel¨ªn adelante, con el riesgo de ca¨ªdas".
Mientras hablaba con Flecha, no dej¨¦ escapar la oportunidad de recordarle qui¨¦n fue el ganador en esta misma llegada en 2004. No en el Tour, ya me hubiese gustado, sino en la Paris-Niza. Ga?¨¢n, ah¨ª es donde gan¨¦ yo, le dije. "Vaya, dijo, no hab¨ªa ca¨ªdo, expl¨ªcaselo t¨² a todos estos". Y me hizo subir al autob¨²s del Sky para explicarles a todos sus compa?eros c¨®mo era la llegada. Y mientras lo explicaba, comprob¨¦ que algunas de mis neuronas a¨²n siguen ah¨ª dentro: unos 300 metros despu¨¦s de pasar el ¨²ltimo kil¨®metro, hay una curva de 90 grados a la derecha, estrecha y lenta, que obliga a frenar mucho y en la que pierdes mucha velocidad. Despu¨¦s, la arrancada la haces en un peque?o llano, y los ¨²ltimos metros pican un pel¨ªn hacia arriba.
Cavendish levant¨® los brazos con alivio en Montargis. Un d¨ªa de marzo de 2004, fui yo quien lo hizo por delante de alguno de los hombres que hoy estaban por aqu¨ª. No ha sido mi retorno m¨¢s esperado, supongo que el de Cavendish tampoco, pero a m¨ª la alegr¨ªa del retorno y a ¨¦l la de la victoria, no nos la quita nadie.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.