Una jornada con Ra¨²l Castro
Un veh¨ªculo de protocolo del Gobierno cubano pas¨® a recoger a Miguel ?ngel Moratinos por la residencia del embajador espa?ol en Cuba y se lo llev¨® con rumbo a una casa de protocolo del r¨¦gimen. Su delegaci¨®n le esperaba para comer, pero el ministro no apareci¨® hasta seis horas despu¨¦s, cuando ya hab¨ªa concluido el partido entre Espa?a y Alemania. Aunque lleg¨® tarde al asilo de Santovenia, gestionado por una orden de monjas, ven¨ªa visiblemente satisfecho, con el comunicado del arzobispado de La Habana que anunciaba la excarcelaci¨®n de 52 disidentes bajo el brazo. Moratinos se reuni¨® primero a solas con Ra¨²l Castro y luego se traslad¨® al palacio de Convenciones, al que acudieron tambi¨¦n el canciller cubano, Bruno Rodr¨ªguez, y el cardenal Jaime Ortega.
Fue en aquella ins¨®lita reuni¨®n a tres bandas donde el presidente cubano comunic¨® a los presentes que la liberaci¨®n de los presos de conciencia, que la Iglesia y el r¨¦gimen castrista negociaban desde mayo, se anunciar¨ªa ese mismo d¨ªa. "Esper¨¢bamos liberaciones, pero fue un poco interesante y quiz¨¢ sorprendente que estando aqu¨ª el canciller Moratinos se hiciera p¨²blico", declar¨® el arzobispo, a quien la escenificaci¨®n del acuerdo pill¨® desprevenido.
Castro quiso tener un gesto hacia el jefe de la diplomacia espa?ola, que se ha jugado su prestigio personal para conseguir que la Uni¨®n Europea normalice sus relaciones con Cuba. Pero no fue el ¨²nico. Una vez concluida la reuni¨®n formal, de una hora de duraci¨®n, el presidente cubano invit¨® a los otros asistentes a su residencia particular, en un barrio residencial al oeste de la capital cubana, donde el almuerzo se prolong¨® con la visi¨®n de la semifinal del Mundial de f¨²tbol.
El presidente cubano, seg¨²n el ministro, demostr¨® un "enorme afecto, cari?o y cercan¨ªa" hacia Espa?a, y no solo porque "vibr¨®" con el gol de Puyol y la victoria de La Roja, sino tambi¨¦n porque su domicilio est¨¢ plagado de recuerdos de la madre patria. La larga jornada dio para mucho. Por ejemplo, para hablar de las reformas econ¨®micas que Ra¨²l viene prometiendo desde que sustituy¨® a Fidel hace ya cuatro a?os y que ahora s¨ª, despu¨¦s de sucesivos aplazamientos, parecen ir en serio. O as¨ª le pareci¨® a Moratinos.
La necesidad de afrontar la calamitosa situaci¨®n de la isla est¨¢ detr¨¢s, seg¨²n todos los expertos, de la decisi¨®n de soltar lastre con la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos. Ra¨²l sabe, seg¨²n las mismas fuentes, que solo consolidar¨¢ su poder si se muestra eficaz a la hora de mejorar el paup¨¦rrimo nivel de vida de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. De lo sucedido el mi¨¦rcoles cabe extraer otra lecci¨®n: es ¨¦l quien detenta el poder y no le tiembla el pulso a la hora de enmendar las medidas represivas decididas por su hermano en 2003.
Muchos no lo cre¨ªan y ni siquiera Moratinos, pese a su proverbial optimismo, estaba seguro. "Ten¨ªamos algunas indicaciones, pero en estos temas tan sensibles nunca se tiene seguridad de nada", admiti¨® al t¨¦rmino de la jornada. "Es un d¨ªa que no podr¨¦ olvidar", apostill¨®. Y no solo por la singular compa?¨ªa con la que celebr¨® la victoria de Espa?a.
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