Competencia desleal
Cuando se habla de terrorismo internacional lo mejor es poner las noticias en cuarentena. Esta semana lleg¨® a todos los rincones del planeta la revelaci¨®n de que Al Qaeda ha lanzado una revista en ingl¨¦s de autopromoci¨®n. Se se?alaba al im¨¢n Anwar al Awlaki como impulsor de esta publicaci¨®n por Internet y hasta se aseguraba que el primer reportaje importante se titulaba ?C¨®mo preparar una bomba en la cocina de tu madre? Realmente sonaba m¨¢s a una soluci¨®n perfecta para el vac¨ªo que deja el programa de cocina de Argui?ano en Telecinco.
De todas maneras, sea o no cierto un disparate de tal calibre, esta especie de revista de pensamiento y bricolaje evidencia el doble discurso del terrorismo integrista. Nos hemos acostumbrado a aceptar con naturalidad su estrategia basada en el uso de los recursos promocionales, compitiendo como una franquicia cualquiera en el panorama mundial. Por un lado combaten la sociedad y costumbres occidentales, tan perversas seg¨²n ellos, pero por otro utilizan los mismos recursos que quieren desacreditar sin sonrojo. Su apropiaci¨®n de los lenguajes audiovisuales ha sido permanente, incluso llegando a planear atentados de valores televisivos. Sus escenificaciones en v¨ªdeo han marcado estilo. Las pel¨ªculas ya copian el encuadre y estilo de sus asesinatos filmados y las pruebas de vida de secuestrados. Para alcanzar enorme repercusi¨®n global se han permitido excesos de una crueldad innoble, como si los terroristas quisieran dar una lecci¨®n al mundo y destronar al mismo tiempo a Lady Gaga del n¨²mero uno.
La contradictoria afici¨®n por utilizar las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, los avances m¨¢s sofisticados y la manipulaci¨®n medi¨¢tica, al mismo tiempo que defienden los valores tradicionalistas, persiguen la imaginer¨ªa visual y demonizan el progreso, evidencian la esquizofrenia del mundo religioso radical. Suenan un poco como esos conductores que en mitad del atasco maldicen a los de al lado por haber tenido la desfachatez de utilizar el coche.
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