'Risotto' para Andy Warhol
Del hotel en el que Ibsen escribi¨® 'Casa de mu?ecas' a La Caravella, donde cenaban Jackie Kennedy o Federico Fellini. Rep¨²blica marinera y enclave costero de la 'dolce vita'. Amalfi, pura verticalidad
Entre limoneros y molinos de papel, su fina estampa se precipita hacia un mar antiguo por el que arribaron griegos, romanos, cruzados y piratas. Los equivalentes a Wagner, Jacqueline Kennedy, Warhol o Lattuada ya no se refugian en Amalfi (al sureste de Italia, en el golfo de Salerno, cerca de N¨¢poles), pero los efluvios de todo eso acompa?an al viajero en su deambular por este microcosmos tan seductor hoy como ayer.
8.00 Monasterio de cinco estrellas
Abierto en abril de 2010, el Grand Hotel Convento di Amalfi (1) (www.nh-hotels.com; habitaciones dobles desde 259 euros) es un monasterio emblem¨¢tico cuya historia se remonta a 1212, convertido en hotel con interiores de dise?o de un blanco refulgente. Colgado de los escarpes, algunos materiales de construcci¨®n se han tenido que acarrear con burros y helic¨®pteros. Sus 53 habitaciones se asoman de tal manera al mar, que se tiene la sensaci¨®n de estar en medio del Tirreno, una cuenca generada en el Mediterr¨¢neo por viejos volcanes submarinos y fallas de reciente creaci¨®n y dimensiones desconocidas que se acaban de descubrir. La mejor manera de empezar el d¨ªa es ba?arse en su piscina infinity y desayunar con vistas al traj¨ªn de veleros, yates y cruceros, antes de descender a pie por el paseo de los monjes hasta el coraz¨®n de la intrincada Amalfi.
10.00 Il Duomo y su laberinto
Amalfi fue la rep¨²blica marinera m¨¢s antigua de Italia y que, en cuanto a poder¨ªo y comercio mar¨ªtimo, estuvo a la par de Venecia y G¨¦nova. En su apogeo, siglos IX al XII, lleg¨® a tener 60.000 habitantes, mientras que ahora ronda los 6.000. Algo de ese esp¨ªritu mercantil debe de haber calado hondo en la poblaci¨®n, como parece sugerir este juego de palabras le¨ªdo al paso en la fachada de una casa: "Porta aperta a chi porta, chi non porta parta per la porta aperta" (puerta abierta a quien aporte, y quien no aporte, que parta por la puerta abierta). Por un t¨²nel encalado se cae de bruces en el bullicio tur¨ªstico que pulula en torno a la catedral (2). Su imponente escalinata es una prueba para el viajero, que acabar¨¢ convertido en un ser rampante como los propios amalfitanos, que si antes cargaban con los sacos de limones a la espalda, hoy hacen lo mismo con las bombonas de gas. Construido en el siglo X y con muchas reformas posteriores, el templo es impactante, empezando por su fachada de influencia bizantina cuajada de mosaicos y soberbias puertas de bronce fundidas en Constantinopla. Al lado, el Claustro del Para¨ªso (3) conserva los sarc¨®fagos de nobles amalfitanos. Tras esta experiencia sobria y m¨ªstica, el descenso a la cripta, rica y abigarrada hasta el extremo, resulta abrumador. A la espalda de la catedral se extiende y trepa tortuoso un barrio moruno y medieval que parece vac¨ªo, pero est¨¢ muy habitado. Con calles como pasadizos, placetas como ensanches y casas con huerto jard¨ªn, al adentrarse por su laberinto se va diciendo adi¨®s a los turistas y hola a los pocos vecinos que se dejan ver.
11.30 El papel del Vaticano
Siguiendo con la historia, el Museo della Carta (4) (Via delle Cartiere, 23; www.museodellacarta.it; abre de 10.00 a 18.30) muestra el proceso de fabricaci¨®n del papel, que fue una industria amalfitana floreciente. En un molino del siglo XIII y con la vieja maquinaria movida por el caudal del r¨ªo Canetto, la demostraci¨®n culmina con la producci¨®n de unos pliegos como los que todav¨ªa consume el Vaticano. Pero lo m¨¢s estimulante es recorrer, en solitario o con gu¨ªa, el Valle dei Mulini (5), salpicado de molinos papeleros. Trepando por la monta?a aterrazada, entre cascadas y una vegetaci¨®n enmara?ada, la caminata es un disfrute de la naturaleza que dura al menos dos horas entre ida y vuelta.
13.30 "Ti amo, principessa"
Con acantilados de v¨¦rtigo, esta costa, que se extiende entre Vietri(6) y Sorrento(7), no tiene playas de arena, sino calas de piedra y aguas de asombroso color. Salvo excepciones, es muy dif¨ªcil acceder a ellas por tierra, como ocurre en la de Furore (8), cuyos 800 escalones son una penitencia que m¨¢s vale no imaginar. Pero varias, como la de Santa Croce(9), tienen peque?os restaurantes como Da Teresa (www.dateresa.it), con sus propios barqueros que trasladan a los clientes desde el muelle Il Faro (10), en Via Lungomare dei Cavalleri en Amalfi, con el transporte incluido en el precio de la comida. Para quien no quiera embarcarse, una alternativa es ba?arse en la playa urbana de Marina Grande (11). Encima est¨¢ el hotel Luna (12), que mira a dos bah¨ªas, donde el dramaturgo Henrik Ibsen escribi¨® Casa de mu?ecas. Un a?o despu¨¦s, en 1880, de este mismo alojamiento parti¨® Richard Wagner en burro hacia Ravello, donde se inspir¨® para su Parsifal. Desde aqu¨ª, por una carretera suicida, se llega andando hasta la poblaci¨®n marinera de Atrani (13). Antes de entrar, en una arcada de piedra alguien ha escrito con letras muy grandes este apasionado mensaje: "Ti amo, principessa". Italia desbordante. De vuelta al casco hist¨®rico de Amalfi, en Da Gemma (14) (Fra Gerardo Sasso, 11; www.trattoriadagemma.com) se come pasta deliciosa y buen pescado. Con una sfogliatella en Andrea Pansa - O (Piazza Duomo 40) se habr¨¢ rematado un almuerzo lleno de sabor local.
17.00 M¨²sica en siete escenarios
Tras descansar y componerse un poco, la cita est¨¢ en Ravello - P. De junio a septiembre, este pueblo maravilloso celebra su Festival de M¨²sica (www.ravellofestival.com) con actuaciones que suelen empezar a las 18.30 en siete escenarios espectaculares: del Auditorio Niemeyer a los jardines de Villa Rufolo y Villa Cimbrone. Cl¨¢sica, jazz y danza en las alturas, con la costa en panorama como tel¨®n de fondo.
21.00 50 a?os de solera
La Caravella (17) (Matteo Camera, 12; www.ristorantelacaravella.it) es un restaurante amalfitano con estrella Michelin, 50 a?os de solera y 25.000 selectas botellas de vino en su bodega. Un imprescindible que ofrece inventos propios basados en la tradici¨®n, con una fineza gustativa que se queda anclada en la memoria. Por ejemplo, risotto con gambas rojas crudas y cocidas en huevas de pescado o pez espada asado a la parrilla entre dos hojas de limonero. Adem¨¢s, tiene en su haber una larga lista de artistas y famosos que en la d¨¦cada de 1960 eran asiduos de este local, como Andy Warhol y Pistoletto; Jacqueline Kennedy y Aldo Moro; Federico Fellini, el poeta Salvatore Quasimodo y las hermanas Fontana, tres modistas que empezaron vistiendo a las princesas romanas y arrasaron en Hollywood entre sus clientas adictas: Ava Gardner, Audrey Hepburn y Sof¨ªa Loren. Cincuenta a?os despu¨¦s, Madonna y Andie McDowell lucen los ¨²ltimos modelos de Roberta di Camerino, otra italiana mundial y parroquiana de La Caravella, fallecida el pasado 11 de mayo. En aquella d¨¦cada prodigiosa las noches eran trepidantes; sin embargo, hoy, esta costa es muy tranquila y Music on the rocks (18) (www.musicontherocks.it), disco club en la playa de Positano, a 18 kil¨®metros, sigue siendo el sitio para tomar copas y bailar hasta la madrugada.
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