De un tiempo y un pa¨ªs
La selecci¨®n espa?ola no s¨®lo escribe hoy la p¨¢gina m¨¢s brillante de su historia sino que ha conseguido el objetivo de tener detr¨¢s a un pa¨ªs entero que se ve reflejado en su estilo, en su manera de jugar, en su car¨¢cter. No s¨®lo es importante ganar, sino c¨®mo se llega a la victoria, y nuestros jugadores han alcanzado lo m¨¢s alto dibujando una imagen con la que nos hemos identificado todos y dando una lecci¨®n de creatividad, de inteligencia, de fidelidad a su juego, de confianza en sus posibilidades, y de compromiso con el juego colectivo.
La clave de este equipo se explica perfectamente con una frase que Alfredo Di Stefano utiliz¨® hace a?os para describir el f¨²tbol: "Ning¨²n jugador es tan bueno como todos juntos". Eso es Espa?a. Todos los jugadores son excelentes individualidades, pero saben aportar lo mejor de s¨ª al proyecto com¨²n del equipo.
La selecci¨®n nos ha ense?ado que s¨®lo hay una victoria, la del equipo, la de todos
Ninguno es tan bueno como todos juntos. Y mucho m¨¢s si ese 'todos juntos' lleva detr¨¢s no s¨®lo a los once que juegan cada partido y a los que lo hacen desde el banquillo sino tambi¨¦n a m¨¢s de cuarenta millones de personas que laten al un¨ªsono con esta selecci¨®n.
Ellos nos han demostrado que tenemos a una juventud sin complejos, capaz de enfrentarse cara a cara con todos nuestros fantasmas y nuestros t¨®picos, y vencerlos. Ellos han cambiado la historia. Han dejado de lado el fatalismo y el pesimismo y lo han convertido en confianza y en alegr¨ªa. Tienen fe en s¨ª mismos y en sus posibilidades, y no le tienen miedo a la victoria porque tampoco le temen a la derrota.
Esa es la Espa?a que queremos, una Espa?a creativa, fiel a s¨ª misma, innovadora, que inventa, que habla al mundo con un nuevo lenguaje. Porque el juego de la selecci¨®n ha sido como nuestro pa¨ªs: brillante, solidario, feliz, pero tambi¨¦n profundamente respetuoso con el contrario. Un juego que parece dibujado m¨¢s por c¨®mplices que por compa?eros de equipo, m¨¢s por amigos que por simples colegas. Un juego que nace de la fidelidad a uno mismo, incluso cuando las cosas no van bien: despu¨¦s de la derrota inicial, en los malos momentos, los jugadores espa?oles fueron fieles a su estilo, a su personalidad, y el f¨²tbol ha premiado esa coherencia.
Otra clave del cari?o y la ilusi¨®n que esta selecci¨®n ha suscitado entre los espa?oles tal vez resida en que son los mejores del mundo sobre el campo, pero al tiempo son como nosotros. Como nuestros vecinos, como nuestros hijos, como nuestros amigos. Y hemos visto c¨®mo han progresado, los hemos visto crecer en cada partido. Nos han ense?ado a enfrentar el fracaso y a asimilar el ¨¦xito. Nos han mostrado c¨®mo progresar por medio del esfuerzo y de la creatividad. Nos han ense?ado que s¨®lo hay una victoria, la del equipo, la de todos.
Estos jugadores extraordinarios son la imagen de un tiempo y un pa¨ªs. Son la imagen de la Espa?a del siglo XXI que queremos y ambicionamos.
Como tambi¨¦n lo es una figura que se ha ganado especialmente el respeto de la afici¨®n, Vicente del Bosque, un entrenador de aire casi machadiano, bueno en el buen sentido de la palabra, sencillo, educado, respetuoso, y que ha sabido ordenar y encauzar tanto talento individual, casi mecerlo, para convertirlo en la fuerza extraordinaria e imparable de un equipo.
Hay que agradecer a la selecci¨®n muchas cosas, pero sobre todo esta grandeza de ¨¢nimo que hoy nos tendr¨¢ a todos los espa?oles con el coraz¨®n en un pu?o, felices ya de haber hecho historia. Pase lo que pase esta noche, todos los jugadores de la selecci¨®n, uno a uno, con su camiseta roja, ya han entrado en nuestros corazones como en los largos pasillos que llevan a los vestuarios, y han entrado para no salir nunca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.