Pocos esperan algo
El pasado jueves, el Fondo Monetario Internacional (FMI) modific¨® sus previsiones respecto a las del pasado mes de abril. Aunque sea preciso poner entre interrogantes su valor concreto, dada su falta de acierto en tantas ocasiones, merece la pena subrayar dos tendencias contrarias: un mayor crecimiento a nivel mundial, estimulado sobre todo por los pa¨ªses emergentes (lo que alejar¨ªa las posibilidades de una doble recesi¨®n en forma de W), y menor dinamismo en la econom¨ªa espa?ola, que se contraer¨ªa un 0,4% este a?o y solo crecer¨ªa un 0,6% en 2011 (tres d¨¦cimas menos que en abril y menos de la mitad de las previsiones del cuadro macroecon¨®mico del Gobierno, un 1,3%).
El a?o 2011 es el previo a las elecciones generales, si estas no se adelantan. En este contexto se va a celebrar el debate del estado de la naci¨®n, en el Parlamento, durante la semana entrante. Se desarrollar¨¢ en medio de una coyuntura excepcional de la que se desprende que la econom¨ªa es el primer problema espa?ol y que de su mejora depende todo lo dem¨¢s, incluida la marcha general del sistema democr¨¢tico, golpeado de modo muy directo por las dudas de los ciudadanos en torno a la calidad de las respuestas pol¨ªticas a la crisis, en t¨¦rminos de eficacia y de reparto de las cargas entre los distintos segmentos sociales.
Gobernar el tiempo es el primer mandato de un l¨ªder. Ahora urge un acuerdo para aplicar pol¨ªticas a largo plazo
Y a pesar de ello, pocos esperan mucho de ese debate. De la comunicaci¨®n del Gobierno al Congreso se desprende que la intervenci¨®n del presidente, Rodr¨ªguez Zapatero, se va a centrar en conseguir el mayor acuerdo posible entre fuerzas pol¨ªticas diversas en tres reformas estructurales como son la del sistema financiero (en especial, las cajas de ahorros), la reforma laboral y la del sistema de pensiones. Las tres son centrales para el devenir de este pa¨ªs y para determinar la naturaleza de las salidas que se den a las actuales dificultades econ¨®micas. Del Gobierno, que ha dado el primer paso al presentarlas con distinto grado de concreci¨®n, se necesitar¨ªa que acreditase su sinceridad en la b¨²squeda de ese pacto tras tanto coitus interruptus en los ¨²ltimos meses. De la oposici¨®n, que comparezca ante estos problemas excepcionales y de una vez explique c¨®mo los arreglar¨ªa, adem¨¢s de decir no a todo.
Quiz¨¢ este sea el ¨²ltimo intento posible antes de entrar en una largu¨ªsima campa?a electoral en los distintos escalones de la Administraci¨®n. Ejercer el liderazgo exige gobernar el tiempo m¨¢s all¨¢ de los leg¨ªtimos intereses electorales partidarios. Y el tiempo de la coyuntura econ¨®mica es muy corto: qu¨¦ hacer en los casi dos a?os que restan de la actual legislatura y, m¨¢s all¨¢, qu¨¦ hacer en la pr¨®xima, dadas las secuelas de una crisis tan larga en t¨¦rminos de desempleo, empobrecimiento de las clases medias y endeudamiento p¨²blico y privado. Dadas las posibilidades que todo tipo de encuestas atribuyen al Partido Popular de ganar los comicios generales, el pacto que los ciudadanos demandan convendr¨ªa tanto a unos como a otros. Y sin embargo, ?por qu¨¦ casi nadie cree que pueda conseguirse?
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