Matisse, un radical en Nueva York
La restauraci¨®n de 'Ba?istas en el r¨ªo' evoca su pasi¨®n por la experimentaci¨®n
A veces restaurar un cuadro puede llevar a descubrir misterios soterrados bajo el lienzo de los que solo el propio autor era consciente y que permiten mirar hacia el artista desde una nueva perspectiva. Bajo la superficie del cuadro de Henri Matisse Ba?istas en el r¨ªo (1917), joya de la colecci¨®n del Art Institute de Chicago, se escond¨ªan nueve a?os de trabajo en los que el pintor franc¨¦s viaj¨® de un lienzo lleno de color similar a los de su primera etapa a otro con connotaciones cubistas para finalmente terminarlo con una dosis de experimentaci¨®n que culminar¨ªa en la obra que todos conocemos y que desde el pr¨®ximo domingo corona la muestra Matisse, Radical invention 1913-1917, en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.
Desde 1909 el pintor franc¨¦s reelabora sin cesar toda su obra
La evoluci¨®n creativa del artista puede verse en las salas del MoMA
Tras haberse mostrado previamente en el Art Institute de Chicago, esta exposici¨®n -compuesta por 110 obras- plantea una nueva forma de mirar hacia uno de los periodos clave en la cronolog¨ªa del artista. "El germen de la exposici¨®n est¨¢ precisamente en el trabajo de restauraci¨®n de Ba?istas en el r¨ªo. El Art Institute quer¨ªa mostrar el lienzo en todo su esplendor y me llamaron como asesor. Al eliminar las capas de barniz y de antiguas restauraciones, y a trav¨¦s de rayos X y otras t¨¦cnicas descubrimos l¨ªneas ocultas y colores m¨¢s cercanos a su primera ¨¦poca que a la fecha en la que finaliz¨® el cuadro. Entonces decidimos analizar otras 25 obras de este periodo y vimos que hab¨ªa similitudes. As¨ª naci¨® esta muestra, centrada en ese periodo tan especial de Matisse que hasta ahora no se hab¨ªa analizado en profundidad". Con su fuerte acento brit¨¢nico, el conservador jefe em¨¦rito de pintura y escultura del MoMA, John Elderfield, explica con pasi¨®n de erudito el viaje de cinco a?os junto a su colega Stephanie D'Alessandro, del museo de Chicago, y que ha culminado con esta exposici¨®n, ordenada cronol¨®gicamente y que arranca con un peque?o cuadro de C¨¦zanne, Tres ba?istas, adquirido por Matisse en 1899.
"Le intrigaba C¨¦zanne, aunque nunca lo hab¨ªa entendido del todo. Pero cuando vio este cuadro se enamor¨®, aunque no pod¨ªa pagarlo. Se acababa de casar y su mujer, que recibi¨® un anillo de diamantes por la boda, decidi¨® cambiar el anillo por el cuadro. Ese lienzo es la piedra angular para desarrollar una nueva forma de composici¨®n y trabajo con el color", asegura Elderfield. As¨ª, en la primera sala se ven diversos trabajos inspirados en esa obra, entre ellos Ba?istas con tortuga (1909), que inaugurar¨ªa un periodo caracterizado por el continuo retorno a lienzos pintados previamente. "Los cambios no ocurren de la noche a la ma?ana, por eso hemos querido mostrar c¨®mo se va a acercando a ellos", dice Elderfield. La primera entrega de la escultura La espalda I, tambi¨¦n est¨¢ fechada en 1909. Matisse realizar¨ªa cuatro versiones diferentes en los siguientes 20 a?os, utilizando siempre el molde de la anterior para arrancar.
Sus viajes a Marruecos provocar¨¢n un giro radical en las composiciones de este artista nacido en 1869 y al que su encuentro con otros paisajes hizo interesarse por las estructuras formales y dejar de lado su inter¨¦s por el color. En 1913 pinta tres obras diferentes a todo lo hecho anteriormente: La ventana azul, Flores y plato de cer¨¢mica y Retrato de Madame Matisse. Retratos como Mujer italiana o el espectacular lienzo Los marroqu¨ªes, ambos de 1916, dejan constancia de los atrevimientos de este artista al que tambi¨¦n marc¨® la frustraci¨®n de no poder participar (por su edad) en la I Guerra Mundial. Lo escribi¨® en 1916: "A veces me enferma pensar en todo lo que no estoy participando ni contribuyendo. Trabajo todo lo que puedo... No puedo decir que no luche, pero no es la lucha real".
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