Pedro Botero hace autocr¨ªtica
Es el calor de los calderos lo que m¨¢s reconforta al diablo y le hace revivir cuando desfallece. Fidel Castro goza d¨¢ndole vueltas a la idea de una guerra nuclear. Este pasado lunes apareci¨® en la televisi¨®n oficial cubana -no hay otra- para hablar sobre el inminente conflicto que empezar¨¢ con un ataque de Estados Unidos e Israel contra Ir¨¢n, al que seguir¨¢ una respuesta anticipada de Corea del Norte, "que no puede no ser nuclear", al decir literal del octogenario ex guerrillero y dictador. Asustar a los ni?os es una de las funciones del viejo Pedro Botero. Hace casi 50 a?os, cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica instal¨® 162 cabezas nucleares en misiles desplegados que apuntaban hacia EE UU desde Cuba, supo lo que significaba tener el futuro del planeta pendiente de un hilo. A finales de los setenta, Fidel asegura que volvi¨® a conocer id¨¦ntica sensaci¨®n cuando los 60.000 j¨®venes cubanos a los que mand¨® a combatir en ?frica fueron la diana de un supuesto ataque del Ej¨¦rcito del r¨¦gimen racista sudafricano con armas nucleares suministradas por Israel.
Seg¨²n Fidel, la guerra nuclear deb¨ªa empezar en cuartos del campeonato del mundo de f¨²tbol
Nadie le va discutir la autoridad en materia nuclear a estas alturas. En 1962 Castro era partidario de mantener el pulso nuclear con EE UU, y tuvo que ser Nikita Jruschov quien decidi¨® retirar los misiles despu¨¦s de pactar con Kennedy a sus espaldas. Seg¨²n Castro ha contado en varias ocasiones, no hubiera dudado ni un momento en darle al bot¨®n y desencadenar as¨ª el holocausto at¨®mico. Sabe, pues, de lo que habla cuando rememora su pasado entre los pucheros nucleares. M¨¢s discutible es su capacidad de entendimiento y an¨¢lisis sobre el presente, aunque en su aparici¨®n p¨²blica se rode¨® de supuestos expertos, blandi¨® papeles y recortes y se explay¨® en analistas, citas y cifras para apoyar sus siniestros augurios.
En realidad, su intervenci¨®n televisiva sirvi¨® para desmentir, matizar e incluso disolver una extraordinaria metedura de pata a la que pocos le han prestado atenci¨®n, que puede tener significado pol¨ªtico y en la que lleva ocupado todo el mes de junio. Fidel estaba convencido de que EE UU e Israel aprovechar¨ªan el Campeonato del Mundo de F¨²tbol para desencadenar una guerra nuclear contra Corea del Norte e Ir¨¢n, y quiso publicar sus advertencias en el diario Granma. Primero especul¨®, a prop¨®sito del hundimiento del buque militar surcoreano Cheonan, con la posibilidad de que la guerra empezara con un ataque norteamericano al r¨¦gimen de Pyongyang, que Ir¨¢n aprovechar¨ªa inmediatamente para lanzar un ataque preventivo. Con motivo de las sanciones del Consejo de Seguridad contra Ir¨¢n, cambi¨® el orden de su predicci¨®n: iba a ser un incidente mar¨ªtimo entre iran¨ªes y norteamericanos en el curso de la inspecci¨®n de los buques lo que iba a desencadenar el ataque a Ir¨¢n, y a continuaci¨®n Corea del Norte, a su vez, en previsi¨®n de ser atacada se a?adir¨ªa a la confrontaci¨®n. Puso, adem¨¢s, fecha: en cuartos de final del Campeonato del Mundo de F¨²tbol, que el viejo guerrillero ha seguido entero y con pasi¨®n de nacionalista latinoamericano.
Una de las reflexiones se titula C¨®mo me gustar¨ªa estar equivocado. "A los pueblos pobres del mundo -asegura en otra- no nos queda otra alternativa que enfrentar las consecuencias de la catastr¨®fica guerra nuclear que en brev¨ªsimo tiempo estallar¨¢". Alguien debi¨® reconvenirle por su truculenta precisi¨®n, aunque sin resultado: "Desgraciadamente no tengo nada que rectificar y me responsabilizo plenamente con lo escrito en las ¨²ltimas reflexiones". Por eso insiste en la siguiente: "Es tan evidente lo que va ocurrir que se puede prever de forma casi exacta". Y ante el fracaso predictivo, el viejo satan¨¢s decide hacer autocr¨ªtica, como solo saben hacerlo los buenos jefes de manual marxista-leninista: no era el s¨¢bado 3 de julio como muy tarde cuando empezar¨ªa la guerra, sino el 8 de agosto, cuando se cumpla el plazo de 60 d¨ªas que dio el Consejo de Seguridad para que se compruebe que las sanciones contra Ir¨¢n est¨¢n funcionando. ?El culpable y objeto final de la autocr¨ªtica? Un funcionario del ministerio de Exteriores cubano, que se durmi¨® agotado por el trabajo y omiti¨® unos p¨¢rrafos decisivos para la comprensi¨®n de la resoluci¨®n de Naciones Unidas.
La grabaci¨®n televisiva es del domingo 11 de julio, pocas horas antes de que empezaran las excarcelaciones y expulsiones de presos, una operaci¨®n realizada clandestinamente por el r¨¦gimen, sin que los cubanos de la isla pudieran tener informaci¨®n alguna. Mientras se produc¨ªa esta operaci¨®n, que algunos presentan como un momento trascendental para el cambio, el r¨¦gimen entreten¨ªa a los cubanos con un tenebroso programa dedicado a Fidel, rodeado y reverenciado por un obsequioso periodista y unos silenciosos expertos en la materia, algo as¨ª como el bombero torero y la banda del empastre del an¨¢lisis pol¨ªtico internacional.
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