La noche de los virtuosos encantadores
B¨¦la Flek y Richard Bona deparan, por fin, un concierto delicioso
Anoche tocaba raci¨®n doble, y hasta cu¨¢druple, de virguer¨ªas en Puerta del ?ngel. En el juego de las asociaciones espont¨¢neas, ese en el que si alguien apunta "Mariano" sus amigos exclaman "?elecciones anticipadas!", es imposible responder a "banjo" otra cosa distinta a "B¨¦la Fleck". Nadie imagin¨® jam¨¢s que se le pudiera sacar tanto partido a esa especie de lata redonda con m¨¢stil, pero este neoyorquino de 52 a?os ha trascendido sus posibilidades: del bluegrass original a ese artefacto poderos¨ªsimo de jazz contempor¨¢neo que se llama The Flecktones, pasando por ins¨®litas lecturas de Beethoven y Chopin o su pasmosa alianza de ayer, junto al contrabajista Edgar Meyer y la tabla india de Zakir Hussain. Y todo ello sin perder el gesto de chiquillo travieso.
El tr¨ªo arranca con un tema burbujeante que hace honor a su t¨ªtulo, Bubbles, pero asombra constatar que las cosas, a partir de ese momento, a¨²n van a mejor. Meyer se entiende con Fleck desde hace un cuarto de siglo, alterna la pulsaci¨®n arm¨®nica con el fraseo endiablado y aporta con Em el mejor solo de la noche, con el contrabajo gimiendo como un violonchelo herido y las suites de Bach gravitando en el subconsciente. Hussain es m¨¢s nuevo en la plaza, pero presenta armas con Out of the blue, donde la tabla suena a galopada y al mismo tiempo sugiere intrigantes melod¨ªas orientales.
Imposible disimular la fascinaci¨®n rec¨ªproca que se profesan estos tres instrumentistas b¨¢rbaros: se presentan los unos a los otros y atienden, absortos, al trabajo de cada cual. Son unos virtuosos sin paliativos, pero nunca pulsan o percuten con el mero ¨¢nimo de abrumar. Su reciente ¨¢lbum colectivo, The melody of rhythm, constituye un muy buen ejemplo.
Al bajista camerun¨¦s Richard Bona, admirador de Jaco Pastorius y Weather Report, solo le faltaba redondear la velada con su jazz fusi¨®n vigoroso, ideal para perder m¨¢s kilocalor¨ªas que con esas m¨¢quinas diab¨®licas de las teletiendas. No todo es m¨²sculo: baladas como M'bemba mama tambi¨¦n enamoran desde el primer arpegio.
Su banda parece la ONU: franc¨¦s, holand¨¦s, cubano, estadounidense y brasile?o. Juntos se convierten en una apisonadora de ritmos ¨¦tnicos y hasta latinos, ep¨ªlogo de una noche por fin muy satisfactoria para los m¨¢s de mil espectadores en la Casa de Campo.
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