"Mi copa lleva una vida complicada"
El se?or Giorgio Losa ha ganado su propia copa del mundo: 60 a?os, licenciado en Econ¨®micas, sonrisa t¨ªmida y modales pr¨¢cticos de empresario, es el titular de GDE Bertoni, la empresa familiar a la que en 1972 se le encarg¨® proyectar y construir el galard¨®n para la mejor selecci¨®n del planeta, la copa que ha conquistado Espa?a. No es aficionado al f¨²tbol. Poco le importa que en Sud¨¢frica Italia se haya portado peor que nunca. No eligi¨® a otro equipo para seguir con ilusi¨®n el torneo y no le pic¨® la curiosidad, ni siquiera cuando le reservaron dos plazas en la tribuna de honor del Estadio Ol¨ªmpico de Roma para la final de 1990. Regal¨® las entradas a unos amigos. Sin embargo, cada cuatro a?os, desde hace m¨¢s de 30, es ¨¦l quien forja, cerca de Mil¨¢n, el trofeo dorado de la FIFA.
La Roja levant¨® el trofeo original pero se trajo una copia de lat¨®n ba?ado en oro
Una nueva copa ten¨ªa que reemplazar la Jules Rimet que, seg¨²n el reglamento, fue asignada de forma definitiva al primer pa¨ªs que lleg¨® a ser campe¨®n del mundo tres veces. Ocurri¨® en 1970, en M¨¦xico, cuando Brasil venci¨® a Italia 4-1 en la final y los verdeamarelhas volvieron a casa con la victoria alada en el avi¨®n. La Rimet, con su regusto liberty un poco pasado de moda, deb¨ªa ser sustituida y la Federaci¨®n Internacional abri¨® un concurso.
"Ten¨ªa 20 a?os. Me acuerdo de que estaba estudiando cuando mi padre volvi¨® del trabajo y nos comunic¨® que la empresa fundada por mis abuelos hab¨ªa sido seleccionada entre otras 50 para producir la nueva copa de los mundiales de f¨²tbol". Aquel d¨ªa, cambi¨® la vida de la sociedad, con su decena de empleados, encajada entre las naves y los almacenes industriales de la nebulosa periferia de Mil¨¢n. "El proyecto de nuestro escultor Silvio Gazzaniga representaba una ruptura con la tradici¨®n m¨¢s est¨¢tica: una pelota que surge de la tierra -el verde de la base de malaquita- levantada por dos deportistas, en un acabado din¨¢mico, no pulido". La copa del mundo, seis kilos abundantes de oro de 18 quilates, sali¨® del pueblo milan¨¦s de Paderno Dugnano para emprender su primer viaje hasta Z¨²rich, a la sede de la FIFA, que tiene el copyright en exclusiva. "Aquella es la ¨²nica original. La que levanta el capit¨¢n de la selecci¨®n ganadora en la noche final del torneo", explica Losa, indicando la foto de Beckenbauer sudado, agotado y feliz que la empuja por primera vez hacia el cielo de M¨²nich en 1974. "Lleva debajo una placa redonda donde se graban el pa¨ªs ganador, la fecha y el lugar. Esa se guarda en las oficinas de Z¨²rich y tiene una vida bastante complicada, la pobre", suspira con afecto paterno: "Arrastrada por el mundo por los torneos, estrujada en manifestaciones de los patrocinadores...".
"Cada cuatro a?os fabricamos una copia id¨¦ntica en lat¨®n recubierto de oro. Esa r¨¦plica es la que se lleva el campe¨®n. Adem¨¢s, hay que preparar 66 medallas de oro, plata y bronce y varias placas para todas las federaciones que participan". Entre un mundial y otro la GDE Bertoni produce otros trofeos, para la competici¨®n local de petanca o la gran copa de la Liga de Campeones (sali¨® de Paderno tambi¨¦n la que gan¨® el Bar?a hace dos a?os). Los galardones est¨¢n expuestos en la sala de reuniones, suerte de mausoleo al deporte en miniatura, con las paredes forradas de placas, copas, llaveros y fotos de gente sonriente ense?ando medallas.
Sin embargo, el ni?o mimado de la familia, el modelo de la copa del Mundo de F¨²tbol, est¨¢ guardado en la caja fuerte. "Es lo m¨¢s valioso que tenemos", afirma mientras una media sonrisa deja flotar una pizca de orgullo. Losa saca de la barriga de hierro de la caja tres modelos: uno de cera, uno en yeso y uno en lat¨®n ba?ado en oro. "Nos sirven para producir una nueva. La copia dorada es perfectamente igual al original, aparte de su valor comercial. Si la fundiera me gastar¨ªa m¨¢s en el procedimiento de lo que ganar¨ªa vendiendo el oro que la recubre", observa acunando entre sus brazos al trofeo. Su valor no est¨¢ en el precio. "Mi copa se reconoce en todo el mundo, es un s¨ªmbolo universal que une a los pueblos. Me di cuenta de ello durante un viaje a China. En un pueblito perdido en la campi?a, entr¨¦ en un restaurante y all¨ª estaban copas de cart¨®n colgando del techo. Conoce m¨¢s gente mi trofeo que la c¨²pula de San Pedro. En este sentido, el f¨²tbol es mucho m¨¢s que una simple actividad ag¨®nica. Para saber eso, no hay que ser un forofo".
![Giorgio Losa no es futbolero, pero sabe lo que tiene entre manos. Los moldes originales se guardan en caja fuerte en su f¨¢brica de Mil¨¢n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RSVXJ4NUF4RED5CJA4DJ6UMWKI.jpg?auth=827e83944499687de1f7fd3b7a89f747b32fea46a936a05f544b3e6222160c53&width=414)
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